˗ˏˋ 🍇 ˎˊ˗ ⌗ ⋆ 𝐄𝐒𝐄 𝐏𝐀𝐍𝐃𝐈𝐋𝐋𝐄𝐑𝐎 ⋆‧₊˚๑ ▬▬▬ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 ‧₊˚๑

•10•

Narra T/n.

Ya habían pasado unas semanas desde lo que pasó con Baji, y lo que pasó con Mikey.
No había hablado con Baji desde entonces, le mandaba mensajes pero me dejaba en leído. Quería verle, aunque él siempre me esté evitando en las reuniones en las que iba con Emma.

En cambio con Mikey, nos hicimos aún más unidos, hablamos la mayoría de los días, me viene a recoger sin avisarme, e incluso viene a mi casa a deshoras para ir a dar un paseo o simplemente pasar el rato juntos.

Pero no podía no pensar en Baji, me preocupaba que no estemos hablando nada y no sepamos nada el uno del otro.

Ahora mismo me dirigía a casa de los Sano, prometí a Mikey que saldríamos hoy.
Llegué y toqué la puerta, él abrió, al verme noté que se le formó una pequeña sonrisa, aunque se le veía algo decaído.

— Ya llegaste, preciosa, pasa. – Habló echándose a un lado. –

Moví mi mano en forma de saludo y pasé con una sonrisa.
Él me agarró de la mano guiándome hacia su habitación.
Qué raro... Emma no estaba.

Cerró la puerta y se sentó en una silla que tenía junto con su ordenador.
Mikey dio unas palmadas en sus piernas haciéndome una señal para que me siente en éstas.

— ¿No vamos a salir? – Hablé mientras caminaba. –

— No... Hoy mejor quedémonos aquí. – Sonrió. –

No sé por qué le notaba la mirada tan apagada... Siento que le pasó algo, pero, tampoco sé si deba preguntar. Sólo intentaré que se distraiga un poco y se le olvide... Tal vez no sea algo tan grave.

Me senté en sus piernas mientras él me agarraba por la cintura y con otra de sus manos encendía el ordenador.

Notaba como su respiración calmada chocaba con mi nuca, eso me ponía realmente nerviosa.
Metió su mano por debajo de mi camiseta, la movía arriba y abajo levemente mientras con las yemas suaves de sus dedos se restregaban por mi vientre.

No voy a mentir, era una bonita escena y estaba disfrutando el estar así con Mikey.

— Mikey, ¿sabes si Emma...? – No me dejó terminar. –

— Salió con Draken, no te preocupes.

— Y nos quedamos la casa para nosotros sólos. – Susurró él, aunque lo llegué a escuchar perfectamente. –

Sabía a que quería llegar, pero hoy no.
No sé porqué ya van varias veces que nos acostamos si no somos nada.

— Mikey, dijimos que hoy iríamos a dar una vuelta – Pausé. – ¿Por qué ahora no quieres?

— Sólo no estoy de humor, no te preocupes, T/n. – Contestó algo serio. –

— ¿Qué pasó, Manjiro?