¿POR QUÉ?
Caminó entrando en la casa, escaneando con la mirada hasta pararse en mí.
-Herickson-. Susurré sorprendida mientras ambos nos mirábamos de una manera intensa e íntima ya que hacía mucho tiempo que no nos veíamos y creía que no lo vería nunca más, ese fue uno de los motivos por el que dejé aumentar mis sentimientos por Bruce, me sentía tonta y con ganas de llorar otra vez.
Bruce me escuchó pronunciar el nombre del ángel y caminó en dirección al desaparecido para pegarle un puñetazo en la mejilla, Van Der Blint cayó al suelo bastante sorprendido por el fuerte golpe que recibió por un supuesto humano porque él no sabía que Bruce tenía mis poderes de bruja.
Alejé a Bruce de Herickson antes de que este se levantara del suelo. Le llevé hasta la cocina sin entender porqué lo hizo cuando no se conocían de nada.
-¿Porqué le has pegado?- Le pregunté confundida sin soltarle la mano.
-Mi habitación está casi pegada a la tuya, me partía el corazón escucharte todas las noches llorar y sabía que era por él-. Mis ojos se pusieron llorosos de la vergüenza y del dolor que realmente había sentido todas estas noches sola. -Sentí vuestra conexión desde el otro lado y no quiero que nadie te haga daño como ha hecho ese gilipollas-. Intenté tranquilizarle ya que él estaba enfadado. -Sé que yo te hice daño sin quererlo y porque me morí pero estoy aquí, es mi elección estar aquí contigo, él te dejó sola y veo tu dolor continuamente-. Eso último me dejó más confusa. Al parecer no solo le entregué mi magia, el hechizo obligaba a pasar un poco de todas mis emociones junto la esencia de la magia y él sintió mi rabia hacia el ángel, rápidamente le abracé pero Herickson entró interrumpiéndome porque necesitaba hablar conmigo a solas. De mala gana le acompañé fuera de casa, quedándonos en la calle en plena noche.
-Necesitaban saber si te las podías arreglar sola y al parecer sí-. Fue lo primero que dijo y ya me cabreó, porque eso significaba que había estado vigilando y no impidió la muerte de mi madre.
-Ni una sola despedida ¡Nada! ¿Sabes qué? Te odio-. Golpeé su mejilla con mi mano abierta mirando a sus ojos con seriedad para que entendiera que era cierto. -No3 es la primera vez que lo haces-. Mis lágrimas brotaron de mis ojos como dos cascadas y eso me cabreaba más porque estaba cansada de tanto llorar. Tras unos segundos de silencio mientras él mantenía la mano en su mejilla continuó hablando:
-Siento mucho la pérdida de Cassidy-. Estaba decidida a marcharme pero no pude evitar hablarle.
-Llegas tarde al entierro-. Le recriminé porque si sabía que había muerto y pensaba venir, podría haberlo hecho un poco antes y llegar a tiempo. Me di la vuelta para volver a casa pero quise preguntarle una última cosa antes de que se fuera de nuevo. -¿Porqué a mí?- Conseguí hablar ya que me costaba respirar entre sollozos.
-No tiene que ver contigo-. Se sinceró bastante apenado. -He venido por lo sobrenatural.
-Entonces no has venido por mí...- Él lo negó, era sincero y me habría gustado que lo hubiera sido siempre. -Agradezco tú sinceridad, adiós-. Di la vuelta otra vez pero para marcharme a casa.
-Espera-. Paré en seco, cerré mis ojos y resoplé pero sin girarme. -Sé dónde está Emily Rose-. Abrí mis ojos directamente mirando la puerta de mi casa, quería correr hacia allí y decírselo a Bruce. Le pedí a Herickson que hablara con él porque no quería escucharle más, al menos no en ese momento.
Llegué al comedor seguida por Herickson que quiso estrechar su mano con la de Bruce para así presentarse pero mi compañero no aceptó tocarle, aún así se presentó y Van Der Blint le informó que la señora Spencer había estado todo este tiempo en San Francisco aunque ya estaba de camino para reencontrarse con su hijo.
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EDAS Dame una razón para decir adiós
FantasyEDAS 2 Edas ya conoce la verdad de muchas cosas y se entera de otras pocas, su pasado vuelve a ella en un suspiro de una forma rara y extrema y cosas extrañas ocurren a su alrededor de las que se tiene que encargar, queriendo rendirse por todo el do...