11

34 2 0
                                    


Megan


Espero que vaya todo bien, Puny. Espero que vaya todo bien, Puny. Espero que vaya todo, Puny. Espero que vaya todo bien, Puny... No paro de pensar en ese mensaje, inocente pero con algo que me revuelve por dentro, al igual que ese estúpido apodo que, en otros momentos, en otras circunstancias, y viniendo de alguien completamente diferente me habrían causado nauseas hasta tal punto que capaz habría esperado a encontrarme con dicha persona para darle un buen bofetón juguetón, fuese quien fuere. Canija mis huevos, y eso que no tengo. Pero no venían de alguien cualquiera, sino de alguien que en sí acababa de conocer y al que podría decirse no había conocido de la mejor manera. Un chico cuyo objetivo parecía esconderse bajo esa fachada de capullo indecente que no se dejaba mangonear por nada ni por nadie, ese que parecía tener un muro de acero contra sentimientos ni emociones pero que, sin embargo, a pesar de los más y los menos, se había comportado de forma tan amable conmigo.

Sus acciones no encajaban para nada con la forma en la que me hablaba ni miraba. Ni a mi ni a nadie, lo que me desconcertaba a niveles que escapaban de mi autocontrol. Por primera vez sentía algo que no había sentido antes, algo desconocido en mi interior que no paraba de revolotear por mi pecho, alertándome al momento. Tenía que dejar de divagar tanto, no estaba en una telenovela ni en ningún tipo de película remántica en la que el chico malo se enamora en dos días de la chica normalita del instituto. No.

Esto era la vida real y debía centrarme en lo que me tocaba, que en estos momentos eran los estudios y entrar en la universidad. No podía distraerme y desviar mi camino de mis metas ipor el simple hecho de que un chico, al que hasta ahora no le había prestado la más mínima atención, haya sido amable conmigo en un par de ocasiones y me haya llevado sobre sus brazos porque me había torcido un tobillo. Es cierto que solo su presencia provoca un estremecimiento por todo el cuerpo de cualquier mujer que esté a en un radio de 20 metros de él, y podría decirse que ahora yo me incluyo en el pack de ''cualquier mujer'', pero no pudo, no podía y no iba a ser.

Decido responderle con un simple gracias, algo seco, por lo que añado al mensaje un emoticono de esos que sonríen con los mofletes sonrojados como si fuera una colegiala virginal en su primer curso de instituo cuando el capitan del equipo de basquet, fútbol, natacion, lanzamiento de discos de Abraham Mateo o lo que sea que hagan en cada país le pone los ojos encima. Me sorprendo a mi misma esperando durante unos minutos una respuesta que no llega, dejando que mis ojos se cerraran de vez en cuando.

Al parecer en una de esas veces que cerré los ojos me quedé comp.etamente dormida, ya que una voz me interrumpe de mi sueño profundo despertándome son sosiego, obligandome a abrir los ojos a pesar de que me habría encantado seguir soñando con ojos verdes y rizos morenos para dirigir mi mirada al mismo doctor que me había visitado justo antes de la cirujía. ¿También tiene turno de mañana? Recuerdo que ayer debían ser casi las 9 de la noche cuando me subieron a planta antes de entrar a quirófano, entre pitos y flautas, y en estos momentos eran las...


—Por la virgen de la macarena— abro unos ojos como platos cuando descubro la hora en la pantalla bloqueada de mi movil—. ¿Las 2:45 de la tarde ya?¿Pero en que clase de coma me he quedado?

El doctor se ríe con algo de fuerza lo que provoca que mi madre, dormida en la camilla de al lado se despierte de un sobresalto. Estaba completamente profunda, lo cual me deja impactada teniendo en cuenta que estaba tapada con nada menos que una sabana de hospital y una fina manta, un chándal completo que se trajo de casa una vez le dijeron que ya había salido de quirófano y yo estaba en el post-operatorio y esa almhoada que era más fina que el papelito con el que envuelven algunas naranjas. La cama era cómoda, eso sí, pero yo había pedido unas 3 mantas más que la que me dieron abajo. O notaba peso encima de mi cuerpo, o ya te digo yo que no hay quien me duerma.

Magnetic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora