Amar

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Londres, Inglaterra
Mansión de Elliot Graham
En la tarde

Amelie se encontraba en el jardín de su nueva mansión muy feliz con la vida que tenía.

Hace algunos días había llegado Elliot y en la noche le había comunicado la gran noticia. Su esposo se alegro tanto que la beso y la alzó muy contento en la sala. Ya después continuaron la celebración de su primer hijo juntos en el dormitorio hasta la madrugada.

Sí. La vida era maravillosa para ella y la familia que estaba formando.

Normalmente se levantaba un poco más temprano que su esposo, pero hoy había hecho una excepción. Quería dormir un poco más que antes y disfrutar de un buen sueño antes de comenzar a cuidar a un bebé nuevamente.

Hacía tanto tiempo que no lo hacía, que se sentía cómo una  madre primeriza.

Luego de un rato decidió levantarse para ir a desayunar seguramente sola debido a lo tarde que era y cuando le preguntó al personal por su esposo se confirmó lo que pensaba.

Ya sabia toda su familia y amigos de su nuevo embarazo así que dentro de dos meses haría un baby shower en el que su hijo probablemente podría asistir al ya estar en el país. Había escuchado que tenía una nueva novia y que eran muy felices.

Ella siempre había pensado que volvería con Belle, pero al parecer no iba a ser posible. Bueno, la felicidad de su hijo era lo único que le importaba y si era feliz entonces recibiría a la chica con los brazos abiertos. La trataría cómo a otra hija.

Al terminar de desayunar Amelie empezó a pensar en todo lo que haría en su casa la cual ya estaba decorada para ambos. Luego de pensarlo mucho decidió que era el momento de hacer las cuentas de la casa, ver el jardín y comenzar otra vez con la alfarería. Ahora que ya no era necesario ocultarlo tenía un cuarto sólo para ella y su esposo le había dicho que si quería podían traerle un maestro para que le enseñará más sobre el tema.

Era una de las muchas cosas por las cuales había descubierto qué amaba a su marido. Él la quería tal y cómo era aparte de que la apoyaba en todo lo que se propusiera. No se arrepentía de haberse casado con él y estaba segura de que no se arrepentiría nunca.

En el momento en el que iba al jardín se encontró con su esposo que estaba llegando de algún lugar al qué hubiera ido con un gran ramo de flores que le hizo sonreir de felicidad al ver que al fin se sentía amada por alguien.

Cuando estuvieron juntos Amelie no pudo evitar robarle un beso en los labios antes de que él le entregará el ramo de flores.

- Te amo. - Le dijo ella.

Era sorprendente cómo es que apenas se había atrevido a decirlo en voz alta y sin titubear. Y se sentía maravilloso decirlo por fin. Era como estar en la eterna primavera a pesar de que estuvieran en verano.

Elliot la miró un momento y le alzó el rostro cómo si no pudiera creer lo que acababa de oír. Luego de un momento empezó a sonreir y Amelie decidió decírselo de nuevo.

- Te amo... Te amo tanto.. Soy tan feliz contigo. Nunca pensé que sentiría tanta dicha alguna vez en mi vida como Emilie cuando se casó. - Le admitió.

Elliot solamente pudo darle un beso para luego estrecharle en sus brazos muy contento de saber que Amelie lo amaba tanto cómo él a ella durante todo ese tiempo. Y en ese momento no pudo evitar confesarle su amor.

- Te amo... Creo que siempre lo he hecho.. Y la razón por la que me aleje tanto tiempo de tú lado es que te amaba demasiado para soportar el hecho de que no podría tenerte a mi lado... Y ahora siento que esto es un sueño sobre todo ahora que me dijes qué tú también me amas. - Dijo contento antes de volver a besarla.

Estuvieron durante un momento en el jardín besándose hasta que llegó el momento de separarse por la falta de aire de pronto Amelie decidió preguntarle algo.

- ¿Crees que es posible tener todo está felicidad para siempre?. - Le preguntó de repente.

Su esposo se detuvo un momento para responder. Lo más probable es que fuera para darle la respuesta más honesta posible. Ella apreciaba el hecho de que no quisiera mentirle.

- Creo que vamos a ser felices todo el tiempo que podamos, pero así cómo tenemos momentos felices también vamos a pasar por momentos en los cuales quizá peleemos o no estemos de acuerdo con lo que piense el otro.. Eso será inevitable. - Le dijo.

- Entonces ¿Cómo podrá sobrevir nuestra familia y amor a todos esos momentos que espero que sean pocos en nuestra vida. - Le pregunto.

Al mirar sus ojos pudo ver que reflejaban curiosidad y un miedo por perder todo lo maravilloso y armonioso qué tenían. No quería admitirlo, pero el también tenía miedo de que todo esto terminará al ser demasiado perfecto.

- Creo que la forma de impedirlo es recordar lo mucho que nos amamos y a pesar de la gran cantidad de candidatos qué hubiéramos elegido para casarnos nos escogimos porque nos amamos.. Siempre habrá que recordar que a pesar de todo nos amamos. - Dijo luego de meditarlo un poco.

Era la mejor respuesta que se le ocurría para la pregunta de Amelie esperando que fuera la adecuada.

El rostro de Amelie cambio de repente para volver a estar feliz.

- Pues entonces no habrá problema porque pienso decirte que te amo todos los días de mi vida... Tanto que te vas a cansar de mí. - Le dijo.

Elliot tomó sus manos y se las llevó a sus labios para besarlas tiernamente.

- Nunca me cansaría de escucharte decirme que me amas porque creo que llevó toda una vida queriendo escuchar esas palabras de tus labios. - Le dijo.

Con esa conversación terminada y ambos conscientes de que se amaban regresaron a la casa para poder hacer planes para su futuro hijo o hija además de la llegada de Félix.

Definitivamente era una dicha amar y ser amado.

Amores Verdaderos. Miraculous Ladybug. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora