trece.

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en todo este tiempo que minho estuvo aislado de la sociedad que no fuera su familia, sin comunicación con el exterior ni formas de entretenimiento como televisión, se dedicó a hacer cosas que nadie esperaba de un adolescente normal.

primero que nada, le suplicó a su madre que le comprara pan cada que iba al supermercado porque lo mantenía cuerdo (un poco dramático, de hecho), pero había logrado su cometido después de todo.

después, su vida sin teléfono o cosas por el estilo, se resumía en hacer cosas productivas y buenas para la mente y cuerpo. lee hacía ejercicio dos horas al día, leía un libro en dos días, jugaba ajedrez en solitario como si se tratase de algo divertido, hacia sudokus, estudiaba cálculo diferencial y armaba rompecabezas. simplemente porque sentía que, con todo lo que pasaba en su vida en tal momento, lo mejor que podía hacer era estar concentrado la mayor parte del tiempo. además, a veces pasaban horas para que por fin pudiese consolar el sueño.

se sentía extraño, puesto que jamás había sido una persona de extrañar o de depender emocionalmente de las circunstancias. pero echaba tanto de menos a chan, que sentía que sus huesos calaban.

extrañaba ver su sonrisa, reírse de él, acostarse en el pasto con él o acurrucarse con él. incluso extrañaba casi romperle la nariz.

bueno, quizá eso no era tan romántico como creía.

a pesar de que le comprara pan, sentía simplemente que su madre no se preocupaba nada por él. nunca le preguntaba cómo estaba, ni qué hacía encerrado en su habitación tanto tiempo. ni siquiera le hablaba más allá de simples palabras monótonas como "buenas noches".

estaba harto de tocar el tema, definitivamente lo estaba. pero, junto con su hermano, todavía trataba de convencerla de que le levantase el castigo.

一 mamá, pero ya te dije que no hay nada de malo 一 insistió uno de esos días, mientras cenaban 一. incluso lo sabes.

一 sí, minho, lo sé 一 respondió ella, mirando su taza de café con fastidio 一. ya te dije que no soy homofobica o como le quieras decir, bifóbica, yo que sé. sólo no quiero que seas pareja de un hombre, ¿me entiendes?

一 pero, ¿por qué?

一 no te voy a echar de la casa por ser lo que sea que seas, ¿entiendes? 一 le dijo 一 lo qué haces, hijo, es un pecado. vas a arruinar tu futuro.

minho sintió la sangre hervir y el calor subir hasta sus orejas. se sentía enojado y decepcionado de pronto. ¿cómo osaba su madre a hablar de pecado?

ya no había vuelta atrás, pensó.

一 ¿crees que está bien que hables de pecado, madre? 一 remarcó el menor, viéndola desde el otro extremo de la mesa 一 si tan sólo hubieras pensado en dios cuando decidiste tener una aventura con tu secretario, quizá todo sería mejor, porque no estarías arrepentida de haberme tenido.

la mujer se quedó sin palabras, mirándolo fijamente. su lazo estaba comenzando a quebrantarse, y nunca volvería a ser el mismo.

minho se levantó de la mesa y subió las escaleras en silencio, sintiéndose culpable, y a la vez no.

abrió la puerta de su habitación, corrió y estrelló su rostro contra la almohada. pero lágrimas no salían, porque no estaba triste.

la mamá del chico era una mujer muy importante en el mundo de los negocios, siendo la vicepresidenta de una empresa. su secretario y ella eran realmente cercanos, al punto que incluso el esposo de ésta sospechaba que podían haber estado teniendo una aventura.

confirmó su teoría,m cuando su esposa le contó la verdad. estaba embarazada, y no era su hijo.

de esa aventura nació minho, que tomó el apellido lee por su madre, y el apellido de su padre legal, oh. eran muy pocas las personas que sabían la verdad, y que en realidad, minho no era un oh, si no un jo.

𝗶 𝗱𝗼𝗻'𝘁 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝘆𝗼𝘂,  𝖻𝖺𝗇𝗀𝗂𝗇𝗁𝗈.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora