EL PASADO SIEMPRE VUELVE
Friedrich vertía el té sobre una taza blanca, la cual solía utilizarla para el desayuno, pero estaba tan estresada por lo que últimamente le ocurría, que necesitaba tomar algo que le relajara un buen rato. Caminó hasta su sofá y tras dar unos pequeños sorbos, dejó la taza sobre la mesita y se dejó caer sobre los cojines. Tras unos segundos de tranquilidad, la puerta fue golpeada con tanta brutalidad que la rompieron, Eutropio pasó por el medio y Friedrich se levantó de su sofá con rapidez, creando un hechizo de protección, hablando en susurros para no dejar pasar a su mellizo, para que él no llegara a alcanzarla.
-Hola, hermanita-. Saludó sonriendo con maldad, abriendo sus brazos con intención de abrazarme, entonces se dio cuenta que no podía continuar su camino, parando en el sitio esperando que Friedrich dijera algo.
-No entiendo porqué desde siempre eres tan cruel. ¿Qué te hice para que me arrebates todo lo que tengo?- Habló con nostalgia, cruzándose de brazos mientras él, colocaba su mano en la barrera transparente, creándose un campo eléctrico en la pared invisible que tocaba.
-Yo solo quería que fuéramos una familia, los cuatro. Nunca te arrebaté nada, solo te protegía de los demás-. Se defendió, creyendo que todo lo que hizo no era malo.
-Pero madre murió por tu culpa, por tu destrucción. ¿A caso te pedí que formaras parte de mi familia? ¿A caso te pedí nacer?- Histérica y con sus ojos comenzando a brillar de la tristeza, se acercó lo suficiente a él para que le viera el rostro de dolida, pero ella sabía que a Eutropio le faltaba empatía y nunca se pondría en su lugar ya que era un salvaje sin emociones.
-Pasamos quinientos años tranquilos ¿Qué cambió?- Preguntó bastante confundido, porque en su mundo de fantasía para él, todo había sido perfecto.
-¿Cómo que qué cambió? Todos vivíamos aterrorizados por tu culpa, me cansé de que mataras a toda gente que quise por tu estúpida idea de que iban en mi contra o porque eres un puto celoso psicópata y egoísta-. Eutropio, en respuesta, dio un golpe en la barrera bastante molesto.
-Querías a todos menos a mí-. Siguió golpeando hasta agrietar el muro. -Así que solo estaré yo-. Terminando de destruir la barrera, ellos se miraron a los ojos recordando momentos del pasado que marcaron su relación para siempre.
FLASHBACK
Antigua Grecia, Olimpia. Año 328 A.C
Friedrich andaba con su vestido azul, por los caminos de tierra de la antigua Grecia, siguiendo a la feliz multitud que iban a celebrar el final de las olimpiadas, bebiendo y comiendo donde pudieran. La mayoría solo pensaba en emborracharse hasta el día siguiente. Friedrich llegó hasta un pequeño hostal que por segundos, se iba llenando. Ella tuvo la suerte de sentarse en una mesa pegada de una esquina, esperando a que su bebida llegara, pero en vez de aparecer su alcohol, llegó una joven morena que se quiso sentar a su lado.
-Te he visto muy sola y, con tanta gente en este lugar, no es muy bonito que te vean apartada-. Comentó la morena sacando dos jarras tras su espalda y dejándolas en la mesa, una era para sí misma y otra para Friedrich. -¿Cuál es tu nombre, hermosa pelirroja? A mí me llaman Keila.
-Friedrich.
-Te llamaré Fed-. Chocaron sus bebidas y la pelirroja miró a Keila mientras ambas bebían de sus jarras y se reían intentando tragar con rapidez el líquido al completo.
-Te vencí-. Friedrich golpeó la jarra en la mesa por la rapidez en la que la dejaba. -¿Desde dónde vienes?
-Entonces me toca responder primero. He venido desde Atenas y con lo limpia que te ves, supongo que eres de aquí-. Friedrich afirmó con la cabeza a la vez que se levantaba para ir a por más bebida. Así continuaron durante toda la tarde y principios de la noche, a esa altura, la mayoría de los griegos se habían marchado por el largo viaje que tendrían hasta sus hogares. -Vente a mi habitación a tomar la última-. Keila se marchó primero y tras cinco minutos, le siguió Friedrich, no querían que nadie les viera juntas. Ambas pasaron una noche de pasión, era la primera vez que lo experimentaba la pelirroja pero no la morena, esta era una experta y se lo demostró a Friedrich.
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EDAS Dame una razón para decir adiós
FantasyEDAS 2 Edas ya conoce la verdad de muchas cosas y se entera de otras pocas, su pasado vuelve a ella en un suspiro de una forma rara y extrema y cosas extrañas ocurren a su alrededor de las que se tiene que encargar, queriendo rendirse por todo el do...