Capítulo 1: Momentos que han quedado en el pasado

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El balón estaba sobre el aire y el tiempo se estaba acabando ambos capitanes corrían lo más rápido que sus cansadas piernas les permitían, saltaron alcanzado el balón al mismo tiempo, fue tal el impacto que éste se elevó de nuevo hacia el cielo. Ambos capitanes yacían sobre el suelo incapaces de tomar posesión sobre el, fue un momento de tensión en el que nadie en el estadio era capaz de pronuciar palabra, el balón volvió hacia el césped y salió del terreno de juego, en ese momento se escuchó un silbido que marcaba el fin del partido.

Todos estaban exhaustos y veían aún sin poder creer lo que había pasado, el marcador se mantenía igual (3-3) habían pasado los 90 minutos y las prórrogas se habían terminado, el resultado terminó siendo el mismo. Con eso el torneo Nacional había terminado en un empate teniendo por primera vez a dos campeones, el equipo Toho estaba tan feliz por conseguir su primer campeonato y el Nakatsu no podía estar más satiesfecho, habían logrado el tricampeonato.

Lágrimas de felicidad corrieron por mi rostro y enmedio del campo ambos capitanes sujetaban la bandera habían intercambiado sus playeras y se veían tan felices, aquella rivalidad que llevaba tantos años parecía haberse desvanecido.

"Muy bien hecho Tsubasa".

La felicidad que sentí en ese momento hizo que olvidara todo lo que había pasado en esos días, ya no me encontraba molesta con Tsubasa y lo único que quería era asegurarme de que estuviera bien, sus lesiones no habían hecho más que empeorar debido a su constante insistencia por jugar todos los partidos, a veces llegaba a ser algo testarudo más cuando se trataba de fútbol, pese a reprocharle siempre no podía hacerlo cambiar de opinión, pero eso no importaba después de todo siempre me preocuparía por él.

Aquella tarde lo acompañé a la enfermería una vez más, había perdido la cuenta de las inumerables veces en que lo había hecho, ambos caminábamos por el pasillo que nos llevaría al consultorio nos manteniamos en total silencio pero era algo que no duraría mucho.

—Te sientes mejor—pregunté viéndolo fijamente, volvió su mirada sobre mi y asintió con una sonrisa esa era su manera de demostrarme que todo estaría bien.

—Ya no me duele tanto el hombro y mi tobillo a dejado de doler, pronto podré practicar de nuevo.

—Me alegra escuchar eso—sonreí y el hizo lo mismo, podía sentir que el tiempo se detenía y todo desaparecía a nuestro alrededor.

De pronto ambos nos encontrábamos sobre el campo de fútbol, él entrenaba y yo lo observaba a la distancia, se volvió al notarme al otro extremo e interrumpió su entrenamiento para acercarse, sonreía calidamente mientras se acercaba con el balón en mano. Ambos nos sentamos bajo la sombra de un gran árbol y  conversamos por horas sin importar nada más, habían pasado dos semanas desde que el mundial juvenil en Francia había terminado, Japón obtuvo la victoria y Tsubasa había cumplido su sueño junto a quienes ahora eran nombrados "la generación de oro" Me había dicho que después de la final se había reencontrado con Roberto de nuevo, pero, aquellas palabras que dijo después de ello hicieron que mi corazón se estremeciera.

Aquellas palabras que había ignorado por tres largos años, o más bien que había olvidado, nuevamente volvían y está vez para hacerse realidad...

—Ahora podré ir a Brasil Sanae, cuando termine la secundaria iré a Brasil...

Desperté al oír el ligero sonido de la alarma el despertador estaba en el suelo, bostece sentandome sobre la cama para después levantarme e ir al baño, había pasado toda la noche estudiando y mis ojos aún ardían por todo el tiempo que pasé frente a la computadora.

Después de darme una ducha me vestí y baje a la cocina a preparar mi desayuno. Me encontraba sola en la mesa con el pensamiento en otro lugar, habían pasado tres años desde la última vez en que vi a Tsubasa, no habíamos terminado nada bien en aquella ocasión, el estaba molesto o quizás decepcionado, aún no podía decifrar con exactitud lo que aquella mirada intentaba decirme, por mi parte estaba molesta y triste, tal vez resignada, tiempo atrás le había dicho que siempre lo apoyaría en todas sus decisiones había sido así durante el último torneo al que había asistido, lo había apoyado hasta el último momento. Pero, esto era diferente, habiamos prometido estar uno al lado del otro cuando alcanzaramos nuestras metas, era seguro que yo no estaría a su lado para verlo y el sólo hecho de pensar que no nos veríamos por tanto tiempo me hizo hacer las cosas sin pensar

¿Qué hubiera pasado si te apoyará en tu decisión?—pensé viendo hacia la ventana—Seguramente ahora sabría en donde estás— aquellas palabras tocaron una fibra muy sensible dentro de mí—.Hay veces en las que me pregunto si aún piensas en mí o me dejaste atrás en tu pasado, quizás sigas molesto conmigo y no me molestaría si ese fuera el caso.

Tomé un poco de mi té y observé la taza frente a mi como si fuera lo más interesante en el mundo y quizás en este momento lo era.

—Esa ha sido su decisión, cierto Sanae—asentí tomando la taza de té sobre la mesa

—Siempre dijo eso. Cuando el ciclo termine finalmente cumplirá su sueño. No creí que ese momento llegara tan rápido

—¿Y qué es lo que harás?

—Esa es una pregunta obvia Yukari, si tu estuvieras en el lugar de Sanae y fuese Ishizaki el que se fuera seguramente lo apoyarias y cuando el momento de irse llegara lo despedirias con la mejor sonrisa.

—No puedo imaginarme esa situación Kumi, es imposible que Ishizaki pueda jugar fútbol fuera de Japón, apenas y recuerda como caminar sin tropezar.

—Bueno es solo una idea.

—Yo...la verdad, no lo sé—dije bajando la miradaCuando me lo dijo no sabia que responder, se veía tan feliz. Lo habia olvidado que no supe que decir en ese momento—ambas me vieron con curiosidad y me negué a decir una palabra más ¿Cómo podría decirles lo que habia pasado aquella tarde?

Me levanté de la silla y me fui de ese lugar, nuevamente las lágrimas corrían por mis mejillas y sus palabras resonaban en mi mente, ¿acaso era cierto todo lo que me había dicho? ¿Eso era lo que pensaba de mí? Limpié mis lágrimas con brusquedad y aparte esos pensamientos, ahora ya no me importaba, esa era su decisión.

¿Por qué siempre te metes en mis pensamientos Tsubasa? pensé cerrando los ojos.

El sonido de mi teléfono a un lado de mi hizo que reaccionara, era un mensaje de Kumi en el que decía que queria hablar conmigo esta tarde, le mande un mensaje diciéndole que la vería después del trabajo, tomé lo poco de té que aún me quedaba y tomé mi maletín lista para ir a la escuela.

Un Mismo CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora