Capitulo O3.

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Día O3.



Era el tercer día en el instituto y Frank me había llevado a la nutricionista.

Cuando entramos una mujer de tez blanca, cabellos blancos y ojos azules nos esperaba, llevaba un delantal blanco y nos recibió con una gran sonrisa.


- Vos debes ser Gerard – dijo la mujer con una gran sonrisa y yo asentí emocionado – cuéntame entonces, ¿qué sueles desayunar? ¿Qué almorzar, que merendar y que cenar? – me pregunto y yo me quede en silencio, Frank me miraba fijamente, interesado por saber mi respuesta y sentí la sangre subir hasta mi rostro ¿será que iba a tener que soportar esto durante todo el año?

- Yo... bueno, yo no desayuno – dije con la cabeza abajo – y bueno... como... mmm, hamburguesas, pata de pollo freída, tocino, papas fritas, emmm... pizza, mucha pizza – dije con una sonrisa, imaginándome toda esa comida en mis manos, y de repente me dio hambre.

- ¿Y en cuantas cantidades? – dijo la mujer y me di cuenta donde estaba y volví a ponerme rojo.

- Emmm... depende del día – dije, mirando para otro lado – entre 4 pizzas por comida, y tal vez un postre, como helado, y... bueno, chocolate, amo el chocolate – dije y me reí nervioso.

- Todos lo amamos, pero no es bueno comer en exceso – dijo la mujer y comenzó a mostrarme carnes, comenzó a enseñarme a freír la carne con poco aceite, me enseño las verduras y me explico en beneficio que traía cada una – por día tienes que ingerir alrededor de 1800 calorías – dijo la mujer, mientras anotaba algo en un papel – te voy a hacer una dieta especial para vos, después de que te hagan los estudios... y por favor, come las cuatro veces y no más de lo que te doy – me dijo la mujer y yo asentí, mire a Frank y este estaba comiendo un pedazo de pechuga de pollo que había hecho la mujer y le había puesto jugo de limón.

- Mmm... - me quedo mirando con el tenedor en la boca y se rio, mastico y trago la comida – perdón, es que se veía tentador – dijo y la mujer y yo nos reímos.




Día O4.




Hoy Frank me llevo a que me quitaran sangre y me hicieran unos análisis. Estaba nervioso, mañana iban a tener mis resultados.




Día O5.



Habíamos vuelto con Frank al médico, ya que los análisis ya estaban, cuando entramos a la habitación, aquel hombre calvo de piel oscura, nos esperaba con una sonrisa.

- Que bueno verlos – dijo el hombre, Frank le dio la mano y luego lo hice yo – tomen asiento – dijo, señalando las dos sillas que estaban enfrente suyo, una era increíblemente enorme, no era necesario explicar que esa silla era para mí.

- ¿Qué tal estuvieron los análisis? – pregunto Frank con una sonrisa y aquel hombre hizo una mueca ante su pregunta.

Veía que sus labios se movían, pero la verdad no entendía la mayor parte de lo que me decía, solo había entendido que tenía un nivel de colesterol enorme, que si no me cuidaba podría sufrir diabetes, luego me dijo algo como que "sufres una alteraciones de la ventilación que conducen a una hipoxia crónica cianótica e hipercápnica" y después no entendí más nada, me le quede mirando con cara de ¿Qué mierda me estás diciendo? Y creo que se dio cuenta, por lo que se rio y me dijo que en resumen tenía una apnea, y que debido a esta, cuando dormía dejaba de respirar por segundos, pero que si no me cuidaba, un día podría ser que nunca me levantara.

Me asuste cuando me dijo eso, mis ojos se abrieron, y si no fuera porque Frank me acariciaba la rodilla, tal vez hubiera llorando de nuevo.

- Pero no te asustes – me dijo el médico y yo lo quede mirando ¿Qué no me asuste? ¿Me estaba cargando? Me acaba de decir que un día no podría levantarme más, y me dice que no me asuste ¿Quién mierda le dio el título a este idiota? – la mejor cura para tu problema es perder el peso – dijo el hombre y tal vez me alivie un poco, pero no de saber que tenía cura, sino de no haber dicho lo que pensaba.

Nos despedimos de él y salimos de la sala, Frank apoyo su mano en mi hombro y me sonrió.

- Mañana comenzaremos a hacer ejercicios, así que descansa mucho – me dijo y yo asentí.

Cuando estuve solo en mi habitación caí en todo lo que me habían dicho.

Tenía miedo de cerrar los ojos y dormir, tenía miedo de no levantarme al día siguiente.




Día O6.




Habíamos entrado al gimnasio con Frank, había poca gente, pero igual, me daba vergüenza estar ahí, ya que la mayoría de los que estaban eran personas delgadas.

Y yo... bueno, yo era enorme, creo que si no fuera porque las puertas eran dobles, no pasaría a menos que me pusiera de costado, como había hecho algunas veces en la universidad, y por eso había recibido la mayor parte de las burlas "ey, miren al gordito, no puede entrar".

Es horrible recordar eso, es tan horrible, es como si estuvieran ahora, al lado mío diciéndomelo, juraría que hasta los puedo escuchar, tengo cada voz, cada risa, cada mirada como tatuada en mi mente. Y eso solo hacía que me sintiera peor, se siente igual que si estuvieran al lado mío diciéndomelo.


- Bueno Gerard, empecemos en la cinta de caminar – me dijo Frank, mientras se ponía a un costado de esta y colocaba la velocidad para que me moviera – y te aviso, que no pienso ser amable – y tras decir eso, me guiño un ojo, lo cual provoco que me sonrojara.

Pensé que era fácil, ósea, era solo caminar, pero Frank a cada minuto aumentaba la velocidad, y en un momento comencé a sentir que el aire me faltaba. Mi corazón, pareciera que en cualquier momento se iba a salir de mi cuerpo, las piernas me ardían como nunca antes lo habían hecho y tenía unas ganas espantosas de vomitar.

- No... puedo... mas... – dije, completamente agitado, apoyándome en la caminadora por completo y tratando de que Frank la detuviera, pero este solo me quedo mirando.

- Vamos Gerard, este es solo el comienzo, muévete – me dijo mientras me miraba fijamente, pero yo no podía más.

- Me voy a desmayar Frank, no puedo.... – susurre, agachando la cabeza, pensando que lo había convencido con ello, pero estaba muy equivocado.

- Vamos, más rápido – dijo aumentando la velocidad, y lo quede mirando con los ojos abiertos.

- ¿Estás loco? ¡Me vas a matar! – le dije, comenzando a caminar más rápido, ya que tenía miedo de caerme de cara en el suelo.

- ¿Te vas a rendir? – me pregunto con frialdad y cerré mis ojos con miedo, mientras el sudor recorría todo mi rostro y cuello, me sentía sucio y asqueroso – contéstame, ¿te vas a rendir? Porque si es así, no tengo nada que hacer acá – me dijo y yo abrí mis ojos, mirándolo, y cuando retrocedió dos pasos y parecía que se iba a ir, me asuste y comencé a llorar.

- No... no te vayas – le dije y Frank me quedo mirando con los brazos cruzados, mientras yo seguía en la caminadora, dando mi mejor esfuerzo.

- Si no te detienes, no me iré – me dijo y me sonrió de lado.

Luego de tenerme, lo que para mí fueron horas en la caminadora, me hizo que arrastrara una barra que tenía unas pesas encima, de una pared a otra.

Me caí al suelo varias veces, pero no me rendí, a pesar de que las 'piernas me ardían, seguí haciéndolo, a pesar de que en estos momentos sintiera que pesara el triple de lo que en realidad pesaba, no me rendí, seguí moviéndome mientras Frank, caminaba al lado mío diciéndome cosas como "más rápido" "no te detengas" "si te detienes, harás el doble".

Y esa última frase fue suficiente como para que no me quisiera detener, ni drogado podría aguantar hacer esto de nuevo.

Me tuvo 5 horas haciendo pesas, corriendo, arrodillándome y levantándome, y cuando pensé que íbamos a terminar, me hizo que me sentara en una bicicleta, le coloco pesas y me dijo que pedaleara.

- No... pue...do... mas... - dije con lágrimas en los ojos, aunque en estos momentos no sabía si lo que caía por mis mejillas eran mis lágrimas o era mi sudor, las piernas, juraba que sentía que se me iban a quebrar, era como si me estuvieran quemando con las mechas con las que soldán los autos. Mis brazos caían a cada lado de mi cuerpo, parecía que no tuvieran vida.

- Yo sé que eres capaz de más Gerard, vamos... mueve esas piernas – me dijo a un lado mío, con los brazos cruzados, mirándome desde arriba con superioridad – si no me das el 100% de lo que YO se eres capaz, me iré de este gimnasio y volverás a tu hogar, volverás a tus comodidades y vivirás lo que tengas que vivir, esta es tu oportunidad, o la aprovechas o la dejas... es tu elección – me dijo con frialdad, y comencé a llorar con más fuerza, pero a la vez, comencé a empujar con más fuerzas.

- No... - dije decidido, mientras me mordía el labio inferior y mis brazos temblaban a cada movimiento que mis piernas daban – no me... voy a rendir... no... no lo hare... - dije, limpiándome las lágrimas que caían de mis ojos y a cada movimiento pedaleaba con más fuerza, hasta que lo logre, hasta que termine y Frank me sonrió – yo... - dije antes de que dijera algo, por lo que me quedo mirando – yo... Frank, yo lo voy a lograr... - dije limpiándome las lágrimas de mis ojos – yo... yo no quiero... no quiero seguir así, quiero cambiar... y estarás orgulloso de mi, te prometo que lo estarás – le dije y me largue a llorar con fuerza.

No esperaba respuesta ni nada de Frank, pero cuando lo mire, este tenía los ojos vidriosos, y un par de lágrimas de sus ojos.

- Yo sé que lo harás Gee... - me dijo con una sonrisa dulce, y tras escuchar aquel "Gee" de sus labios, sentí un calor en mi pecho, un calor que nunca antes había sentido.

Y le sonreí, le sonreí como hacía mucho no le sonreía a alguien.

Kilo a Kilo - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora