CAPÍTULO 8
"CUESTIONES INIMAGINABLES"Al salir del almacén en dónde me encontraba me quedé completamente inmóvil y hasta se me olvidó respirar. Los pasillos de la universidad estaban repletos de monstruos.
Si, monstruos.
Escalofriantes y deformes. Unos pegados de las paredes y otros simplemente caminando por ahí. Reaccioné horrorizada y comencé a correr entre los amplios pasillos, esquivando a las criaturas y evitando a toda costa que me tocaran. Mi pulso descontrolado amenazaba con hacerme desvanecer.
¿Que eran todas esas horribles criaturas?
¿Estaba alucinando?
¿Acaso había perdido la cabeza?
Era muy perturbador ver a los estudiantes con alguna criatura aferrada a ellos, y estos como si nada. Parecía que no los veían, no los sentían, no se daban cuenta de nada.
Logré salir de la universidad lo más rápido posible sin mirar atrás. Mis manos y piernas temblaban, estaba muy nerviosa y en un constante estado de alerta. Quería llorar, tenía miedo, me sentía muy desorientada y vulnerable. El dolor en mi entrecejo me aturdía, cada vez dolía con más intensidad, dolor que me recorría toda la cabeza hasta la cervical.
Mis esperanzas de estar a salvo fuera de la universidad se desvanecieron. En la calle estaban por todos lados, incluso en el cielo se veían unos volando. La mayoría eran criaturas híbridas deformadas, animales fusionados con animales, animales fusionados con humanos; incluso humanos sin rostros o sin nada dónde iban los ojos.
Era muy perturbador, cuando menos lo esperaba surgía uno nuevo de la nada. ¿Miedo? No, yo estaba sumida en la desesperación. Traté de alejarme de todo aquello, principalmente de los humanos, qué era donde más se encontraban aquellas extrañas y asquerosas criaturas.
¿Qué de dónde habían salido? No tenía la menor idea, había sido tan repentino.
Eran demasiadas cosas para mi cerebro así que por alguna razón de momento me sentí demasiado cansada y acompañado de un mareo, se me cerraron los ojos.
***
Desperté en el cementerio preguntándome qué me había pasado y como llegué ahí. Lo que me hizo pensar en el extraño que era capaz de verme. Lo busqué con mis ojos por los alrededores pero no había nadie. Lo que llamó toda mi atención fue mi pie, el que estaba encadenado a un poste de luz roto.
¿Porqué me había encadenado ese tipo?
Me quedé pacientemente esperando y luego de unas cuatro horas, lo que me pareció una eternidad, él apareció.
-No pensé que despertarías tan pronto .
-Te estoy esperando hace casi cinco horas -traté de sonar lo más calmada que pude-. ¿Me podrías explicar porqué estoy encadenada como si fuese un animal?
-Cierto, no es nada -noté la ironía-. Sólo te encontré tirada a unas cuadras de aquí y cuando traté de verificar si seguías viva comenzaste gritar y golpearme como loca balbuceando incoherencias. ¿Estás bien? Por un momento pensé que ibas a perder la cabeza por completo.
Una vez que lo dijo lo recordé. En aquel instante el miedo se había apoderado de mi y mi sentido común había desaparecido por completo. No podía juzgarme, estaba en una situación bastante delicada y con la cabeza llena de preguntas.
-Estoy bien, ahora lo recuerdo -respondí avergonzada.
-Bien. Por tu comportamiento imagino que terminaste de leer el libro.
-Lo hice -afirmé con seguridad.
-¿Y?
-Y tengo muchas preguntas. Sería estupendo que me soltases antes de empezar alguna conversación ¿No crees? -agregé con sarcasmo.
-Ah, si.
Me liberó en cuestiones de segundos. Me sorprendía la agilidad con la que realizaba cada movimiento, no era la primera vez que lo notaba. Cuando me asustó la primera vez que lo ví también pasó de estar varios metros de distancia a detrás de mi, sin hacer ningún tipo de sonido.
-Vamos.
Me dió la espalda y comenzó a caminar entre las lápidas. Sin preguntar hacia dónde iba, lo seguí.
Me preguntaba dónde estaban todas las bestias monstruosas que había visto. Todo alrededor lucía normal, sin ningúna criatura alrededor. ¿Me estaba volviendo loca o qué?
-¿En dónde están los monstruos?
-¿Monstruos? -soltó una carcajada.
-Sí, estaban por todos lados y surgían de la nada. ¿Me estoy volviendo loca?
Su risa se hizo más fuerte, al parecer le divertía. Yo no le veía nada de gracia al asunto.
-¿Puedes ser más serio? Esto es importante -reproché.
-Eres tan ingenua -soltó-. Hablamos adentro, aquí no es seguro.
Sus pasos eran firmes y seguros pero al mismo tiempo notaba en él cierta cautela, como si estuviese en constante vigilia. Al fondo del cementerio se encontraba una especie de iglesia abandonada. La pintura se le había caído por completo dejándola en completo cemento con un un mojo negruzco envolviendola. Lucía un tanto tenebrosa. No íbamos entrar ahí, ¿O si? Acertando a mis pensamientos abrió la vieja puerta de hierro oxidado.
-Por fuera es sólo una fachada -agregó al ver mi sorpresa.
El interior era totalmente distinto y no era para nada lo que imaginaba que sería. En mi cabeza se hacían imágenes de suciedad, telarañas, inclusive bichos, pero no; todo estaba meticulosamente limpio, organizado, reluciente.
La típica estructura de pequeña iglesia abandonada que se veía desde afuera adentro era otro mundo, frente a mis ojos yacía un amplio salón con el suelo de mármol, tan blanco y brillante que reflectaba. Las paredes adornaban cuadros antiguos del renacimiento, reconocí la última cena y el popular fragmento de la Capilla Sixtina. No conocía los demás, tampoco era que supiera mucho de pintura. Todo alrededor se caracterizaba por tener un aspecto luminoso, recordándome a las catedrales góticas de los siglos atrás.
El salón se veía prácticamente vacío, por el exceso de espacio. En el medio caía del techo una gran lámpara de lujo, debajo de esta se encontraban muebles grandes blancos, lucían cómodos, como una nube. Y en algunos lados de las paredes habían pequeñas mesitas con jarrones de cristal y cosas así en forma de adorno.
-Esto también es parte de la fachada -volvió a decir mientras yo contemplaba los alrededores-. Sigamos.
¿Cómo que fachada? ¿¿Había más?? Sin poder decir nada le seguí. Al final del salón abrió una puerta de madera negra la que daba paso a una escalera que bajaba. Tuve que tocar el frío mármol de las paredes, me era tentador, era tan lindo. Las escaleras terminaron y lo que mis ojos veían era irreal. Había un pasillo, pero las paredes de los lados era de un grueso cristal transparente, casi inexistente.
A través del lado izquierdo se formaba un acuario, grande, como si abarcara todo un mar. Tenía vida marina real, corales, peces de todos tipos, colores. Pero por el cristal del lado derecho ví una especie de mundo, una biosfera.
Era sorprendente, mágico, increíble. El paisaje estaba compuesto por varias montañas verdes con cascadas que atravesaban un espeso bosque. Entonces noté que se trataba del principio de nuestro mundo. Estaba compuesto de dinosaurios, si, dinosaurios ¿Reales? No lo sabía, pero se veía tan real como el tipo que caminaba frente a mí y yo. Algunas especies volaban, la vista era simplemente hermosa.
-Me gustan los dinosaurios -explicó.
-¿Es real?
Asintió.
-¿Cómo? -pregunté atónita.
¿Cómo podía estar todo esto debajo de un cementerio? El espacio que abarcaba era enorme, no podía ser normal. Esto no podía estar dentro de las leyes de la física.
-Estás en otra dimensión. En este mundo todo es posible, no hay límites, ni leyes, sólo magia.
¿Magia?
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Intersección [En Curso]
FantasyAtrapada en un plano paralelo inaccesible, ¿Podrá descifrar el enigma y regresar? Descubre un mundo donde la realidad se entrelaza con lo inimaginable. Un viaje sorprendente que desafía todo lo conocido. ¿Se resistirá a la tentación de lo desconoci...