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Abro los ojos cuando siento que mí cuerpo pide levantarse, me estiró lentamente hasta que reacciono al ver en donde estaba.

Habitación blanca, olor masculino, regalos pegados en la pared de la habitación de.... Mierda, me había quedado dormida en el cuarto de Ethan Baker. Carajo. Me levanto de golpe para ver si él estaba, pero me encontraba sola. Si, sola, eso me alivió un poco, aún qué lo que pasó a continuación fue asustarme, me mire por completo bajo las sábanas y seguía con la ropa que me había prestado el día anterior.

Suelto un suspiro tranquilizador al verme vestida, pero me empiezo a preocupar cuando recuerdo lo que pasó ayer. La pesadilla... El grito.... El llanto.... la tranquilidad al escucharlo tararear unas de las canciones que más adoraba. Es ahí donde me di cuenta que después de tantos problemas, él me había dado la calma. Es como si escucharás las olas moverse, la arena suave en tus pies, el sol caliente dándote paz. Eso lo que me había dado, paz y calma con tan solo escucharlo tararear.

Me levanto de la cama yendo directo al baño, necesitaba lavarme los dientes, así que como técnica vieja agarré mí dedo con pasta dental y empecé a limpiarmelos, no iba hacer mucho pero por lo menos tenía un aliento diferente.

Después de retocarme un poco el desastroso pelo que tenía baje hacía la cocina, desde la segunda planta se sentía un olor diferente, a comida, si , eso era.

-Buen día - saludo

-Buen día, castaña - me sonríe mirándome de reojo - ¿Te gusta los panqueques?

-Si

-Perfecto - dice feliz mientras que ponía los panqueques en la barra que había en la cocina - ¿Café o...?

-Café Ethan - lo interrumpí cuando veo que va seguir preguntando cosas. Me siento en los taburetes de la barra y el hace lo mismo cuando tiene el desayuno listo

-Veo que la ropa mia te queda mejor a vos que a mí - siento como mis mejillas se ponen rojas al instante

No digo nada, solo desayuno lo que había hecho, admito que estaba rico.

-¿Tú cocinas? - pregunto cuando el silencio se hace más prolongado de lo normal

-Muy pocas veces

-Ya- asiento tomando el último sorbo de café

-Leah - lo miro, el tenía una sonrisa ladeada - ¿Pasarias la tarde conmigo?

-Pero tengo que regresar- me justifico, se que puedo volver cuando quiera y que mis dos mejores amigos no me iban a controlar pero necesitaba estudiar y hacer trabajos para la universidad

¿Por qué querría que me quedase con el? Una pregunta bastante complicada de contestar ya que no le iba a decir nada, no pensaba soltarle ni una mínima pregunta

-Te lo ruego

-Esta bien - acepto indecisa - ¿Tú no tienes ensayo?

-¿Hoy? - ríe. Lo miro sin entender ante su gracia, ¿qué es lo que le causaba tanta gracia? Y como si me hubiese leído la mente responde: - los sábados, como pudiste ver, no ensayamos. Tenemos dos días de descanso. Sábados y domingos, es como si fuera un trabajo, aunque lo es. Pero Mar nuestra mánager siempre nos deja algún que otro día libre además de los normales

Asiento a su explicación

-¿Nunca tocan o mejor dicho ensayan un sábado o domingo?

-Depende las ganas también, Leah - me mira con cautela, y la mini sonrisa aparece devuelta en él - ¿Te levantaste preguntona o que?

-Soy curiosa - me defiendo con una mueca de enojada

-Ya - niega para después ponerse a lavar lo usado.

La Primera Nota Músical [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora