Capítulo 23. Te extraño.

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La reunión entre Mingyu, Jihoon, y los señores Choi, junto con Haru y Kang fue conflictiva, más que nada, porque la esposa de Seungcheol se mantuvo en sus trece, y no cedió en enviar una explicación a cada una de las empresas a las que había alertado respecto a Jihoon.

— Este hombre, solo se dedicó a coquetear con mi marido, y cuando se presentaba a trabajar, no aportaba nada al proyecto que estabamos realizando. – Argumentó, mirando fijamente a Jihoon que se mantenía callado, por el consejo de su abogado.

— Eso no es verdad, y tú lo sabes. – Intervino Kang.

— ¡Si lo es, y no sé por qué lo defiendes! – Miró a los señores Choi. – Por favor, deben confiar en mi y en mi forma de hacer las cosas. Al final, todos se darán cuenta de que Jihoon es solo un tipejo aprovechado. – Terminó.

Mingyu sonreía durante todo el tiempo. Escuchaba a la esposa de Choi y sabía que ella sola se estaba metiendo en un gran lío, pero no la ayudaría para nada. Le había extrañado que no se presentaran con su abogado, pero habían hablado de eso antes de comenzar, y la familia Choi insistió en no necesitar ningún abogado.

— "El que por su gusto muere." – Pensó.

La madre de Seungcheol se mantuvo calmada y callada. Esperaba a que Haru terminara de hablar sus tonterías, porque no quería ser interrumpida.

— ¿Ya terminaste? – Le preguntó cuando la chica se sentó, para tomar algo de agua.

— Si. – Le contestó.

— Entonces... - Miró a Mingyu. – La esposa de mi hijo ha expuesto claramente su posición, y supongo que tiene pruebas tangibles de lo que dice. – Miró a Haru. – Como te habrá dicho Daniel, nosotros deseamos terminar con todo este problema cuanto antes, si tú quieres continuar peleando con Jihoon, estás en tu derecho, pero desde ahora te aviso que, la familia Choi no te apoyará y tendrás que contratar tus propios abogados. – Respiró profundo. – Quiero ofrecerle al ingeniero Lee una disculpa de parte de la firma Choi, y también una compensación económica suficiente para compensar el daño emocional o de cualquiera otra índole que sea. De eso se encargarán los contadores, solo pon una suma, y te la daremos, pero por favor, terminemos con todo esto hoy mismo. – Finalizó, sentándose.

— Pero... - Haru seguía asombrada. – Yo trabajo para ustedes, y además soy la madre de su nieta. No pueden hacerme esto. –

— Se te advirtió que, si te empeñabas en seguir con tu necedad, tendrías que pelear tu sola. – Le respondió la señora.

— Si dejan que Jihoon se salga con la suya, regresará a Daegu y obligará a Seungcheol divorciarse de mí. Dejarán a su nieta sin madre. –

— No haré eso. – Intervino el aludido. – Yo no regresaré a Daegu, ni hablaré con Seungcheol hyung. – Terminó.

— ¿Lo prometes? – Le preguntó Haru.

— Si, lo prometo. Solo quiero terminar con todo esto, dejar el pasado atrás y comenzar mi vida aquí en Seúl, como si no hubiera pasado nada allá en Daegu. Solo quiero vivir en paz, por favor. – Le pidió, casi llorando.

— Si lo pones por escrito, retiraré la demanda. – Propuso Haru.

— Ok, solo deja que lo escriba. – El menor iba a tomar un papel, pero Mingyu intervino.

— Un momento, nadie puede obligar a Jihoon a aceptar un acuerdo así. Él es libre de ir a donde quiera, sin restricciones. –

— Él puede ir a Daegu, pero no para quedarse. ¡Si yo lo veo con Seungcheol, juro por dios que veré la forma de meterlo en la cárcel y ni tú, ni todos los abogados del mundo, lo podrán sacar! – La mujer se veía tan enojada y furiosa, que Jihoon se hizo hacia atrás, instintivamente, pensando que lo mataría.

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