20° Final feliz para todos... Menos para ti

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Por fin México se había quedado solo con Rumanía en su habitación, los últimos en salir habían sido Estados Unidos y Canadá.

- México, ¿Le llamó a algún familiar para que se quede a dormir contigo? -

- No, yo... No tengo a nadie a quien llamarle... -

El adulto se acercó para acariciar el despeinado cabello del chico - Entonces ¿Quieres que me quede? -

- No... Digo, sí, sí es que... Se que debe estar cansado y no quiero ser una... -

- No eres una molestia, yo me quedo con mucho gusto -

México sonrió - Bueno, pero cierre la puerta por favor -

El adulto obedeció y sacándose la bata se recostó al lado del chico, quién estaba más que rojo, se notaba nervioso y tal vez algo asustado - Tranquilo bebé, tú solo preocúpate por descansar y recuperarte para el partido final, puedo irme si así lo prefieres -

- No, no... - el chico sujeto la ropa del rumano deteniendo a que hiciera cualquier movimiento - Solo estoy... Nervioso -

- No haré nada para molestarte, ¿Qué tal si hablamos un poco? -

Se pusieron al día de todo lo que había pasado en la vida del mexicano desde la última vez que se vieron. Rumanía hablo muy poco, centrando su atención en lo que decía el muchacho.

- Por cierto... Hoy no mire a mis amigos Jamaica y Cuba... Ellos son nietos de la señora que considero mi abuelita, ¿Ella está bien...? ¿Ellos están bien? -

- La señora está hospitalizada aquí, por el momento se ha mantenido estable pero está muy débil. Sus hijas insistieron en llevársela a otro hospital pero les asegure que estaba en excelentes manos, se quedaron más tranquilas sin embargo no dudó que vuelvan a insistir - acaricio el magullado rostro del muchacho - La niña preguntó por ti pero el chico parecía algo distraído -

- Normal con todo lo que pasó -

- ¿Estás bien? -

- Me duelen los golpes... -

- Se que duelen mi niño, pero hablaba de algo más profundo - su gran mano se posicionó en el pecho del menor, justo en su corazón - ¿Tuviste miedo? -

Mex lanzo una risita nerviosa, sus ojos se cristalizaron - Sí, un chingo... Pero ya pasó, estoy bien, las personas que me importan están bien... Y estoy con usted - borro las lágrimas que alcanzaron a caer por su rostro.

El doctor parecía querer decirle algo más pero solo respondió aquello con una cálida sonrisa y un amoroso beso, que obviamente México correspondió.

Al principio le daba algo de repelús el tipo de relación que estaba llevando con el de mayor edad, pero acepto todo de buena manera por la ayuda y... Los regalos. El que lo mimara, lo tratará con tanto cariño y comprensión le encantaba, además era un tipo guapo y educado y eso le gustaba un montón. Claro que no se hacía el ciego, obviamente el adulto quería algo más de el y en algún momento se lo iba a cobrar. Por eso, estaba aprovechando que ahora, de cierta forma, parecía tener algo de control.

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Aunque eso se lo hizo creer el adulto. Para darle seguridad.

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Y esa seguridad provocó que México tomara muchas decisiones equivocadas.

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- Ru... Más besos - pidió ansioso al verlo separarse un poco.

- Sí, solo me pondré más cómodo - sus manos se dirigieron a su corbata para aflojarla, sus dedos desabrochaban la elegante camisa.

- ¿Puedo ayudarlo? -

No olvides poner seguro a la puerta (Mordida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora