- Narra Shingo -
Como predije en mi último pensamiento, hoy será un día aburrido. Hoy iré a la academia, no a estudiar hoy, solo a pedir mi uniforme y a dar un pequeño tour por la escuela.
Podrá ser algo aburrido pero ni modo, toca hacer algo normal.Me levanté de la cama y fui a darme un baño largo de casi media hora. Luego, me cepillé los dientes y me fui a mi cuarto a ponerme ropa algo formal. Me hice un peinado bonito y me puse unos lentes de sol.
Fui a la sala a avisarles a mi familia que ya me iba a la academia.
Shingo: Mamá, abuelos. Ya me voy, regreso en un rato.- Dije despidiendome de mis familiares.
Mamá: Adiós hijo, cuídate.- Dijo despidiéndose.
Abuela/Abuelo: Cuídate mi niño/Adiós Shingo, cuídate.- Se despidieron ambos.
Abrí la puerta la mi casa y salí en dirección a la academia Kuoh.
Caminando me queda algo lejos, pero se agradece la caminata. Luego de unos minutos caminando, llegué a la academia, hoy es lunes y hay clases.
Logré visualizar muchas chicas, normal, antes era una academia exclusiva de mujeres y hace poco la hicieron mixta, pero bueno.
Recibí algunas miradas, mayoritariamente, de algunas chicas, pero no importa. En fin, vi a una chica que me miraba y me le acerqué para preguntarle si me podría ayudar a encontrar la oficina del director.
Shingo: Este, hola, ¿me podrías guiar a la oficina del director?- Pregunté serenamente.
(Apariencia del Prota con Lentes)
Chica: Eh, si, sólo sígueme por favor.- Me dijo amablemente.
Shingo: Gracias.- Le agradecí.
La chica me comenzó a guiar y en lo que caminábamos, me hizo algunas preguntas.
Chica: Por cierto, ¿eres un nuevo estudiante?- Me preguntó mientras me miraba de reojo.
Shingo: Si, estudiaré aquí mañana, o eso creo.- Respondí no tan seguro.
Chica: Y, ¿podría saber tu nombre?- Me preguntó mientras entrábamos al edificio.
Shingo: Me llamo Hernández, Hernández Shingo.- Respondí mientras me quitaba y guardaba mis lentes.
Chica: ¿No eres Japonés, verdad?- Preguntó curiosa.
Shingo: Por parte de mi madre, pero nací y me crié en México.- Dije mientras sonreía un poco.- Y dime, ¿cómo te llamas?- Pregunté curioso.