Capítulo 22. Encuentro.

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Haru miró nerviosa el documento que tenía entre las manos.

Era la notificación de la demanda de Jihoon en contra de la empresa Choi, y en ella mencionaban las razones de dicha demanda y las pruebas del eficiente trabajo del menor.

Durante el tiempo que estuvo trabajando en la empresa, no tuvo muchas amistades, pero los muchachos que trabajaron con él, vieron todo el esfuerzo y tiempo que dedicó a perfeccionar los modelos elegidos para la motocicleta voladora.

Y Mingyu se encargó de localizar a cada uno de ellos, y les pidió una constancia del buen desempeño de Jihoon, escrita y firmada. Además, se hicieron copias de las tarjetas que firmaban cada vez que llegaban a trabajar, y de los reportes elaborados por Kang, reportando el trabajo que desarrolló cada uno de los ingenieros.

La mujer sabía que tenía todo en contra, más el hecho de que no le había informado a nadie, ni siquiera a Seungcheol, de los mensajes que había enviado a todas las empresas que quiso, incluyendo aquellas que nada tenían que ver con la fabricación de vehículos.

— ¿Qué piensa hacer con esto, señora Choi? – Le preguntó Daniel, por la tarde, antes de retirarse.

— Nada. El equipo de abogados se encargará. – Le dijo sonriendo, como si no pasara nada, cosa que molestó un poco a Daniel.

— Debería informarle al señor Choi. No le gustará saber de todo esto por otra persona. – Insistió.

— Me parece extraño que no le hayas dicho aún. – Lo miró enojada. – Siempre le dices todo. –

— Esperaba no tener que hacerlo. ¿Recuerda que le dije que no era una buena idea? –

— Y yo te dije entonces lo que te digo ahora. No me importa si nos demandan, solo quiero que, cuando Jihoon vea a mi esposo, deje de mirarlo con tanto amor. – Le explicó con calma, pero furiosa.

— Eso jamás ocurrirá. Ellos se aman desde hace demasiado tiempo. – Le dijo, sorprendiendo a la mujer.

— ¿Y tú que sabes? Ni siquiera tienes novio o novias. –

— No necesito de una pareja para saber cuando alguien ama a otra persona, y Jihoon y Seungcheol se aman de verdad, y ni siquiera con todo este lio, podrás evitarlo. – La tuteó, harto de tener que mostrarle respeto a una persona tan necia. – Solo déjalo ir, tú quédate con el niño o comparte la custodia, pero déjalo que vaya con Jihoon, evítate problemas. –

— No quiero hacer eso. – Le contestó cortante. – Y si ya terminaste con tu trabajo, puedes retirarte. – Le dijo, dándole la espalda, mirando por la ventana.

— Claro, con permiso. – Le hizo una reverencia y salió de la oficina de Haru.

Luego, fue a su despacho y terminó sus pendientes, los archivó y cerró todos los muebles con llave. Bajó por el elevador y salió al estacionamiento.

— Te lo advertí, Haru. – Habló en voz alta, encendió el coche y fue directamente a hablar con Seungcheol sobre el terrible problema de la demanda de Jihoon.

Mingyu estaba feliz.

Todas las notificaciones habían sido entregadas, y el juez le había dado como fecha de juicio, la semana siguiente en Seúl.

— Tendrás que trasladarte a la capital con toda tu familia amigo. – Le dijo al documento, como si fuera Choi en persona.

Manejó hasta la casa de Jihoon para darle las buenas nuevas. Ya era noche, pero sabía que la noticia lo alegraría, más que nada, porque ellos llevaban todas las de ganar.

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