Romper fuente

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—Respira con calma, inhala mantelo por unos segundos y ahora exhala, sí, lo estás haciendo estupendo, amigo, ahora repítelo.

Ron se sentía feliz de haber tomado esas clases de preparación para el parto, admitía que en un principio le parecieron ridículas, pero gracias a Draco que insistió y lo obligó prácticamente a asistir hoy podía usar sus ejercicios de respiración para calmar a su amigo.

—¿Te sientes mejor? —le preguntó cuando ya no sintió las manos de Harry temblar.

—Eso creó… no entiendo cómo puedes estar tan tranquilo.

Hacía quince minutos Ron intento levantarse del sillón, su plan era tomar su maleta, las lleves del departamento y después informarle a su amigo que era hora de ir a San mungo, sin embargo, apenas dio un paso su fuente se rompió. En cuanto el pelinegro entendió lo que estaba sucediendo comenzó a hiperventilar y Ron se dedicó calmarlo.

Se encogió de hombros —he estado preparándome para este momento por nueve meses y si soy honesto me alegra que finalmente llegará, no creo que pudiera seguir soportándolo por más tiempo.

Después de hablar una contracción volvió a atacarlo.

—Si fuera tu no creo que podría estar tan calmado.

—En realidad las contracciones aún no duran un minuto, ya veremos si puedo seguir manteniendo la calma.

Harry asintió con calma —de acuerdo, vamos al hospital.

—Me iré a cambiar, —anuncio adolorido al mismo tiempo que se levantó con ayuda del pelinegro —avísale a Draco y a los demás para que nos encuentren allá. Primero a mi novio después al tuyo.

—No es mi novio.

—Lo que digas, quiero ser el padrino en la boda.

Si Harry replicó algo más no logro escucharlo gracias a la puerta de su recámara.

Después de enviar los patronus con los mensajes, estuvieron listos para partir y un nuevo dilema se presentó, encontrar transporte. Era más difícil de lo previsto, no podían usar ningún medio mágico ya que podría repercutir en el bebé y el transporte muggle era lento, de todas sus opciones la mejor fue un taxi, uno que al final no fue tan buena opción porque quedaron atorados en el tráfico.

—Merlín, —exclamó con preocupación Harry —Draco va matarme si su bebé nace en un automóvil. 

 A pesar de que Ron estaba sintiendo una contracción en ese instante consiguió esbozar una sonrisa —no lo hará —el pelinegro le dio una mirada escéptica —tal vez solo lo intente, pero tu novio te salvará.

—Ron, Blaise no es mi novio.

—¿Qué son entonces?.

—Ni siquiera le gustó.

—No se lo has preguntado

—¿Para que me rechace? No, gracias.

Ron sintió ganas de golpearlo, quizás ahora entendía un poco a Harry y porque se desesperaba cada vez que él negaba sentir algo por Draco.

—¿Y te rendirías con un no? Vamos, ¿dónde está el Harry que le patea el trasero a todos nuestros compañeros de entrenamiento?.

—No es lo mismo. Además, ni siquiera deberíamos hablar de esto, debes concéntrate en tu parto.

Se tocó su vientre sonriendo, estaba duro por las contracciones, pero aún así podía sentir a su bebé —este pequeño no irá a ningún lado y nosotros tampoco al parecer, así que, tengo tiempo.

—Esta bien. Es que es Blaise de quien hablamos.

—Sí, eso lo sé…

—No tiene relaciones serias, solo sexo. Si le digo que quiero más terminará todo.

—Harry, te conozco, solo sexo no será suficiente para ti y saldrás más herido de lo que lo harías si te rechaza.

Entre contracciones y la conversación con Harry, Ron no se dio cuenta cuando el taxi comenzó a avanzar. Cuarenta minutos después de salir de casa por fin llegaron al hospital donde un Draco al borde de la histeria ya los estaba esperando.

El bebé de Ron y Draco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora