Capítulo 6

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(Zoro POV)

De verdad no sé qué mierda me pasa, pero desde que vi a esa mujer no la he podido sacar de mi cabeza, cada vez que cierro los ojos veo los suyos aquel par de iris azules como el océano.

Me sentí el bastardo más afortunado cuando la volví a ver en casa de Nami, el puto universo estaba conspirando a mi favor, aquella noche la pude conocer un poco más y no solo era hermosa físicamente, es una mujer inteligente, madura, centrada y sobre todo amable, me encanto su humor negro y el hecho de que encajara tan bien en nuestro grupo, ella y Nami parecieran que siempre han estado con nosotros.

Fui el primero en sugerir que compartiéramos el taxi, en parte para asegurarme de que llegara bien a su casa y la otra parte para saber dónde vive, y no podía creer las cosas del destino, era la misma casa en la que me detuve el otro día, donde escuche que sonaba nuestra música, la persona que bailaba al interior ese día definitivamente había sido ella aquello me dio la oportunidad de hacer la locura que hice esta mañana, cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, Robin ya había abierto la puerta, en realidad no tenía idea de dónde venían las palabras que le estaba diciendo, solo salían, nunca me he comportado así, pero estoy seguro de que quiero conocerla, esta mujer me vuelve loco, lo cual es una soberna ridiculez, nunca he creído en tontas ideas de amor a primera vista o mierdas como esas.

En el momento en que Robin subió a cambiarse de ropa me levanté del sofá y comencé a mirar las fotografías que tenía colgando en una pared, había de ella desde que era niña, con su diploma de la universidad junto a una mujer que supongo es su madre, ya que es igual a ella, solo que la mujer tenía el cabello blanco, al igual que el hombre a su lado, también había fotografías de otra niña y en algunas salían las dos, o los cuatro.

- Ya estoy lista. - su silenciosa llagada me tomo por sorpresa, me gire automáticamente y no pude evitar analizarla con la mirada, se ve hermosa y por un instante quede sin palabras.

- Wow, el pijama te quedaba excelente, pero esa ropa te queda mejor. - me golpee mentalmente por aquel cumplido tan absurdo, aunque su sonrojo me provoco una sonrisa genuina

- Gracias. - su voz fue tímida

- ¿nos vamos entonces? - sugerí alzando una ceja y ella solo asintió ante eso.

Le entregue el segundo casco para la moto una vez que salimos de su casa, cerro todas las puertas y guardo las llaves y sus gafas de sol en el bolso.

- Agárrate fuerte, no tengas miedo. - dije esas palabras con una sonrisa ladina y en cuanto sentí sus manos aferrarse a mi cintura, encendí el GPS, hice rugir el motor y salí con dirección a la playa.

Corrí al límite de la velocidad, no quería asustarla, pero si lucirme como un gran conductor, estacione en el lugar habilitado para motocicletas y baje.

- ¿estás bien? - le pregunte ayudándola a bajar.

- Sí, eso fue increíblemente liberador. - supuse que le gustaría el paseo, ya que no opuso ninguna resistencia de subirse a mi nena.

- Por eso amo andar en moto. - confesé y comenzamos a caminar. - ¿Dónde te gustaría desayunar? - la verdad me importaba una mierda donde fuéramos, solo quería pasar tiempo con ella y conocerla.

- Cualquier lugar está bien. - me respondió mirando el mar

- Vamos a buscar algo entonces. - Robin comenzó a caminar y yo me dispuse a caminar junto a ella, llegamos a un pequeño restaurant de playa, ordené unos huevos revueltos y un vaso de soda, Robin por su parte pidió un sándwich y una taza de café.

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