Todo en su mundo era trabajo, alguna salida de una noche con alguna mujer y de nuevo trabajo; un hombre con un gran ego y estricto al parecer, el lo llamaba ser profecional. A su edad había conseguido todo su éxito, bloqueando toda relación familiar...
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Taehyung entro a su habitación en una batalla de besos exasperados. Apenas pateo la puerta para cerrarla, cuando ya era guiado a su cama. Las manos inquietas habían comenzado a explorar su pecho después de desabotonar su camisa. Dejó caer el fino cuerpo en su cama, para acomodarse mejor sobre este y dejar que sus manos vagasen por las delgadas piernas subiendo en el proceso los pliegues de aquel vestido.
La mujer, no era más una que una conocida de esa ciudad, la amiga de un amigo que una vez fue de visita a Seúl y le paso su número, agradecía no haberlo borrado, porque necesitaba de esto ahora... o eso quería pensar él. Parecía desesperado, aún más que otras veces, era brusco e iba rápido; había levantado aquel vestido más allá de la cintura de la mujer, ella comenzaba a gemir con más fuerza cuando Taehyung inició sus embestidas por encima de la ropa interior mientras se enfocaba en repartir bruscos besos en el cuello de ella.
Desde que llegaron al extremo de JinJu no cruzo más palabras con Jungkook, estaba en un punto de alteración, encapsulado, oprimido, había tanto en su cabeza que solo quería librarse de ello. Mañana viajarían a Busan, solo podía pensar que después de los días ahí volverían y ¿Entonces qué? ¿Cómo podría actuar después de lo que descubrió de sí con respecto a Jeon? Incluso mencionarlo en voz alta le parecía malo.
Tampoco es que haya decidido de la nada solo salir y acostarse con alguna mujer, hasta hace una hora ni siquiera lo había considerado, pensaba solo recoger los documentos y llegar al hotel con Jungkook, pasarlo normal, pero el chico no le dirigía palabra, entonces decidió salir a distraerse y que mejor que con alguien ya conocido o más bien conocida. Aún que el mismo sabía muy bien por qué recurrió a ella, porque ahora la había traído a su habitación aun reconociendo que comenzaba a removerse algo en su interior por el chiquillo con el que vino.
La mujer subió más su vestido, tratando de quitarse la ropa interior, pero las manos de Kim la detuvieron, él le sujeto con firmeza la cintura, fingiendo embestidas, levantó el torso tirando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, sus movimientos eran tan desesperados.
Veía los labios de Jungkook entreabiertos, buscando respirar, sus manos de aferraban a las suyas sobre su cintura, las piernas a cada lado de su cintura, el chico gemía en alto, su precioso rostro se contraía de placer; a Taehyung le encantaba como se veía esto.
– Señor Kim – lo escucho llamar con hermosa voz.
Taehyung le miro, encontrándose con es la mujer bajo su cuerpo. Los colores bajaron de rostro. Había imaginado a Jungkook, al joven chico que era su pasante.
– ¿Qué pasa? – Pregunto la mujer al notar a Kim paralizado.
– Yo... Yo... Sobraba decir que estaba asustado por su imaginación. Se movió rápido apartándose del cuerpo de ella. Fue por su camisa para comenzar a ponérsela.
– ¿No continuaremos? Vine hasta aquí por nada.
– Ten – entendió un par de billetes que había sacado de sus pantalones – paga un taxi, lo lamento – dijo antes de salir a prisas de la habitación. Estaba mal.
