Amamantar

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Ron aún no se acostumbra a la sensación que siente cada vez que su bebé succiona su pecho, es como un tirón y después el líquido comienza a bajar, no es doloroso, aunque después de un rato debe cambiar de pecho porque el otro se ha irritado un poco.  

Nunca imagino que amamantar sería una de las sensaciones más relajantes que podría experimentar, también es muy satisfactorio alimentar él mismo a su bebé, además de que ya no tiene dolor por exceso del líquido en sus pechos.

Estaba tan concentrado amantando que no escuchó el momento en que su novio abrió la puerta, quién estaba regresando del supermercado con las compras de la semana.

—Iré a la habitación de Scorpius —anunció antes de que el rubio hablara primero.

Ron amaba a su novio y eso no había cambiado, pero en las últimas semanas no se sentía con ánimos de que éste lo mirará teniendo alguna parte del cuerpo expuesta, así que, llevaba dos semanas amamantando a su bebé donde Draco no pudiera verlo.

—No tienes que irte, iré a guardar todo. No te espiare —le aseguro al mismo tiempo que caminaba hacia la cocina.

Una cosa era que quisiera engañarse diciéndose que su novio no notaba la incomodidad que sentía cada vez que lo llegaba a ver mientras alimentaba a su pequeño, sin embargo, la realidad era que había resentimiento en su voz y esa era la prueba más clara de que lo notaba.

No dijo nada, decidió que Scorpius no debía estar presente si llegaban a discutir. Termino de amamantarlo, lo puso eructar, después de arrullarlo un par de minutos se quedó dormido y pudo dejarlo en su cuna.

Cuando busco a Draco lo encontró en la habitación de ambos preparándose para tomar una ducha.

—¿Te quieres bañar primero? —le preguntó el rubio con cortesía sin mirarlo.

—Estas enojado.

—No.

—Draco, lo escucho en tu voz, en tu forma de hablarme.

Su novio finalmente dejo de buscar una pijama y se giro para enfrentarlo.

—¿Por qué te molesta tanto que te vea amamantando?.

—No me molesta…

—Ron, lo escucho en tu voz, en tu forma de hablarme —le regreso sus palabras.

—No es por ti, es por mi —confesó

—¿Vas a terminar conmigo?.

Y Ron podría jurar que nunca vio una expresión más triste y adolorida en Draco, lo había visto asustado el día de su parto, molesto en más ocasiones de las que pudiera contar y con muchas otras expresiones, pero no de está manera.

—¿Qué? ¿Por qué piensas eso?.

—Eso dicen las personas cuando terminan una relación.

—Draco, —lo llamó al mismo tiempo que se acercó él y lo abrazo —te amo, eres el único con el que quiero compartir mi vida.

—¿Me estás proponiendo matrimonio?.

Lo analizó un instante, tiene muchas cosas en la cabeza y puede que las hormonas lo hagan sentir mil cosas diferentes en menos de una hora, pero esto no es algo sobre lo que dude, con el único que quiere enfrentar estos momentos y todos los demás es Draco. Sin embargo, no es así cómo quiere pedirle matrimonio.

—Solo si significa que dejaras de decir tonterías sobre terminar —bromeo.

Ron sonrió al sentir como su novio le correspondió el abrazo con fuerza.

—Lo siento, es solo que me siento diferente y cuando empezaste a esconderte de mi, también me hizo sentir triste.

—No quería dejarte de lado, pero yo también me siento diferente, mi cuerpo lo es y no sé cómo sentirme normal de nuevo.

—¿Podemos sentirnos diferentes juntos?.

—Sí, podemos.

—¿Ya no te esconderás cuando alimentes a Scorpius?.

—Lo intentaré.

Draco no respondió, se aferró con más fuerza a él, mientras que Ron se relajó disfrutando la calidez del rubio.

El bebé de Ron y Draco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora