EDAS Dame una razón para decir adiós

Capítulo V

¿QUÉ HAY ENTRE NOSOTROS?

Noche Buena

Había llegado la noche antes de navidad, hasta ese día no tenía muchas ganas de hacer nada, mi existencia debía pasar desapercibida, porque realmente no le importaba tanto a la gente que me rodeaba. Me sentía aliviada de que al día siguiente era fiesta, sino tendría que elegir entre ir a clase o divertirme por una noche, ya que hacía mucho no me divertía y como persona, tenía derecho a sonreír aunque fuera una vez al año. Así que estaba dispuesta a darlo todo en la pista para que Herickson, si me estaba vigilando a lo lejos, viera que estaba feliz sin él y se molestara, la verdad... estaba cabreada y solo quería odiarle aunque no podía hacerlo.

Me puse un top rosa y un pantalón vaquero ajustado blanco a juego con la chaqueta de invierno y, tras maquillarme, me quedé bloqueada en mi pelo, siendo el típico cabello moreno y soso, no sabía que hacerme si un moño, una coleta alta, un medio recogido,... así me pasé media hora hasta que llamaron al timbre de mi casa mi grupo de amistades y subieron hasta mi habitación. Las chicas pasaron al baño conmigo y los chicos se quedaron charlando con Bruce, Charlize acarició mi cabello a la vez que lo soltaba quitándome la goma del pelo. Me despeinó hasta que la línea de mi pelo desapareció.

-Así estás perfecta, así que no enloquezcas-. Comentó ella, a la vez que besaba mi mejilla apoyando uno de sus brazos sobre mi hombro, justo antes de girarme para mirarles.

-Lista-. Les sonreí moviendo mi pelo con las manos, como la típica acción de pija y salí delante de ellas para coger mi bolso de noche donde ya había guardado todo lo necesario.

Apunto de salir por la puerta de casa, mi madre se acercó, queriendo pararme los pies.

-¿Dónde vas?- Se cruzó de brazos mirando al grupo y estos se marcharon a fuera para esperarme y dejarme hablar a solas.

-A una fiesta. ¿A caso te importa? Así que no me esperes para cenar-. Le respondí de forma brusca, estaba enfadada con ella y me daba igual que me pusiera ojitos en ese momento porque no pensaba perdonarla tan rápido, estaba harta de su chantaje emocional. Al principio le respondí mal sin querer, pero luego me lo pensé mejor y decidí seguir hablándole así. Terminé saliendo a paso acelerado y cerrando de golpe la puerta para ir directa a mis amigos.

Media hora después, ya estábamos entrando a la fiesta clandestina que se realizaba en un edificio abandonado, pero que sorprendentemente no estaba tan sucio como me pensaba.
Nada más entrar, pagamos para guardar las chaquetas en el guardarropas y nos dieron pintura a quienes quisiéramos para brillar en medio de la pista con las luces negras y también nos dieron una pulsera de papel con distintos colores y números, dependiendo del lugar en el que habían metido los abrigos.

Por segundos, el grupo se fue esparciendo por el lugar mientras yo esperaba a que Bruce entregara su chaqueta. Me acerqué a él y me miró sonriendo, no entendía porqué hasta que se quitó la camiseta provocándome una risita por lo sexy que se veía, llegué a mirarle con mi cabeza un poco inclinada para asegurarme de que seguía viéndose igual de bien. Al ser un sitio clandestino, no habían muchas normas, así que ir sin camiseta no era un problema, ni para él ni para nadie.

-Pues ya que estás semidesnudo...- Le pasé mis ceras verde y rosa para después hacerme un moño mal hecho con una de las gomas que tenía en mi muñeca. A la vez, le entregaron sus pinturas y le cogí de la mano para llevarle a un lado de la pista. Acaricié sus brazos, su cuello y a continuación su pecho, él me acarició con la punta de sus dedos una de mis mejillas, provocando que cerrara mis ojos por la dulzura. Al abrirlos, extendí mi mano para que me dejara sus pinturas azul y naranja.
Empezó Bruce pintándome la parte de espalda que tenía al descubierto, provocándome un cosquilleo de extremo a extremo, con mi bello de la nuca y brazos de punta. Luego continué yo, tan solo dibujándole rayas donde sus músculos y unas cuantas más en su rostro.