Capítulo VIII

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EL MUNDO CAERÁ

Domingo:

Me habían tomado las constantes y sacado sangre para ver si yo tenía algo, lo único que dijeron es que estaba súper sana y que parecía que alguien me estuviera protegiendo desde arriba.

Bruce se había quedado dormido después de haberme cuidado toda la noche, eso me contaron ya que yo estuve dormida todo ese tiempo por las energías que gasté siendo novata en esto de lo sobrenatural.

Para comer me trajeron pescado con aceite de oliva, así que desperté a Bruce con suavidad para que comiera un poco aunque fuera de mi plato, estiró la espalda y brazos mientras bostezaba antes de dirigir su mirada en mi dirección. Él y yo teníamos que hablar y Bruce lo sentía por la forma en que le miraba a los ojos.

-No sabía cómo decírtelo porque no estabas cuando me pasó y la verdad, cuando lo supe no pensé en contártelo porque estabas muerto. Pero como estás aquí creo que mereces saberlo-. Me cogió de las manos para que me tranquilizara y la verdad que funcionó para poder seguir contando lo que callaba desde hacía mucho. -Estuve embarazada de ti-. Solté de golpe, sabiendo que eso me torturaba la cabeza y el corazón desde que lo supe.

-Eemm... Ya lo sabía-. Me confesó con dolor en su mirada. -No te mencioné nada porque creía que sería doloroso para ti recordarlo y quise esperar a que estuvieras preparada, lo vi cuando estaba en el limbo. A veces podía verte, eran flashes y no me costó mucho entenderlo-. Empecé a llorar y pedirle disculpas tantas veces que no las pude contar. Se preocupó por mi estado que apartó la comida del carro a un lado y corrió a abrazarme para que me tranquilizara aunque no podía hacerlo.

«Yo soy un ángel de la oscuridad, mi destino es acabar en el infierno, mis padres no son mis padres y los verdaderos no son normales, mi tío me quiere matar a mí y a todo el mundo y estoy segura que mató a la madre que me cuidó toda mi vida. Mi ex se murió y revivió después de meses, he estado en el infierno y he conocido a Lucifer y el nuevo chico al que quiero es un ángel que está perdido a saber dónde y todo esto me está matando y no lo aguanto más». No podía dejar de pensar en todo lo que me había ocurrido en tan poco tiempo y sin darme cuenta hasta el momento, noté que me faltaba la respiración, miraba para todos lados ya que me mareaba y empecé a sentir un gran hormigueo que iniciaban en la punta de los dedos de mis manos. Me puse a cerrar los puños y a abrirlos esperando a que cesara, pero no ocurría nada, todo empeoraba y creía que me iba a morir.

-Solo respira hondo-. Me pedía Bruce mientras me hacía caminar hasta la esquina de la habitación quitándome la camiseta y pegándome a la pared para sentir el frío.

-No puedo, no puedo-. Le decía con miedo aunque él insistía en lo contrario mientras se acercaba más a mí.

-Estás teniendo un ataque de pánico y es normal-. Colocó sus manos en mis mejillas para que le mirara a los ojos pero eso no me relajaba, era peor si me tocaba ya que sentía agobio. Aparté sus manos pidiéndole que no me tocara. -Respira conmigo-. Como no se alejó, sin querer, le empujé estampándolo contra la pared del otro lado de la habitación. Rápidamente se recompuso con los poderes que aún tenía. -Mírame-. Hizo ejercicios de respiración obligándome a realizarlos con él hasta que me tranquilicé y me dejé caer en el suelo ya que estaba más frío y sentía que mi cuerpo ardía.

×××

Llegué a casa después de que me revisaran de nuevo las constantes aunque antes de irnos del hospital, Bruce robó mis muestras de sangre y los resultados, borrándolos también de la red médica, debía ser la última vez que fuera al médico por lo que pudieran descubrir en mi ADN. Me costó pasar por la puerta ya que me dolía ver la casa donde siempre he vivido pero con una persona menos a mi lado.
Lucius se encontraba sentado con mi padre así que fuimos Bruce y yo directos hacia ellos y yo les pregunté el paradero de Fed ya que era raro que no estuviera ahí con Lucius o conmigo.

EDAS Dame una razón para decir adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora