La gran aventura: Sothoryos [Terminada]

Sothoryos IX

La noche en Sothoryos, el Infierno Verde, estaba llena de terrores. Rugidos de bestias cazadoras, chillidos de murciélagos vampiros, y de vez en cuando, enormes sonidos retumbantes, como si algo enorme destruyera árboles a su paso. Jon se había acostumbrado, sobre todo a esa sensación de ser observado de vez en cuando.

Y en estos momentos, Jon se encontraba sentado en la entrada de su carpa, con un palo al que había afilado en un extremo, donde tenía una serpiente despellejada y cocinaba sobre el fuego de una fogata.

El indicador de su primera misión, actualmente se encontraba en cinco. Había logrado matar a cinco serpientes antes de que el anochecer llegara. Y de todas esas serpientes, solo una era comestible, según su libro. Las otras cuatro, eran tan venenosas, que comerlas podría matarte en el peor de los casos, mientras que en el mejor de los casos, te enfermaría. Incluso tuvo que limpiar cuidadosamente su espada, ya que no quería veneno en ella.

"Mmm... ", Jon inclino un poco la cabeza, dejando el palo con la carne de serpiente, clavado en el suelo, un poco alejado de la fogata. No quería que se quemara. Y entonces, mientras dejaba que la carne se cocinara, decidió sacar una delgada rama de canelo, que comenzó a pelar cuidadosamente con su espada.

Según el libro, tenía que haces exactamente eso, antes de cortar pequeñas laminas. Luego de eso, debería enrollarlas cuidadosamente antes de dejarlas secar. Quería colocarla la canela cerca del fuego, para tener un poco a la mañana siguiente. Pero tampoco demasiado cerca, ya que al igual que con la carne, no quería que se arruinara. Y si bien podría quemar un poco para generar aroma, no lo haría ahora. 

Para Jon, fue un poco relajante. Se sentía algo similar a tallar su figura de lobo, que había dejado sobre su mesa de noche, en Winterfell. Él había comenzado esa pequeña figura, para entretenerse un poco, y olvidar algunas cosas por un momento. Y mientras cortaba delgadas laminas, pensó en otras cosas de Winterfell. Su familia. A pesar de que, al parecer, Eddard Stark no era su verdadero padre, sus hermanos seguían siendo una parte importante para Jon. Arya, con su comportamiento feroz. Su hermano, Robb, el obediente y que deseada hacer orgullosos a sus padres. Sansa, quien era la más parecida a su madre. La perfecta señorita, hija de una noble y poderosa familia. Los extrañaba, a pesar de todo en lo que eran diferentes con él.

Jon se había acostumbrado a su actual vida, más o menos. Su objetivo ya estaba en el sur de Sothoryos, en la tierra de la eterna primavera. Esperaba asentarse por un tiempo, para luego continuar su aventura por el mundo. Ulthos parecía ser lo que seguía, para poder llegar a las tierras sombrías de Asshai. Desde ahí podría viajar por Essos, hasta cruzar a Westeros. Eso tardaría años, lo sabía perfectamente, pero quería hacerlo.

Este era el viaje de su vida.

Pero, a pesar de todo, extrañaba cosas de su anterior vida: los entrenamientos en los patios de Winterfell, las bromas que hacía con Robb de vez en cuando, las comidas cálidas y de buen sabor. Las aguas calientes donde se podía sumergir y dejar que su cansancio se desvanezca. Muchas cosas que había tenido, pero ahora no.

Jon sonrió un poco antes de dejar el delgado rollo de canela número veinte, para proceder a guardar lo que quedaba de la rama. Tomo el palo con la carne, lo olió y lo observo un poco. Decidió darle una pequeña mordida, para probar. 

"Eh, sabe un poco a pollo", Jon se rio un poco antes de darle un bocado más grande. Estaba lo suficientemente cocinada, así que no era un problema con seguir comiendo. Y así lo hizo, devorando la carne en un par de minutos. Después, bebió unos pocos sorbos de agua, que había conseguido en ese lago. Nunca tomaba demasiado, siempre sorbos pequeños, para racionar un poco y que le durara más tiempo.

Y así, después de haber comido, entro más al interior de su carpa, cerro la entrada y se metió en su saco de dormir. Había llegado el momento de tener un descanso.