Capítulo 4

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~Porchay~



•Por la mañana cuando desperté lo primero que vieron mis ojos fue soledad, porque sabía que no iba a encontrar a Kim a mi lado para sonreírme, abrazarme y decirme los buenos días. Por un minuto pensé que se podía haber quedado a desayunar conmigo, pero sabía que eso iba a retrasar nuestra despedida, que al mirarnos a los ojos cuando tuviéramos que despedirnos nos dolería soltarnos de las manos y dejarnos partir nuestro camino, así que supongo que fue la mejor decisión.

Me levanté rápidamente de la cama porque no pude soportar la calidez de las sábanas, respirar su aroma y que los recuerdos de nuestras pasión desbordada llegará a mi mente como una película. Desnudo y con el corazón en un puño me dirigí al baño para abrir la regadera con agua caliente. Apenas sentí la temperatura adecuada para mí, me sumergí bajo el agua cálida, cerrando los ojos. Tomé el jabón con olor a vainilla, lo unté en mis manos para hacer espuma y procedo a pasarlo por mi cuerpo débil, cansado por completo por el ejercicio de ayer.

Lo hecho tanto de menos, que me siento vacío sin tenerlo vagando a mi alrededor, temiendo que lo que haya pasado entre nosotros ayer me haya devuelto al principio de nuestra ruptura, porque sentía que me ahogaba en un vaso de agua, pero era duro tener que seguir sin él. Sólo es el primer día y ya siento una tristeza inmensa, pero prometí ser fuerte y consciente de que está soledad no iba a durar para siempre, que seguía amándome como yo a él y que tendríamos una vida por delante juntos.

Mi cabeza no coopera cuando imagino su toque en mi cuerpo, mis piernas se debilitan bajo la lluvia artificial cuando sigo el hilo de mis pensamientos. Bajé mis manos a mi entrepierna recordando el día anterior tocando mi miembro como lo hizo él.

Su boca juguetona y traviesa dejó un reguero de besos con saliva junto a su lengua húmeda en mi cuello, succionó mis clavículas como si estuviera hambriento y sediento de mi piel expuesta. No se detiene, sigue bajando hasta los pezones rodeándolos con la lengua haciendo movimientos circulares, luego dando pequeños mordiscos en el pezón erecto y sensible a su toque, mamando con frenesí haciendo que mi respiración se vuelva irregular por la posesividad de sus caricias. Lo único que puedo hacer es entregarme al placer que el me brinda porque no soy lo suficientemente fuerte para dejarlo escapar. Sigue con sus vaivén de lamidas y succiones dejando marcas rojas en mi piel morena hasta mi ombligo deteniéndose en mis caderas.


-¿Esto es lo que quieres, Chay? -me preguntó con una sonrisa juguetona en sus labios, pasando su lengua por ellos de manera sexy. Logrando que mi excitación aumente.


-Desde que diste tu primer vocado en mi piel estoy listo. No me hagas repetirlo. -le respondí entre jadeos, dejándome sin aliento.



Salgo de mi ensoñación corriéndome, dejando que el placer me envuelva con esa corriente ya familiarizada. Pero sentí que no es lo mismo, no puedo ignorar lo que causó en mi cuerpo después de tocarlo de esa manera tan embriagadora. Sin dejar de anhelarlo de mis mejillas corren lágrimas una tras de otra sintiendo un nudo enorme alojado en mi corazón. Lavo mis manos con el agua para taparme el rostro por la vergüenza de haberme tocado por primera vez pensando en Kim y por querer romper la promesa que nos hicimos.

¿Qué mierda hice?, ¿Porqué tuve que alejarlo de esta manera, cuándo sé lo mucho que lo necesito en mi vida? ¿Fue egoísta lo que hice? ¿O era completamente necesario hacerlo?

Preguntas sin respuestas abordaban mi mente, haciéndome cuestionar mis decisiones, sintiendo que no debería porque sentirme de esta manera.



Cerré el grifo del agua para salir envolviendo mi delgado cuerpo en la toalla, poniéndome las sandalias de ducha para no caerme por la humedad de mi cuerpo. Cierro la puerta del baño dirigiéndome al armario donde tenía mi ropa. Saqué un pantalón de mezclilla negro con una sudadera sin mangas blanca y una camisa negra sin estampado, y mi habitual ropa interior de colores sobrios. Los dejé en la cama para primero secar mi cuerpo, cuando de repente escucho varias voces en el living de mi departamento. Tomé la bata de dónde la dejó colgada para ponérmela encima y envuelvo fuerte la toalla en mi cuerpo para no mostrar la piel marcada por los labios de Kim.

Salgo apresurado de mi habitación para saber qué está sucediendo, cuando cinco pares de ojos voltean a verme con asombro apenas estoy acercándome a ellos.

-¿Se puede saber porque están todos aquí en mi casa y a esta hora de la mañana? -exclamó exigiendo una respuesta de su parte.

-¡Nosotros estábamos dirigiéndonos a tu departamento cuando vimos que éste desgraciado estaba entrando a hurtadillas! -Pkhun exclamó furioso apuntando a Kim.

Este último estaba mirándome petrificado pidiendo ayuda, de que tanto Pkhun o como mi hermano lo dejen molido en el suelo. Yo no sé si estaba feliz de que estuviera aquí o enojado por haber dejado que lo atraparan.

-Tranquilos, yo lo llamé para que viniera. No tienen porqué armar tanto alboroto. -les mentí explicándoles para salvar el culo de Kim.

-¿Qué no armemos tanto alboroto? ¿después de todo lo que te hizo este cabrón egoísta? -Preguntó enojado mi hermano.

Avergonzado de lo que pudieran mal pensar, me acerqué a él para mirarlo a los ojos tomando sus manos cálidas.

-Hia, no es así... sé que me quieres lejos de Kim, pero nosotros estamos solucionando nuestros problemas cómo personas adultas que somos. - le respondí tratando de hacer que me entienda.

(En Corrección)Why don't you stay? [kimchay] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora