Capítulo 3

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(Zoro POV)


Al fin había logrado salir del departamento con el tiempo justo, lleve a Chopper a lo de Makino y Salí con dirección al Baratie, el maldito cocinero nos presentaría a su novia hoy y había estado más irritante de lo normal, me monte en mi moto y salí derrapando a toda la velocidad, como iba atrasado olvide encender el puto GPS, y como las malditas calles cambian de dirección, me metí por una calle que no había visto jamás, gire derrapando intentando encontrar la avenida principal, al doblar la esquina un extraño presentimiento me hizo alzar la vista del camino y por mi visión periférica note algo que me hizo actuar antes de pensar, frene la moto en seco y baje de ella mientras la dejaba en el suelo, tome por el hombro a uno de los tipos que tenían acorralada a aquella mujer en esa oscura esquina y le propine un golpe que mojo mis nudillos con su sangre, eso llamo la atención de los demás mal nacidos que intentaban abusar de ella, la mujer repartía golpes con los ojos cerrados y gracias a mi intervención logro asestarle uno bueno al hijo de puta de más cercano. Tome a otro de la solapa de su camiseta y lo lance lejos, los otros dos salieron corriendo como los cobardes de mierda que eran. La mujer continuaba agazapada lanzando golpes al aire, me acerqué a ella para ayudarla a ponerse de pie cuando sentí el ardiente cosquilleo que te deja una bofetada.

—hey mujer, debes calmarte, ya estas a salvo. — al parecer me escucho, ya que dejo de repartir golpes y abrió los ojos lentamente, me miro directo a los ojos y su respiración comenzó a regularizarse.

— ¿Estás bien? ­— le tendí la mano para ayudarla a ponerse de pie y cuando la tomo sentí una extraña corriente extenderse por mi cuerpo.

—eh?... ah sí... ahora sí, gracias...— comenzó a arreglar su blusa y su pelo, que estaba todo revuelto.

—no hay de que ¿eres de por aquí? —me preocupaba que aquellos hombres la buscaran más tarde para terminar lo que habían empezado.

—no... no soy de por aquí y gracias, pero debo tomar el metro. —aquella afirmación me dejo anonadado, se iría en metro aun después de lo que acababa de pasar?

—Puedo acercarte a la estación del metro si gustas— no pude evitar ofrecerme— este barrio no es seguro. Me miró fijamente por un minuto completo, su mirada tan profunda me hacía sentir que me desnudaba el alma y aquello me ponía de los nervios.

—No es necesario, puedo llegar sola. — en ese momento saco un gas pimienta de su bolso, ¿de verdad creía que con eso sería suficiente?

—para mí no es problema, no creo que eso te sirva de mucho.

—no suelo depender de nadie más que de mí, así que no es necesario que te preocupes, puedo cuidarme sola.

—eso no es lo que parecía hace un momento.

—Eso ocurrió porque me descuide, pero no volverá a pasar. — se notaba que intentaba hacerse la dura, aunque su labio inferior aun temblaba.

—no necesitas hacerte la fuerte, de vez en cuando alguien te puede ayudar

—realmente no es necesario, solo necesito que me dejes marchar para alcanzar el metro de las ocho. — mis amigos decían con frecuencia que yo era terco, pero esta mujer realmente me supero.

—Realmente eres terca. —le dije con sorna

— ¿Cómo se atreve? No me conoce de nada, el haberme ayudado antes no le da ningún derecho. — su postura cambio y su voz dejo de ser amable, aquello levanto mis muros de inmediato.

—solo intente ser amable, pero ya veo que con personas como usted no se puede, eso me pasa por meterme donde no me llaman.

—Pues nadie pidió su ayuda. —aquello me dejo perplejo, ¿lo decía en serio?

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