Capítulo 7. Resistencia

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El sonido del teléfono celular de Jihoon lo despertó a media noche, sacándolo de un sueño profundo.

Era Seungcheol, que lo llamó para confirmar su cita.

— Vendrás a verme. ¿Verdad? – Le preguntó, emocionado y su voz sonaba tan cerca, que Jihoon se emocionó también.

— Si, aunque... - Dudó. – No sé si está bien que nos reunamos ahí, tú y yo solos. – Le contestó finalmente.

— ¿No te gustó lo que hicimos hoy? – Le preguntó, insistente.

— Claro que me gustó, hyung. Y lo sabes. –

— ¿Entonces? ¿Por qué dudas ahora? –

— Porque tú eres un hombre casado y esto... esto no está bien, nada bien. – Le susurró. – Te amo, de verdad, pero estar contigo, besándonos y... y haciendo... bueno, tú sabes, es difícil para mí, porque no quiero lastimar a Haru. – Le explicó.

— Besarte y hacerte el amor me hace feliz, Jihoon. ¿Acaso no te da gusto darme un poco de felicidad? – Lo cuestionó.

— No es eso a lo que me refiero, y lo sabes. – Jihoon se escuchaba muy serio, algo molesto porque su hyung no quería comprenderlo. – Me gusta hacerte feliz, por supuesto, pero está mal hacerlo así. – Negó finalmente.

Seungcheol suspiró y Jihoon lo escuchó frustrado, comprendiendo que se estaba enojando.

— Si no quieres que nos veamos en el lugar que te dije, entonces iré a tu departamento para que hablemos. – Decidió el mayor, a lo que Jihoon se opuso de inmediato.

— No puedes estar viniendo aquí, ya te lo dije. Si Haru se entera... - No terminó la oración, pero era obvio que no sería nada bueno.

— Quiero que hablemos. No me gusta que pienses que estar contigo es solo un juego o una aventura para mí, Jihoon. Tú eres mucho más que eso. – Terminó, tomando sus llaves y su celular, para salir de la casa, pero sin cortar la llamada. – Así que ahora mismo iré a verte, aunque no quieras. -

— ¡Está bien, está bien! – Se apresuró a contestar Jihoon. – ¡Iré al lugar que me dices y hablaremos, pero no vengas al departamento, por favor! – Le pidió, preocupado.

— Te veo allá en diez minutos, no tardes. – Le dijo y cortó. Caminó hacia la salida, pero se encontró con Haru y su omma, quién ya había llegado a Daegu.

— Señora, buenas noches. – La saludó, como si nada.

— Buenas noches, Seungcheol. ¿Vas a salir? –

— Así es. Con permiso. –

— ¿Sin Haru? – Insistió.

— Es un asunto del trabajo y Haru no tiene nada que ver ahí. – Le contestó a la mujer, que no dejaba de mirarlo fijamente. – Con permiso, se me hace tarde. Hasta luego, cariño. – Le dijo a su mujer, para luego salir de la casa, casi corriendo.

— Salió muy arreglado. ¿No te parece? – Le preguntó Haru, en susurros.

— SCoups siempre se arregla. Desde que lo conozco siempre huele delicioso y se arregla mucho. – Le dijo su omma. – No seas paranoica y vamos a cenar algo. – Le dijo.

— No tengo hambre, omma. – Haru sacó su celular y su madre vio la marca del GPS en donde ubicaba al CEO Choi.

— Deja de perseguir a tu marido, hija. Solo sufres con eso. –

— Con este aparato sé en donde se encuentra él, todo el tiempo. – Le explicó, mostrándoselo.

— ¿Y qué con eso? – Le preguntó, arrebatándole el teléfono. – Es muy tarde, así que será mejor que te vayas a dormir. Yo cenaré algo. – Le ordenó, acompañando a su hija a su habitación.

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