Día O1 Parte II
Frank entro a mi casa, yo aún no podía creer lo que estaba sucediendo ¿era verdad esto? ¿Frank Iero estaba en mi casa? ¿Me iba a ayudar? ¿A mí?
Me pellizque la mano para ver si era un sueño o no, y mierda que me la pellizque fuerte, ya que me quedo ardiendo (sumándole al hecho de que soy un poco sensible cuando se trata de cosas que duelan, tengo poca tolerancia al dolor), por lo que agite mi mano.
- ¿Vives solo Gerard? – me pregunto y yo me le quede mirando emocionado.
- Eh... no, no... vivo con mi madre y mi hermano, pero no están ahora, mi hermano está en la escuela y mi mamá fue al supermercado – dije rápidamente, sin poder borrar mi enorme sonrisa.
- Bueno... entonces esperémosla – dijo sin dejar de sonreírme, mientras se acercaba a uno de los sillones - ¿Puedo? – me pregunto y yo asentí con euforia, por lo que se sentó y agarro la bolsa de bizcochos que estaba casi vacía con sus manos - ¿sueles comer mucho estas cosas? – me pregunto y sentí la sangre que subía a mi rostro y asentí con vergüenza – bueno... mientras esperamos, ¿Por qué no me cuentas un poco de vos? – me dijo con una pequeña sonrisa.
- Emmm... tengo 23 años, acabo de terminar mi carrera de artes y ahora estoy buscando trabajo – dije con la cabeza agachada, ya que me daba vergüenza ver a Frank con la bolsa de bizcochos aun en mano.
- Oh... eso es genial – me dijo y me le quede mirando sorprendido – algún día me tienes que mostrar algún dibujo, o mejor, hacerme uno – me dijo y una gran sonrisa se formó en mis labios, y asentí.
Estuvimos hablando de poco y nada, y todo sobre mí, hasta que llego mi madre, que al verlo comenzó a saltar de la emoción y las bolsas que traía del supermercado terminaron desparramadas todas en el suelo.
Se acercó a Frank, lo abrazo con fuera y luego me abrazo a mí de la felicidad.
Este año iba a ser distinto, este año iba a ser el mejor año de mi vida.
Día O2
Tomamos un vuelo a California, Los Ángeles, donde estaba el instituto de Sanidad y Salud, ya que según Frank ese era el mejor lugar para comenzar este cambio.
Al principio me dio tanta vergüenza salir a la calle, ya que no estaba acostumbrado a eso, en lo posible trataba de estar siempre encerrado, ya que me avergonzaba que las personas me miraran.
Cuando iba a la escuela siempre era el chico gordo, del que todos se burlaban, al que todos molestaban, al que le tiraban cosas, al que le ponían apodos que me dejaban llorando horas y horas en los cubículos de los baños o en mi habitación, cuando llegaba a mi casa.
Y cuando pensé que todo iba a terminar cuando saliera de la escuela, me equivoque, porque cuando comencé la universidad, todo fue peor. Ahora hasta a veces me golpeaban, odiaba ir, pero yo amaba lo que estudiaba, por lo que iba igual, soportando las burlas, escondiéndome la mayor parte del tiempo y siempre caminando cerca de profesores, aunque a veces, hasta los mismos profesores se burlaban de mí, hasta a veces ellos dejaban que me dijeran cosas y no hacían nada.
Y, en la terminal, esperando el vuelo, al ver a tantas personas viéndome con asco, mirándome otros con lastima como diciéndome con la mirada "como te pudiste hacer eso" no ayudaba a que me sintiera mejor.
Quise llorar y salir corriendo para esconderme, pero sabía que ya no podía hacerlo, que esta oportunidad era única, que este era mi momento y que aunque ahora iba a sufrir, al terminar el año, todo iba a valer la pena.
Yo sé que todo lo iba a valer, y espero no equivocarme.
Cuando llegamos al campamento, no pude evitar emocionarme, aunque si me preguntan ¿Por qué?, no sabría que responderles, solo estaba emocionado, sentía que algo bueno estaba por comenzar.
- Bueno Gerard, antes de empezar a hacer ejercicios, tengo que ver con que vamos a estar trabajando todo este año, así que debemos comenzar con pesarte – me dijo y sentí que las manos me sudaban y el corazón se me aceleraba – así que te voy a pedir que te cambies y te espero abajo – me dijo, al ver que no decía nada y me acaricio el hombro para que me tranquilizara.
Fui hasta el baño, donde me dieron una bata y me quite la remera y las zapatillas, dejándolas con la mujer que me estaba esperando en la puerta.
Baje en el ascensor, hasta el subsuelo (donde me habían dicho que Frank me estaba esperando) y cuando la puerta se abrió, ahí estaba Frank, con una enorme sonrisa, esperándome.
Me acerque hasta él y me quede mirando confundido ¿Por qué estaba ahí? ¿Y la balanza?
- Gerard, como eres demasiado pesado, una balanza normal no podría pesarte ya que seguramente se rompería antes, por lo que te tengo que pesar en una báscula industrial – me dijo, con un poco de lastima en su mirada.
- Esta bien – dije, tratando de sonreír, aunque por dentro me sentía peor que la misma mierda.
Era horrible saber esto, era horrible darme cuenta de lo que me había hecho, era horrible saber que estaba tan gordo que tenía que pesarme en una báscula, era algo que no se lo desearía a nadie, ni a las personas que me hicieron tan difícil la secundaria y la universidad.
Me subí, conteniendo las ganas de llorar y cerré mis ojos.
¿Qué tanto daño me había hecho? Ahora lo iba a descubrir
- Gerard – dijo y abrí un ojo, mirándolo y pude ver que la cara de Frank demostraba de todo menos alegría – tu peso es de 204 kilogramos – me dijo lentamente y me largue a llorar nuevamente.
Me senté en el suelo y apoye mis codos en mi enorme barriga, mientras me tapaba el rostro con mis manos llorando.
Me sentía un monstruo, me daba asco, me odiaba más que nunca.
- Hey... – me susurro Frank, mientras me abrazaba con cuidado y era horrible darme cuenta que era tan enorme que sus brazos no me podían rodear – está bien... este es el comienzo – me dijo con suavidad y me quito las manos que tapaban mi rostro – esto es solo el comienzo, y sabes que... - me dijo y me le quede mirando, ya que las palabras no salían de mi boca - ahora trabajaremos, sudaras, lloraras y me pedirás que te deje rendirte, y yo no te dejare... y te puedo jurar que si trabajas duro perderás más de la mitad de tu peso – me susurro y yo solo lo miraba, estaba confundido, estaba dolido, y aunque fuera un poco contradictorio, a la vez estaba un poco aliviado - Parece una locura, más de 100 kilos en un año ¿no? – me dijo con su hermosa sonrisa, la cual me contagió.
Si, parece una locura... pero confió en él, sé que podre, sé que lo lograre.
No lo iba a decepcionar, no me iba a rendir, este era el momento, esta era mi oportunidad, y no la iba a desaprovechar.
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Kilo a Kilo - Frerard
FanfictionLa obesidad es algo con lo que mucha gente lucha, muchos mueren por ella y muchos tienen miedo de terminar igual. Pero siempre puedes tenes la oportunidad de cambiar. Gerard Way es un chico que sufre obesidad morbida, y va a recibir la ayuda del mej...