Ron estaba seguro de que es el padre más afortunado del mundo, Scorpius era un angelito, no había llorado desde que los dieron de alta en el hospital, tampoco lo hizo cuando paso de unos brazos a otros, primero en los de sus abuelos, después en los de sus tíos y finalmente fue reclamado por sus padrinos. Era todo un misterio para él como es que Luna se convirtió en la madrina de su bebé, en cuanto a como Harry se convirtió en el padrino tenía una sospecha, pero prefería no hondar demasiado en eso.
Horas más tarde cuando se habían quedado solos con su angelito, éste estaba durmiendo y Ron también quería hacerlo, sin embargo, no sentía que pudiera hasta que resolviera un pequeño detalle.
—¿Y si llora y no lo escuchamos? —le preguntó a Draco.
Ambos estaban de pie frente a la cuna de su pequeño, pese a que entre las tantas indicaciones que le dio la obstetra una había sido no pasar demasiado tiempo de pie, al menos no hasta después de un par de días.
—No puede dormir en nuestra cama, ¿y si lo aplastamos mientras dormimos?.
—No quiero dejarlo aquí.
—Nuestra habitación está al lado, lo escucharemos si llora.
—No quiero que llore.
—Yo tampoco, pero lo hará algunas veces.
—Pero si dormimos profundamente, no lo escucharemos.
—¿Estarías más tranquilo si ponemos la cuna en nuestro cuarto por un par de días?.
—Sí.
No les tomo mucho tiempo hacer el traslado, Ron llevo en brazos a Scorpius y Draco movió la cuna con un hechizo levitador. Así los tres pudieron dormir tranquilos, Ron en los brazos del rubio y su pequeño en su cuna.
Ron no sabía durante cuánto tiempo había dormido, le pareció que mínimo había dormido un día entero, aunque eso era imposible considerando que el reloj en la habitación apenas marcaba las diez de la noche. Busco a su novio y descubrió que estaba solo en la cama, al girarse encontró vacía la cuna de su bebé.
Se paró asustado, pensado en que algo malo pudo sucederle a su pequeño, pero cuando llegó a la sala lo que encontró fue una de las escenas más enternecedoras que jamás había visto.
Draco sentado en el sofá, con los ojos cerrados, arrullando a Scorpius, quién no dejaba de agitar sus manitas y llorar, su rostro ya estaba rojo por el esfuerzo. Se acercó e intento quitárselo pero el rubio abrió de inmediato sus ojos y se aferró con todas sus fuerzas a él.
—Cariño, está bien, deja que te ayude.
Suspiro aliviado en cuanto escuchó su voz y lo dejó cargar a Scorpius.
—Empezó a llorar media después de que te dormiste, no quería que te despertarás, así que, vine aquí.
—¿Tiene hambre?
—Ya comió.
—¿Revisaste su pañal?.
—Sí y es impresionante lo que sale de él para tener solo un día de nacido.
Ron se río mientras se mecía con calma de un lado a otro y al mismo tiempo acariciaba la cabecita de Scorpius. Pequeños suspiros empezaron a salir de su boquita hasta que finalmente cerro sus ojitos y se quedó dormido.
—Estuve haciendo eso durante dos horas —se quejó su novio.
—Estuvo dentro de mi durante nueve meses, tal vez solo me extrañaba.
—Ahora quiero llorar.
—Vamos a la cama, —con la cabeza le señaló el pasillo que daba a la habitación —también te arrullare.
Ron se sentó en la cama, sobre sus piernas colocó las almohada más grande de la cama y ahí acomodó a Scorpius, con una mano siguió acariciando su cabecita y con la otra hacía los mismos movimientos en la de Draco, quién estaba pegado a ellos y usaba unos de sus brazos como barrera para que su bebé no rodará.
—Descansen, yo los cuidó —les susurro aunque ninguno de los dos estaban despierto.
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El bebé de Ron y Draco
FanficUn solo descuido es suficiente para cambiar tu vida para siempre, pero Ron y Draco no tuvieron uno ni dos ni tres, tentaron a la suerte más veces de las que se podrían contar y ahora como consecuencia esperan a un bebé a sus diecinueve años. Ambos l...