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Todo mi cuerpo parecía tener convulsiones y mis piernas flaqueaban amenazando con dejar de correr pero no quería mirar atrás. Había vivido una de las experiencias más traumáticas de mi vida y mi corazón parecía querer abandonar su lugar en mi pecho. Por fin estaba frente al edificio y sólo entonces miré por encima de mi hombro para verificar si aquella furgoneta negra aún seguía aparcada a unas calles. Casi pude sentir la penetrante mirada de la chica amenazándome desde su lugar en el interior del vehículo y entonces me apresuré empujando con todas la fuerzas que aún tenía las puertas de cristal adentrándome en el lobby del edificio.

-Buenos días señorita Lena, ¿Está usted bien?.- Preguntó Tino examinando preocupado mi aspecto y rostro.

-S-si yo....¿Andrea aún está aquí?.- Pregunté llevando un mechón de mi cabello tras mi oreja y notando de reojo las marcas en mis muñecas las cuales cubrí con las mangas de mi campera.

-La señorita Rojas sigue aquí.- Asintió y tan sólo me giré corriendo con prisa hasta el ascensor.

Al estar enfrente de la puerta comencé a rebuscar nerviosa entre mis bolsillos rogando para encontrar las llaves y no tener que llamar a la puerta. El sonido ligero del metal chocando entre si fue como un canto para mis oídos y deprisa inserte la llave en la cerradura con algo de dificultad. Aparentemente todo estaba en silencio así que sólo me adentré despacio cerrando la puerta tras de mí.

-No sé en dónde está, Alexander. No ha llegado a casa y estoy desesperada.- La voz de la Castaña provenía de la sala.

Efectivamente mi amiga estaba de espaldas a mi mirando en dirección al ventanal mientras sostenía el teléfono contra su oreja.

-Estoy aquí.- Murmuré sobresaltándola un poco en el acto, los ojos de Andrea se abrieron como platos y de inmediato corrió hacia mí para abrazarme fuertemente.

-¡Dios mío Len! ¡No vuelvas a desaparecer así!.- Escondí mi rostro en su cuello buscando algo en aquel reconfortante abrazo.

-¿Es Lena?.- Escuché la voz de mi hermano al otro lado de la línea a través del parlante del aparato.

-Si está aquí, quieres......- No la dejé terminar y le arrebaté el móvil de las manos.

-¿Lex?.- Mi voz estaba rota a causa del estado de impacto en el que aún me encontraba.

-¡¿En dónde diablos estabas Lena?!

-Lex, necesito tu ayuda. Ahora.- No estaba completamente segura de lo que estaba a punto de hacer pero debía intentarlo.

...

-Muy bien. Estoy aquí, ¿Me dirás que ocurrió?.- Mis ojos miraron dudosos a mi hermano quien se encontraba sentado frente a mí con ambos codos apoyados en su rodillas prestándome atención.

-Es peligroso. Y tengo miedo.- Esas palabras lo preocuparon al instante y me arrepentí por haberlas soltado de golpe.

-Tienes que hablar o no podré ayudarte.- Insistió incitándome a hablar de lo qué pasó- Vamos Len.

-Presencie un asesinato.- Solté de golpe dejando sin palabras a Lex y a Andy que aguardaba recargada contra el umbral de la sala- Vi con mis propios ojos como asesinaban a un chico a unas cuantas cuadras de aquí.

Mi memoria revivió los recuerdos de la noche anterior y un escalofrío me recorrió la espalda al visualizar la expresión de malicia en el rostro de la chica y la sangre alrededor del cuerpo.

-No puede ser. Has sido testigo del asesinato de Bruno O'Brien.- Rebuscó en los bolsillos internos de su saco y extrajo una fotografía para enseñármela- ¿Era él?

MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora