Capítulo 10: Lo que nos esforzamos en creer

100 10 9
                                    


La noticia sobre la expulsión de varios jugadores del equipo fue algo inesperado, lo primero que había hecho el día en que me enteré fue hablar con Taro, me dijo que había decidido iniciar un viaje para intentar encontrar su propio estilo de juego, el nuevo entrenador le había dicho que su juego dependía mucho de Tsubasa y quería demostrar lo contrario al igual que Hyuga quien también había empezado su entrenamiento por cuenta propia días después de su salida de la selección. Yo sabía que Taro era un excelente jugador y confiaba en que podría superarse pero al igual que el resto del equipo sus habilidades se veían eclipsadas por las de Tsubasa.

Tsubasa.

Aquel nombre que decidí dejar en el olvido, aún me costaba trabajo asimilar lo que había hecho, y pensar que llegué a creer que todavía podíamos solucionarlo. Volver a pensar en él me provocaba numerosas emociones por un lado no quería volver a verlo nunca más en mi vida, pero por otro lado, quería verlo para poder terminar con todo, porque aún teniamos que aclarar frente a todos la farsa de nuestra supuesta relación. En estos días consideré hacerlo pero creí que lo mejor era esperar hasta que él estuviera después de todo solo faltaban semanas para que el primer partido de las eliminatorias rumbo al mundial se llevara a cabo, era cuestión de tiempo para reencontranos.

Dos semanas previas a aquel encuentro Yukari fue a visitarme a mi trabajo justo unos minutos antes de la hora de salida, juntas caminamos a casa y en el camino no paró de hacerme todo tipo de preguntas relacionadas al mundial juvenil, sabía lo que quería lograr con ello, Yukari junto con Kumi y algunos ex compañeros habían formado un club de fans de la selección, el cual se encargaría de apoyar al equipo en todos sus encuentros.

—Vamos Sanae anímate— decía sin dejar de verme esperanzada

—Lo siento Yukari pero no pienso integrarme a su club, tengo cosas más importantes que hacer—respondí sin dejar de caminar.

—Por cierto Sanae qué harás ahora que vuelvas a ver a Tsubasa, si nada va bien entre ustedes, supongo que es la oportunidad para arreglarlo.

—En realidad ya no hay nada que arreglar lo sabes, cuando vuelva a verlo sólo dejaré en claro algunas cosas y le diremos al equipo que ya no estamos juntos. No se lo han dicho a nadie ¿verdad?

—No, eso es asunto de ustedes. Nosotras no tenemos porque decirlo, cuando Tsubasa regresé terminará todo y entonces ya no tendrás que fingir nada y yo tampoco, Ishizaki ha estado inquieto últimamente con los entrenamientos apenas y puede sostenerse en pie pero eso no le quita lo fisgón, el otro día que fui a visitarlo me preguntó el porqué de tu actitud tan distante hacia todos y sobre todo de tu molestia cuando hablamos de Tsubasa.

—¿Y qué le dijiste?

—Le dije que pronto lo sabría, pero no ha dejado de molestarme desde entonces, ahora entiendo como te sentías cuando nosotras te hacíamos la misma pregunta

—Es demasiado frustrante verdad, pero cambiemos de tema, ¿qué harás este fin de semana?

—La verdad no lo sé, tal vez descanse un poco, últimamente no he tenido tanto tiempo como quisiera las responsabilidades en el club son muchas y falta poco para que la fase de eliminatorias inicie, tenemos que estar listos para entonces.

—Entiendo, quería que fuéramos al cine o al parque, me hubiese encantado invitar a Kumi pero al igual que tú ha estado ocupada y Taro no está

—Lo siento Sanae, otro día será.

Ambas nos despedimos y después de ello caminé sola hasta mi casa, al llegar fui recibida por un silencio un tanto inusual subí a mi habitación y ahí me quedé toda la tarde.

Los días pasaron tan rápido que sin darme cuenta una semana había transcurrido, aquel momento que había esperado finalmente llegaba. En las televisoras se anunciaba el regreso del jugador más destacado de la época: Tsubasa volvía a Japón para liderar a la selección en el mundial.

Me rehuse a verlo aquel día en que volvió, pese a ser una de las cosas que más quería sabía que aún no era el momento. Al día siguiente de su regreso hablé con Yukari y Kumi para asistir al campo de concentración donde se llevaban a cabo los entrenamientos del equipo, ya lo había decidido entre más rápido terminara mejor.

Esa misma tarde nos encontrabamos caminando hacia el estadio, Kumi no dejaba de verme y Yukari hablaba sin parar imaginando los escenarios mas descabellados respecto a lo que estaba a punto de hacer. No sabía como sentirme el tiempo pareció desaparecer junto con cualquier otro sonido, mi respiración era irregular y en aquel silencio donde estaba sumergida solo podia escuchar los latidos acelerados de mi corazón. Cada minuto que pasaba me parecía eterno, cada segundo acercaba más y más el momento en que finalmente volvería verlo.

—Hemos llegado Sanae— la voz de Kumi me volvió a la realidad y ahí frente a mi se encontraba la entrada.

En un suspiro libere todo el aire que había retenido intentaba tranquilizarme antes de avanzar, aún no sabía cual seria mi reacción al verlo nuevamente tal vez todos esos sentimientos que por tanto tiempo había guardado saldrían. El sol se estaba poniendo y pude intuir que los entrenamientos ya habían terminado, juntas nos dirigimos al campo y ahí estaban todos, los había visitado en días pasados para darles ánimos, lucían muy cansados pero a diferencia de aquellas ocaciones ahora parecía que realmente habían estado disfrutando de las prácticas.

Volví mi mirada al otro extremo del campo y ahí se encontraba él, tuve un pequeño impulso de correr para abrazarlo pero me mantuve inmóvil con los pies firmes en el suelo, no podía sólo correr a sus brazos y perdonarlo.

—Miren quien a venido a visitarnos chicos—escuché la voz de Ishizaki acercándose— Nos alegra verte de nuevo Sanae

—Igualmente—respondí sin apartar mi vista del otro extremo, Tsubasa comenzó a acercarse junto con el resto del equipo.

—Han entrenado demasiado, el nuevo entrenador si que es muy exigente— dijo Yukari

—Si que lo es, pero todos estamos dispuestos a dar lo mejor—contestó Matsuyama

—Hace un momento que se fue pero decidimos seguir entrenando, ahora que tenemos a nuestro capitán de nuevo—dijo Ishizaki desviando su mirada hacía él.

Todos miraron a Tsubasa y él se acercó a mí, ahora que los dos estabamos frente a frente no sabía como actuar, todo parecía tan irreal.

—Hola, Sanae— saludo tímidamente sin dejar de verme, pude notar cierto nerviosismo en su actitud y podía saber la razón

—Hola—respondí casi en un susurro con el corazón latiendo furtemente y tratando de convencerme de que esto estaba ocurriendo.

Hubo un gran silencio a mi alrededor y pude notar una leve tensión en el ambiente, el equipo estaba en silencio e Ishizaki nos miraba con una sonrisa mientras que Kumi me veía con seriedad y Yukari asentía diciéndome con ello que me apoyaba en lo que sea que hiciera de ahora en adelante, por su parte Tsubasa no parecía estar consciente del extraño ambiente que se había creado, se mantenía en el mismo lugar con una leve sonrisa adornando su rostro, entonces supe que tenia que hacerlo.

—Tsubasa podemos hablar—dije intentando sonar lo mas normal posible

—Por supuesto

Un Mismo CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora