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Mis dedos golpeaban con nerviosismo la superficie de la mesa mientras esperaba impacientemente el sonido del timbre rebotando por todas las paredes del jodido apartamento. Vería a Diana otra vez. Apenas era una niña cuando la conocí pero ha sido la única chica por la que he sentido algo de amor además de Lena.

Lamentablemente terminé estropeándolo todo a causa de mis conductas y mi necesidad de alejarme de casa. Cuando ella vino para decirme que estaba embarazada yo ya vendía las drogas que Maxwell me proporcionaba por toda Italia y varios mafiosos estaban al pendiente de mi asqueroso trasero egoísta. La estúpida yo adolescente se deshizo del problema asegurando que estaría presente en algún momento de la vida de aquel niño.

Y ahora aquí estoy. Nerviosa y a la espera de Diana Prince. El timbre se oyó por fin y me puse de pie con algo de dificultad respirando profundo. En cuanto abrí la puerta la chica sonriente y de cabellos Negros que había conocido a los catorce años en Italia, estaba transformada en una mujer madura y totalmente renovada. Vestía unos vaqueros ajustados y una camiseta holgada de color turquesa, se encontraba allí sonriendo de medio lado y cruzada de brazos.

-Hola Kara.

-Diana.- Fue lo único que salió de mis labios antes de que la Pelinegra se abalanzará contra mí envolviéndome en un abrazo.

Mi primera reacción fue apartarla pero la verdad es que aquella calidez me envolvió rápidamente así que sólo dejé caer mis brazos a su alrededor aspirando su aroma que, sorprendentemente, seguía siendo el mismo de hace años. En cuanto nos separamos ella se adentró en el departamento y yo cerré la puerta antes de guiarla hasta la sala.

-Vaya.- Susurró- Sí que ha pasado tiempo ¿No?

-Demasiado diría yo.- Dije frotando mis manos con ansiedad- Escucha Diana, respecto a Elena.....

-No tienes que hacer esto si no lo quieres, Kara.- Se apresuró a responder interrumpiéndome.

-Es difícil de explicar.- Carraspee acomodándome en mi lugar- No quiero que ustedes se involucren conmigo, al menos no por ahora, ya que estoy en problemas.

-¿Te refieres a tu madre y a Clark?.- Preguntó y yo fruncí el ceño.

-¿Cómo sabes....?

-Elena se contacto con Clark, tranquila él no tiene idea del parentesco de ustedes dos.- Dijo como si leyese mis pensamientos- Pude intervenir antes de que ella abriese la boca, y entonces tu hermano me contó lo de Bianca y lo del viaje.

-Esto es una locura.- Afirme escondiendo el rostro entre mis manos.

-No temas al pasado Kara.

-No le temo. Quiero protegerlo.- Admití algo abrumada- Diana, mi pasado es lo único intacto en mi vida. Es lo único que la mafia no ha arruinado, quiero que siga así.

-Sabes que Elena y yo siempre estaremos ahí ¿Verdad?.- Preguntó luego de algunos segundos pero yo sólo me mantuve en silencio- Ella es muy parecida a ti. Testaruda, algo egocéntrica y demasiado arriesgada para mi gusto.- Dijo mirando sus manos mientras sonreía aparentemente recordándola- Sabe cuando hacerme reír y cuando hacerme enfadar. Es bromista y algo fría algunas veces.

-Yo soy fría todo el tiempo.- Murmuré soltando una risa.

-Lo sé. Pero tienes sentimientos y sabes con quien demostrarlos.- Suspiré mirándola fijo a los ojos- Sólo dale una oportunidad Kara.

...

Aquel lugar. Mi lugar sobre el cálido pecho de Kara mientras sus brazos me envolvían por la cintura de forma protectora, era mi lugar favorito en el mundo de ese momento. Podía oír los tranquilos latidos de su corazón mientras su pecho subía y bajaba a causa de sus respiraciones profundas. Sus dedos acariciaban mi hombro desnudo con despreocupación pero notaba que algo extraño le ocurría, podía sentirla algo tensa y aquella expresión pensativa en su rostro no disipaba mis sospechas.

MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora