Capitulo O5.

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Día O9.


Ayer Frank me dio la meta de bajar 45 kilos en 9 meses, ¿se imaginan perder eso? Es imposible, y se lo hice saber, era una locura.

Pero Frank me dijo que si lograba perderlos, me llevaría a ver la presentación de obras de arte que se iba a hacer en New York... y cuando me dijo eso, Dios, los ojos me brillaron y sentí una gran emoción recorrer todo mi cuerpo.

- Gerard, vamos a salir a correr – me dijo Frank, entrando a mi habitación, yo me estaba poniendo la remera y cuando vi que entro y me vio así, me dio mucha vergüenza – vamos nene, no tenemos todo el día, vamos, vamos... ¿acaso no quieres ir a New York? – me pregunto con una sonrisa burlona en el rostro y agache mi cabeza sonrojado, mientras bajaba la remera, lo que me faltaba, para que me cubriera.

- Si quiero... - dije con una pequeña sonrisa, y Frank se rio.

- Entonces muévete nene, no vas a perder 45 kilos en nueves meses si te quedas acá – me dijo y me acerque a él, aun sonrojado.

Me gustaría no tener esta panza, me gustaría que cuando me miraran sin remera no sintiera que en cualquier momento van a volver las burlas.




Día 2O.



Frank a agarrado la costumbre de levantarme todas las mañanas, tirándose encima mío, al principio me incomodaba, ya que sé que siento algo por él, y me daba vergüenza tenerlo tan cerca, y a la vez, a causa de mi contextura física, tan lejos.

Pero ahora, ahora me encantaba que Frank viniera a levantarme, a pesar de que ya estaba despierto cuando entraba, me hacia el dormido, solo para que él se tire encima mío, se riera y me dedicara una hermosa sonrisa, de esas que me daban ganas de lograr mi cometido.




Día 35.



Hoy a la noche nos juntamos con Mikey, mi hermano, y Frank, decidimos hacer una piyamada, fue muy divertido, hablamos de un montón de cosas, jugamos a los videos juegos, a las cartas, hasta hicimos guerra de almohadas, y aunque sonara Súper Gay, me había divertido como hacía mucho no lo hacía, era lindo.

A demás había descubierto que ya no me agitaba tanto como antes, ahora ya no era tan débil, ahora era más fuerte, y me sentía mejor, me sentía por mucho mejor.




Día 4O.






Hoy me entere de algo horrible, bueno, tal vez no sea algo tan horrible en realidad, pero fue algo que me destrozo por dentro, que me hizo darme cuenta que había cosas que nunca iba a poder lograr.

Hoy salimos a caminar con Frank, siempre, antes de correr, caminamos un poco para calentar el musculo, ya que sino, podría sufrir algún desgarro.

- Frank... - lo llame, cuando recién empezamos a caminar y este se giró, mirándome - ¿Cuántos años tienes? – le pregunte, curioso, y Frank se carcajeo.

- No me vas a creer – me dijo, y yo lo quede mirando, con una pequeña sonrisa, esperando su respuesta – tengo 27 años – me dijo con un pequeño sonrojo en las mejillas, y sentí que mi mandíbula cedía ante la gravedad, y caía para abajo-

- No lo pareces... - le dije sorprendido y Frank me quedo mirando sonrojado – pareces de, a lo sumo, veintidós años.

- Si... mi novia siempre dice que la hago quedar como una pedófila – dijo, mientras se reía, pero yo me quede serio, me sentí triste.

Frank tenía novia, y se veía que la amaba, porque apenas la nombro, un brillo especial lo rodeo, pero yo no estaba feliz con eso, porque a mí me gustaba Frank, y saber que tenía novia, que le gustaban las mujeres, que era heterosexual, no ayudaba a que me sintiera bien.

Quise llorar, pero era patético, ya había llorado mucho en este tiempo, no iba a llorar, así que forme mi mejor sonría y me reí.

- Debe ser muy linda – le dije, tratando de sonar lo más normal.

- Si, lo es – me dijo con una enorme sonrisa, mostrándome su dentadura, y le devolví la sonrisa, a pesar de que solo quería llorar.





Día 56.



Ya no me esperaba que Frank viniera a levantarme, no me hacía bien saber el hecho de que tenía novia. Frank me hacía pucheros cada vez que me veía despierto, diciéndome que le gustaba levantarme, pero a mí no me hacía sentir bien.

Cabe decir a la vez, que él se había hecho muy amigo de Mikey, en las comidas siempre hablaban un montón, y aunque siempre me querían incluir en sus conversaciones, yo solo les sonreía o me reía.




Día 68.





- Gerard... - me llamo a Frank, cuando estaba sentado en el pasto del patio de casa, con una taza de café en manos.

He descubierto que soy un adicto al café, me tomo más de 5 tazas por día. Pero estaba bien, porque el café estaba entre las cosas que podía tomar o comer en cualquier momento del día, cuando quisiera y en la cantidad que más me gustara.

- ¿Sí? – le pregunte con una pequeña sonrisa y Frank suspiro.

- Te ves triste nene, ¿Qué te pasa? – me pregunto, yo levante una ceja, y mire para otro lado.

¿Qué me pasaba?

Los recuerdos me estaban golpeando, atormentando, eso me pasaba.

Pero no le dije nada, solo lo mire y le sonreí.

- Nada, ando cansado... - mentí y Frank se sentó al lado mío, él sabía que le estaba mintiendo, yo sé que él lo sabía.

Pero no dijo nada, solo se sentó al lado mío y me acaricio el cabello.

Cerré mis ojos, al sentir el tacto, como ya era costumbre, y a los segundos, sentí unos labios en mi mejilla.

Abrí mis ojos sorprendidos, me gire y me le quede mirando a los ojos, Frank solo se rio y se levantó del suelo.

- Termina el café, tenemos que entrenar – me dijo, pero yo no le conteste, solo lo quede mirando.

¿Por qué me había dado un beso?

Me moría de ganas de preguntarle, pero era un miedoso de mierda, no lo iba a hacer.





Día 77.



- Papa – dijo un pequeño niño, de cabello castaño oscuro, mientras corría de un lado a otro – vamos a jugar, estoy aburrido, juguemos a la pelota ¿siii? – le dijo el pequeño, y el hombre le sonrió con dulzura.


- Claro Gee... termino de leer esto y vamos a jugar – le dijo el hombre y él pequeño se rio suavemente.

- Esta bien – dijo, feliz, mientras corría hacia su habitación a buscar los juguetes para jugar con su padre.



Me levante agitado, mire el reloj de mesa que estaba al lado mío.

Las 2: 03 am

Comencé a llorar, tapando mi rostro con mis manos y mordiéndome el labio inferior, para que nadie me escuchara.

Hacía más de un mes que tenía estos sueños, hacía más de un mes que estaba durmiendo poco, hacía más de un mes que no podía dejar de pensar en mi padre, que no podía dejar de extrañarlo.

Lo extrañaba, lo extrañaba tanto.



Día 9O.




- Bueno Gerard, hoy es el pesaje de los tres meses – me dijo Frank, con una gran sonrisa - ¿estas nervioso? – me pregunto.

- Demasiado... - le conteste, mientras sentía mis manos sudar, mientras sentía que las piernas me temblaban y a la vez, tenía una enorme sonrisa.

Quería saber, quería ver el fruto de estos tres meses, sé que estaba más flaco, ya que las remera ya no me ajustaban, ya que mi panza estaba más flácida, solo un poco, pero estaba feliz.

Yo sabía que había dado un cambio, y ahora, ahora lo iba a saber.

Me subí a la báscula que trajo Frank y cerré mis ojos, estaba nervioso, y mi madre y hermano, que estaban al lado mío se veían igual, creo que Mikey hasta se había comido las uñas de los dedos, eso que a él no le gusta hacerlo.

- Gerard... - dijo Frank, y se lo oía triste, abrí mis ojos sorprendido y casi me largo a llorar ¿No lo había logrado? ¿Había fracasado?

Que te sorprende Gerard, siempre fuiste un fracasado.

- No perdiste 45 kilos... - me dijo y yo comencé a llorar, estaba decepcionado de mí mismo, estaba avergonzado – no llores Gee... - me dijo con una enorme sonrisa – no perdiste 45 kilos, perdiste 50 kilos... ¡pesas 154 Gerard! – me dijo emocionado, y yo retrocedí dos pasos, me tape la boca con ambas manos, y aunque mi madre y mi hermano me estaban abrazando emocionados.

Yo estaba confundido, no respondía, solo miraba a Frank, quien me sonreía, me solté de mi madre y hermano y lo abrace con fuerza, comenzando a reír.

Y me sentía bien, se sentía bien.

Kilo a Kilo - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora