˗ˏˋ 🍇 ˎˊ˗ ⌗ ⋆ 𝐄𝐒𝐄 𝐏𝐀𝐍𝐃𝐈𝐋𝐋𝐄𝐑𝐎 ⋆‧₊˚๑ ▬▬▬ 𝘔𝘢𝘯𝘫𝘪𝘳𝘰 ‧₊˚๑

•11•

Narra T/n.

Intentaba dormirme, pero Baji me lo ponía muy difícil. Cada vez notaba su respiración más cerca de mis labios, tal vez esté pensando que estoy dormida.
Me giré mirando hacia la pared dándole la espalda, él abrazó mi cintura y así es como quedamos dormidos.

Nos levantamos por el sonido de un aspirador, seguramente era la mamá de Baji, éste soltó un gran suspiro por el ruido.
Hoy había clases pero decidí no ir, no tenía muchas ganas.

Estábamos en la misma posición con la que dormimos anoche.
Parecía que Baji no tenía la más mínima intención en levantarse, y seguía intentando dormir.

Me zafé de su abrazo para levantarme con cuidado de no molestarle, aunque fue en vano.

— Mmmh, ¿T/n? – Habló con un tono adormilado. –

— Perdón, no quería molestarte.

— Estaba despierto, no te preocupes... – Dijo levantándose. –

¿Cómo que estaba despierto de antes? Supongo que se refería al ruido de el aspirador.

Después de eso me puse mi ropa normal, ya que estaba la mamá de Baji y no quería que me viera con la camiseta de su hijo, tal vez se haría una idea equivocada.

Antes de salir a desayunar con Baji miré mi teléfono, tenía algunos mensajes de Mikey, decían que dónde estaba.

Al parecer me había venido a recoger de sorpresa.

— Ven, seguro te cae bien mi madre. – Dijo con un brillo en sus ojos y una sonrisa enseñando sus colmillos. –

Asentí regalándole una cálida sonrisa y fuimos al salón.

— Keisuke, ya iba a ir a despertar. – Paró la frase al verme. – Oh, ¿ella quién es? – Miró pícara a su hijo. –

— Una amiga, ayer se quedó a dormir porque se hizo tarde, pero tú ya estabas dormida y no pude avisarte. – Explicó Baji. –

— Así que durmieron juntos... – Me miró de igual forma. – ¿Cómo te llamas, linda?

—  T/n, un placer conocerla Señora Baji. – Sonreí. –

— Esperen en el salón para el desayuno. – Me devolvió la sonrisa. –

La Sr. Baji se fue a la cocina mientras nosotros fuimos al salón y nos quedamos conversando de cualquier estupidez y de vez en cuando él se burlaba de mis tonterías.

Hasta que llegó su mamá con el desayuno, ella dijo que tenía que irse a trabajar y debía dejarnos sólos, antes de irse nos echó una pícara mirada a los dos.
Baji se despidió de ella con un abrazo, mientras que yo sólo moví mi mano con una sonrisa.

— ¿Quieres que te acompañe a tu casa, T/n? – Preguntó cuando acabamos de desayunar. –

— No hac. – Me interrumpió. –