~Porchay~
•Apenas me vio alzar mí mano en su dirección suplicante, se acercó caminando con pasos firmes hacia mí cuerpo. Gemí cuando su lengua decidió invadir mí boca al mismo tiempo que sus manos inquietas recorrían hábilmente mi cuerpo, de inmediato mí piel reaccionó a su tacto, rozando mi columna vertebral erizando con descargas mi piel...estrujando mí cintura y poco a poco tocando la redondez de mis glúteos empujando su erección junto a la mía. Mientras recorría mi cuerpo y su boca me dejaba sin aliento. Sin poder con el mar de sensaciones que estoy sintiendo en este momento. Lo sujeté por sus brazos y sentí sus bíceps. Firmes, duros, con la piel suave y mojada. Luego subí mis manos hasta su cabello mojado, salpicando gotas de agua sobre mi pecho plano, con los pezones erectos y excitados bajo sus ojos ennegrecidos de lujuria. Olía tan bien que provocaba que lo deseara con más locura. Tiré de los mechones que caen por su frente entre mis dedos causando que gimiera tan sexy en mi boca. Cerré los ojos cuando lo sentí mordisquear el hueco de mi cuello, succionando con frenesí. Lamiendo con su lengua caliente de arriba abajo sobre mi piel. Mandó escalofríos de placer desde mi entre pierna hasta la punta de los dedos de mis pies. Siguió bajando pausando lentamente para prestarle atención a mis pezones. Jugando con ellos entre sus labios y dejando a su paso marcas rojas. Mi cuerpo se movía por sí solo quejándome entre gemidos, lamiendo y mordiendo mi labio inferior tratando de calmar mi respiración arrítmica. Arquee la espalda cuando lo sentí dejar un reguero de besos sobre mi ombligo, sosteniéndome con firmeza en mi lugar con sus enormes manos sobre mis pequeñas caderas. Deteniéndose un momento dando pequeños mordiscos sobre mi estomago plano, muy cerca de mi pubis.
-Esta noche voy a saborear cada rincón de tu cuerpo, que vendrás a mí por más... -susurró en tono ronco deleitándose contra mi piel.
Estaba segurísimo que sí, pensé de inmediato.
Abrí los ojos cuando sentí su mano derecha empujar despacio mi pecho acostándome sobre la cama. Sin apartar su mirada lujuriosa de la mía, separó mis piernas dejándolas bien abiertas. Para después arrodillarse en el suelo e inclinarse a besar el empeine de mi pie derecho. Pasó su lengua hasta mi pantorrilla, luego repitió el movimiento con los dientes. Mierda. Está matándome tan lentamente que me ponía impaciente. Siguió subiendo lentamente por la parte interna de mi pierna, besándome de manera tortuosa. Cuando llegó hasta mi muslo, muy cerca de mi pene ya muy excitado. Vuelve a empezar con la tortura en mi pierna izquierda.
-Sabes tan bien, que me estás haciendo tan adicto a tu piel amor... -murmuró cerrando los ojos, con expresión de placer. Descargando todas mis emociones y mis sensaciones en mí miembro ya durísimo.
Cuando finalmente su cara está a centímetros de mi entrepierna, me sonrío de manera malvada curvando sus labios luciendo muy provocativo, sexy y muy excitado. Luego enterró su nariz en mi entrepierna oliéndome con sonidos guturales y besándome cargado de saliva en su boca. Tomó mi pene con su mano derecha pasando la palma por toda la longitud por unos segundo antes de abrir la boca bajo mi atenta mirada contraída por el placer, comiéndome de manera hambrienta. Chupó, y succionó la punta rosada, retorciéndome bajo su cuerpo. Los sonidos que salía de su boca al chocar contra mi carne, más la fricción con los labios, hacia que sonará tan obsceno que no podía mantener los ojos abiertos, con ambas manos agarrando con fuerza la frazada de color verde olivo que se encontraba bajo mi cuerpo. Perdí por completo el control.
Es tan bueno haciendo sexo oral, que en mis pensamientos más tontos llegaba a pesar en como llegó a ser tan bueno en esto. Haciéndoselo a otra persona, ya sea mujer o hombre. Me llenaba de celos. Pero justo ahora no podía quejarme de nada porque hacia sentir a mi cuerpo tan exquisitamente bien, que lo único que podía pensar es en lo bien que se siente tenerlo arrodillado a mis pies comiéndome como si fuera el mas dulces de los manjares.
-Kim...voy a correrme...estoy muy cerca...-Gemí tratando de toma aire con cada pausa. Muy cerca de mi límite.
-No, no te atrevas a correrte todavía. -me respondió demandante separando su boca de inmediato de mi pene.
Abrí los ojos quejándome por privarme del calor que se avecinaba en mi vientre bajo. Oyendo su risa ahogada.
¡Maldición Kim, vuelve hacer lo que estabas haciendo!
-Tranquilo, tenemos toda la noche para nosotros dos. -susurró tomando el gel en sus manos abriéndolo y aplicándolo en los dedos índice y de al medio, de su mano izquierda.
Lo mire a los ojos con temor cuando esparció el gel helado en la entrada de mi orifico trasero. Mandando una oleada de nerviosismo y un poco de pánico.
-Relájate amor, no quiero que te duela. Seré muy delicado. -murmuró introduciendo lentamente un dedo empapado de gel.
Movió el dedo de adentro hacia afuera tratando de dilatar y expandir la zona nunca explorada. El picor, la incomodidad y el dolor de inmediato se hizo presente en mi cuerpo cuando poco a poco empezó a meter más de un dedo en mí. Gemí con dolor cuando ya tenía tres dedos dentro. Es la sensación más fea y extraña. Jamás se me paso por la mente que dolería tanto. Y eso que podía sentir que el toque de los dedos de Kim eran tan suaves. Siguió embistiendo con lentitud agobiante, de adentro a afuera los tres dedos por lo que a mí me parece una eternidad. Trazando círculos con ellos, hasta que se detiene por completo retirando su mano. Luego con la misma mano rompe el papel del condón y procede a ponérselo rápidamente. Untándose gel lubricante por la longitud de su miembro erecto. Listo para entrar en mí.
-Respira amor, respira...- susurró.
No me había dado cuenta que había contenido mi respiración al verlo. Quité mi mirada de la suya observando el techo, con las sensaciones nuevas a flor de piel. Inhale y exhale con nerviosismo esperando su siguiente movimiento. Sabía que me iba a doler como nunca, sólo espero que no dure lo suficiente.
-Mírame amor...
Oyendo su voz cargada de deseo y dulzura voltee mis ojos para mirarlo a los suyos. Apenas siento la conexión de nuestra mirada pierdo la noción del tiempo. Envolviéndome bajo esa sensación de tranquilidad, paz y anhelo en la que sólo Kim era capaz de lograr en mí. Afirmando por completo que siempre había sido y será mi lugar seguro en el mundo. Asiento de inmediato nervioso con la cabeza cuando con la mirada me pide avanzar.
Luego lo siento sujetándome las caderas con una mano y con la otra tomando su pene para introducirlo lentamente en mi cuerpo. Cuando empezó a introducir de a poco la punta sentí mucha incomodidad, pero no se compara cuando estuvo por completo dentro de mí. Desgarrando mi virginidad, sentí una extraña sensación en lo más profundo de mí, como un pellizco. Causando que gimiera con bastante dolor cerrando los ojos con fuerza. Me siento tan lleno e invadido por él que era imposible respirar con normalidad. Soy tan pequeño a comparación a él, que siento que me va romper en dos.
-Estas tan malditamente estrecho chay, no sabes cómo eso está volviéndome loco. ¿estás bien? -Me dice quedándose quieto apretando su mandíbula tratando de contenerse, para que pueda acostumbrarme a la sensación.
-Sí, solo deja que se me pase un poco el dolor. Eres tan grande que siento que me vas a romper... -le digo susurrando tapándome la cara con las manos por la vergüenza. Oyendo su risa burlesca, causando que su cuerpo tiemble, y el mío también. Moviéndonos al ritmo del sonido.
Separó mis manos de la cara para acercarse a mis labios besándome con pasión. Yo de inmediato seguí su beso abriendo mi boca para que metiera su lengua. Entrelazamos nuestras lenguas juguetonas sin prisa profundizando nuestro apasionado beso. Luego tomó mis piernas y las envuelve en su cintura. Sin romper el beso envuelve sus dedos con los míos y los sube por encima de mi cabeza empezando a moverse con una exquisita lentitud.
-Ya verás que poco a poco se irá el dolor. -dijo separándose de mis labios embistiendo mi cuerpo con movimientos rítmicos.
Empecé a sentir como el placer crecía en mi vientre bajo por los vaivenes de sus caderas, chocando carne con carne. Mi cuerpo poco a poco lo acepta y lo acoge. Sintiendo su peso sobre mí, presionándome. Gemí fuerte cuando el pene de Kim logra tocar un punto demasiado sensible pero muy placentero dentro de mí. Al darse cuenta de su descubrimiento acelera el ritmo y me embiste con fuerza, cada vez más deprisa, sin piedad, a un ritmo enloquecedor, y yo lo único que puedo hacer es recibirlo y mantener el ritmo de sus embestidas. Me agarró de la barbilla mordiendo mi labio inferior con brusquedad sin dejar de moverse dentro de mí. Me pongo tenso cuando el calor dentro de mi cuerpo empieza a subir de temperatura. Causando que tiemble por completo, bañado en sudor tratando de mantener el ritmo de su cuerpo. Llevé mis manos a su espalda ancha pasando mis dedos por su piel sudorosa, bajando lentamente a sus glúteos apretándolos entre mis manos y empujando sus caderas en mi dirección para hacer que aumentara el ritmo de sus penetraciones.
Lo que estábamos haciendo en este momento era la acción más agradable, exquisita y adictiva. No tenía idea que sería así de intenso. Llenándome por completo, y haciéndome por fin suyo. Ya no habría barrera entre nosotros. Y amé sentirme de esta manera. Amado y deseado. Mi corazón no hace más que latir de manera frenética cuando lo siento así de cerca. Estimulándome de todas las maneras posible. Estoy disfrutando tanto esto, que me embriaga y enloquece de manera iguales.
Con movimientos salvajes siguió embistiendo, sin dejar de pasar sus manos por cada rincón de mi cuerpo. Capturando mis gemidos en su boca y dejando marcas en mi piel. Gimió en mi oído maldiciendo entre dientes, luego tomó mi cintura para no separarla de la suya. Poniendo sus rodillas en la cama y levantando su pelvis para aumentar el ritmo de las penetraciones.
-Córrete amor, hazlo. -Susurró sin aliento tomando entre una de sus manos mi pene, estimulándolo.
Dios mío. Estás matándome en vida. Y estoy dispuesto a morir en la calidez de sus brazos.
Arqueé mi espalda cuando el placer se intensificó, era imposible soportarlo por más tiempo. Y me dejé llevar por el fuego dentro de mi cuerpo. Llegando al clímax, rompiéndome en mil pedazos bajo su cuerpo. Mientras Kim da su ultimas embestidas, eyaculó dentro de mí, corriéndose con fuerza gritando mi nombre. Jadeando y mordiéndose el labio inferior. Luego sentí las ultimas sacudidas de placer por todo mi cuerpo, con Kim relajando su cuerpo y apoyándose encima de mí, abrazándome con ambos brazos con ternura. Escondió su cabeza en el hueco de mi cuello, respirando mi aroma. Mientras yo envolví de inmediato su cuerpo con mis brazos y piernas. Sin escapatoria. Aun con su pene dentro de mi agujero.
Nos quedamos abrazados y sintiendo la sensación de ser suyo por primera vez, que me daba mí cuerpo al temblar después de sentir mí orgasmo y el suyo combinados, por unos minutos. Sintiéndome tan feliz, que no podía dejar de sonreír aunque viniera alguien a interrumpir nuestro momento. Espero que no, por favor. Pero me importaba un carajo porque al fin le hice el amor a Kim.
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(En Corrección)Why don't you stay? [kimchay]
ContoFanfic kimchay: personajes del libro kinnporsche. ~Todo comienza cuando Porchay se entera que Kim, el novio del que está profundamente enamorado no era lo que decía ser, pensó que lo que tuvieron era real, que jamás hubo mentiras ni engaños de por m...