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-No.- Fruncí el ceño ante su respuesta y la mire como si estuviese loca- No voy a irme. Seguiré adelante hasta poder hablar con Lionel

-No pudo dejarte hacer eso sin conocer sus intenciones Lena. Sólo acepta mi propuesta y vuelve a tu vida como antes.- Sus ojos se mantenían en los mismos haciéndome saber que seguiría firme he implacable con su decisión.

-¿Por qué estás haciendo todo esto? ¿Por qué actúas como si te importara en lo más mínimo?.- Preguntó y yo abrí y cerré la boca varías veces sin saber qué decir.

-Sólo estoy teniendo algo de compasión por ti. Créeme Lena, no quieres ser parte de todo lo que ocurre aquí día a día. Matamos personas inocentes, tenemos policías corruptos y nuestra droga está hasta en México. No es la clase de vida de la que deberías estar rodeada.

-Puede que tengas razón, pero no podrás decidir por mí.- Sabía perfectamente que no la haría cambiar de opinión y eso me enfadaba.

-Eres muy testaruda ¿Lo sabias?.- Una sonrisa apareció en sus labios provocando que quisiese comerle la boca otra vez pero me contuve.

-Suelen decírmelo a menudo.

Solté un suspiro rendida. Ella no daría su brazo a torcer y eso haría aún más difícil mi tarea de protegerla y mantenerla intacta mientras estuviese aquí. Tenía a unos cuantos amigos trabajando para Lionel y pretendía a través de ellos conseguir algo de información acerca de sus intenciones con la morena. Que ese hombre fuese su padre no quería decir nada bueno ni tranquilizador, porque antes que todo era un gran magnate dentro de la mafia el cual estoy segura estaría dispuesto a todo con tal de llegar a la cima de este imperio.

Es por eso que no pretendo descuidar a Lena hasta que tenga certeza que lo que Lionel Luthor quiere de ella.

...

Arrastré los pies sobre la moqueta a través de los pasillos en dirección a la cocina. Mi estómago había comenzado a emitir rugidos minutos atrás sacándome del intenso sueño en el que me encontraba. Así que decidí dejar mi habitación para tomar algo de comer de la nevera, fruncí el ceño al pasar fuera de la habitación de Lena y oír el ligero murmullo de la música pasar bajo la puerta. Me acerqué pegando mi oído contra la manera para lograr oír con mayor claridad a través de la puerta, pero mi curiosidad era más. Así que cogí el pomo entre mis dedos y lo gire tirando lentamente de la puerta hacia atrás echando un vistazo al interior de la habitación. La morena estaba en medio de la espaciosa habitación moviéndose ágilmente al ritmo de la música que escapaba por los parlantes de una radio posada sobre la mesita de noche.

Sus movimientos no tardaron en hipnotizarme volviendo a mis ojos sus seguidores y obligándome a permanecer de pie allí bajo el umbral. Pude notar su respiración algo agitada y pequeñas gotas de sudor descendiendo por su cuello el cual relucía bajo la luz filtrada por la ventana del cuarto. Su expresión era de completa concentración mientras miraba fijamente al frente sin percatarse de mi presencia ni por un segundo. Una sonrisa escapó de mis labios antes de alejarme a pasos ciegos de la habitación procurando no hacer un sólo ruido.

La morena se adentró en el lugar cuando yo bebía una taza de café y comía un emparedado sobre la isla de la cocina. Me dio una rápida mirada antes de coger una banana y comenzar a quitarle la cascara en completo silencio.

-Buenos días Lena.- Saludé un tanto irónica por su indiferencia.

-Buenos días.- Se limitó a contestar antes de continuar con su tarea.

Mi mirada no la abandonó ni por un segundo mientras ella comía la fruta y tamborileaba sus dedos contra la superficie manteniendo un ritmo constante y pegadizo. Terminé mi café aún con la mirada puesta sobre ella, podía sentir que me notaba pero aún así no desviaba su mirada hacia la mía manteniéndose totalmente indiferente frente a mi presencia. Cuando acabó y estaba dispuesta a dejar la sala di la vuelta a la isla en cuestión de segundos y la acorrale contra esta sin dejarla escapar.

MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora