Todo en su mundo era trabajo, alguna salida de una noche con alguna mujer y de nuevo trabajo; un hombre con un gran ego y estricto al parecer, el lo llamaba ser profecional. A su edad había conseguido todo su éxito, bloqueando toda relación familiar...
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– ¿Qué? – se alarmó al instante, llamando más la atención de Taehyung.
– Hablas tan bien de él, no suena como admiración del tipo laboral, suena a que me hablas de un crush.
Jeon reacciono ¿lo hacía? – Ah – soltó una risa – No, que cosas dices, el señor Kim, ¿gustarme a mí? – reía bajito, desde su lugar Taehyung no pudo evitar sentirse nervioso. Jeon raspo un poco su garganta sintiendo asustado y a la vez un tanto nervioso. Imposible que le gustará, era... era el señor Kim. Negó varias veces para sí – Él es un hombre mayor, si notas nuestra gran diferencia de personalidad, de edad; además puede ser amable, pero es un tanto anticuado, ya sabes – soltó un bostezo – tengo sueño hablamos luego, adiós, te amo.
Colgó casi al momento guardando su celular entre sus manos. Quedo regido en la cama, parecía en shock y su respiración ahora estaba pesando.
Taehyung bufo ofendido. ¿Anticuado? Además ¿insinuó que era viejo?
Mientras Kim pensaba en las palabras que lo habían descrito, Jeon pensaba en la pregunta de su novio. ¿Podría haber alguna posibilidad siquiera? El señor Kim...
– No – susurra – Él podría...
– Vengo por mis cosas – entro de la nada sin mirarle directo.
Jungkook sintió un extraño cosquilleo la verlo, quizás se trataba de la tensión que recién tenía. No debía asumir nada, pero sabía que tampoco descartar.
– Oh, ah claro – sonrió siguiéndolo con la mirada. El tensaba la mandíbula, tomando su ropa y metiéndola en su maleta. Entendía que ya estaba mejor de salud, no necesitaba ser cuidado por Kim, no había razón por la que él se quedara ahí.
Una vez termino, tomo sus maletas y se dirigió a la puerta, tomo la perilla, pero se quedó un par de segundos ahí.
– Descansa – dijo de manera distante y algo indiferente antes de salir.
Jungkook pudo expulsar el aire de sus pulmones. Una risa escapó de sus labios, se sentía más asustado por la idea ahora.
– No, no, imposible.
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