Tres

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CAPÍTULO 3
“DESCUBRIENDO Y LUCHANDO CONTRA EL DOLOR”

Comencé por vigilar a mi mejor amiga. Las cosas que decía a mi espalda eran horribles, al parecer su nueva compañera era Nami, una asiática creída que solo se preocupaba por verse bien.

—Es tan estúpida —resopló Susan a Nami en el baño de la escuela mientras se retocaban el maquillaje-. Lo que más odio me da es su novio, es hermoso, como te había dicho ayer, parece modelo y la muy tonta va tan despacio con él que casi no parece como si estuviesen juntos. Si tan solo tuviese la oportunidad de conocerlo te aseguro que no volverían a quedar.

Me quedé perpleja con sus frías palabras dichas con tanto desprecio e incluso asco. Era una completa hipócrita mentirosa.

-Te he dicho mil veces que dejes de andar con ella, es una mugrosa -Nami intervino-. ¿Es que no la ves? Ni siquiera se peina -ok, eso era cierto, casi siempre salía muy apurada de la casa porque me cogía tarde pero la verdad es que no necesitaba peinarme, mi cabello era lacio, ni siquiera se enrredaba-. Y lo de su novio, es fácil, eres mucho más hermosa que ella, puedes ir tras él en cualquier momento, te aseguro que no te dirá que no.

La rabia me estaba consumiendo pero estaba tratando con todas mis fuerzas de contenerme.

-Lo se, el lío es que obtengo muchas cosas de ella, si hago algo que me haga perderla no podré aprovecharme de su dinero. ¿Sabías que cuando vamos de compras ella es la que lo paga todo? -se burló-. Tan tonta que es.

Dejé salir todo y con mis puños rompí los espejos, ambas gritaron y seguidamente les di patadas a las puertas de los baños con rabia e incluso recibieron par de cachetadas, sus asustadizas caras no tenían precio pero no me divertía. Me dolía que la que fue mi mejor amiga desde que llegué aquí pensara de esa forma, que se hubiese aprovechado tan descaradamente de mi cuando todo lo que hacía, lo hacía porque le tenía aprecio, por ser amable, porque a pesar de todo la quería.

Salí del baño y paré en seco. Mi sustituta estaba afuera tapándose la boca con una mano y la otra apretando el puño tanto que se veía blanco. En sus mejillas habían par de lágrimas y en cuanto vió la puerta abrirse por mí salió huyendo pensando que ya iban a salir esas dos. Bueno, alguien también había escuchado la conversación.

Ese día no pude hacer más nada que volver a casa y acostarme a dormir en el sofá porque el dolor de cabeza no se iba. Mi sustituta hizo lo mismo que yo, llegó a casa, comió algo, se ducho y se encerró en su cuarto. Pobrecita. Perder la única persona que se te había acercado luego de empezar una nueva vida en un nuevo país se sentía muy feo.

A mi me dolía muchísimo la cabeza, tanto que creí que iba a explotar en fiebre. Al parecer cuando interactuaba mucho en la realidad de los demás, o sea en el mundo, me comenzaba a doler la cabeza, quizás porque requería de mucho esfuerzo o quién sabe qué. El dolor era horrible y me atormentaba. Me sucedía mucho así que comencé a evitar interactuar demasiado y que nadie notaste nada raro o sea, que no me viesen abriendo puertas y tal.

Pasó otra semana rápidamente en dónde entré en una especie de depresión dónde me la pasaba en mi cama mientras mi otro yo del mundo real estaba en la escuela. Esa noche el ser recibió un mensaje de Dereck que decía:

"Amor, me quedaré unos días más con mis abuelos o quizás una semana, te aviso cuando vuelva".

Y me pareció raro. El disfrutaba más estar solo en su apartamento jugando videojuegos o haciendo cualquier cosa en soledad. Pero ignore esos pensamientos y di una caminata nocturna por la ciudad hasta que me quedé a dormir en el césped de un parque observando las estrellas.

Desperté con dolor en el cuerpo con los primeros rayos del sol y volví a casa. Todos dormían, pero estaba completamente segura de que pronto se despertarían. Yo solamente comí algo y esperé a que mi yo despertase.

Otro día pasó y ya estaba oscureciendo cuando se me ocurrió la idea de dejar de dormir en el sofá y dormir en casa de mi novio. Cómo no estaba podría utilizar su cama y sus cosas sin que se diera cuenta que alguien había estado allí. Así que me dirigí a su apartamento y al empujar la manija de la puerta me di cuenta que estaba abierta. Nadie se va de viaje y deja su casa sin seguro. Entré y lo primero que oí fueron gemidos.

Esperé lo peor.

Y ahí estaba él.

Follando a una rubia con pasión y deseo.

Sentí que se me dividió el alma y mi dignidad calló al suelo. La sensación de vacío que llevaba hace semanas en el pecho se agravó. Yo no quitaba la vista de esa asquerosa escena. Cuánto hubiese deseado que me hubiesen visto. Me sentía como basura, no se detendrían, ni sentirían vergüenza, él no me caería atrás diciendo que era un error o que tenía explicaciones o cualquier basura, eso no pasaría porque no podían verme.

Salí lo más rápido que pude con lágrimas en los ojos y una terrible sensación de traición. Últimamente no me pasaban más que cosas malas, la vida que llevaba viviendo hasta ahora era una mentira constante, esa vida estaba patas arriba. No quería pasar mis días como espectadora de una vida la que creía perfecta y ver cómo poco a poco se iba por la borda todo lo que había construido. Ver cómo alguien más que irónicamente era yo vivía la que era mi vida e ingenuamente se tragaba las mentiras de los demás.

Ya todo estaba hecho pedazos y yo estaba cansada, cansada de no entender las cosas, de ser invisible, de fingir ser un fantasma, de todas las personas que me rodeaban. Así que hice lo que creí que era mejor para mí.

Huí.

Sin pensarlo me cole en un avión hacia Maryland, Estados Unidos.

Dónde empezaría una nueva vida.

***

Cuatro meses pasaron y cada día era igual a otro, el mismo vacío en el pecho, la misma soledad que tanto me afectaba y así sucesivamente. La depresión se había apoderado de mi cabeza de forma muy negativa, de la nada comenzaba a llorar y cada vez más me sentía con menos ganas de seguir viviendo o lo que fuera que estuviese haciendo. Podía pasarme días sin comer que no sentía hambre, todo se resumía a un horrible dolor de cabeza.

Con el tiempo noté que ya no podía tocar a las personas; objetos y animales si, pero a los humanos no y eso me causo mucha desesperación. Sentía un constante miedo a la idea de desaparecer ya que en el fondo no quería hacerlo. Y eso hizo que mi situación empeorarse, cada vez me sentía más ansiosa, muchas veces temblaba de miedo y terminaba caminando por las calles desorientada hasta las altas horas de la madrugada. La soledad era arrasadora, muchas veces me encontraba hablando con algún maniquí de una tienda, algún animal callejero e incluso hasta conmigo misma.

Un día me levanté con la idea de seguir adelante y divertirme.

De vivir.

Así que viajé por todos los Estados Unidos, fui a parques de diversiones, hoteles y a toda clase de lugar que nunca pensé en visitar e incluso me entretuve muchísimo viendo las personas y sentí que mejoraba. Dejé de sentirme tan vacía. Fui a teatros y shows, galerías de arte, museos, restaurantes de primera calidad, me colé en mansiones y fui a los mejores bares. Visité las Vegas y pasé los momentos más divertidos de toda mi vida.

De esa forma transcurrió el tiempo, viviendo al máximo.

Y en parte había olvidado mi anterior vida. Esto era mucho mejor, siempre había algo nuevo por ver, un sabor nuevo que probar, un lugar al que visitar y algo que aprender. Podía ir a dónde quisiese sin pasar trabajo y hacer lo primero que se me ocurriera, sin leyes, ni restricciones, ni miedo al que diría la gente.

Pero dicen que lo bueno dura poco.

Y dejé de sentir.

Había probado y visto casi todo, nada me sorprendía, todo era muy trivial y los lugares se me hacían iguales. Él vacío volvió y mi soledad se agravó. Necesitaba mantener una conversación con alguien que no fuese un perro de la calle o una planta.

Necesitaba que alguien me notaste.

Un hola.

Un contacto físico.

Algo.

Cualquier cosa que me hiciera sentir realmente viva.

Intersección [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora