Capitulo O7.

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Día 153.




Ayer Frank estuvo todo el día conmigo, entrenándome, obligándome a que me esfuerzo en los ejercicios, y por Dios, termine hasta vomitando en un momento, pero si pensaron que después de eso me dejo descansar, se equivocaron, me obligo a salir a correr, y hoy, hoy no sentía mis piernas.

Nunca había hecho tanto ejercicio como ayer.

Frank se iba a ir hoy, tenía que volver, ya que, como él me dijo, no iba a estar siempre conmigo, obligándome a entrenar, obligándome a esforzarme para tener una mejor forma de vida.

Y yo sabía que eso era cierto, que tenía que comenzar a valerme por mí mismo.

Pero Frank, a la vez que me ayudaba a superar mi problema, a tener una mejor vida, hasta, podría decir, a ser una mejor persona, a su vez me seguía confundiendo.

Ayer cuando salí de bañarme, ya vestido para acostarme dormir, pude ver a Frank, quien me esperaba en la puerta de mi habitación, cuando le pregunte que hacía, solo negó con la cabeza y poso su mano en mi hombro, me sonrió y se fue caminando, dejándome confundido.

Y si... me moría de ganas de preguntarle porque me había besado, porque lo había hecho, pero tenía miedo, no sé de qué... yo no había hecho nada malo, pero tenía miedo, mucho miedo...

Hoy, como hacía mucho no pasaba, estaba recostado en mi cama y escuche la puerta abrirse, pensé que era Mikey, pero lo próximo que supe fue que tenía a alguien encima mío, abrí mis ojos nervioso, y pude ver a Frank, quien me sonreía.


- Te tengo un entrenamiento especial para hoy nene – me susurro con una sonrisa, mientras apoyaba sus brazos en mi pecho y su mentón en sus brazos, mirándome fijamente – hoy haremos algo que me asegurara que no volverás a cometer el mismo error – y tras decir eso, se levantó de encima mío y se fue caminando hacia la ventana, corriendo las cortinas – así que... ¡VAMOS, VAMOS! ¡ARRIBA! – me grito, mientras aplaudía con ambas manos, y yo, yo solo sonreía de manera idiota.

Frank tenía algo extraño, algo diferente, una... una luz propia.

Sí, eso era...

*

Habíamos salido en el auto de mi madre, Frank no me había dicho que íbamos a hacer, y yo estaba un poco emocionado y nervioso a la vez.

- Bueno Gerard, ya llegamos – dijo con una sonrisa, parando el auto en lo que era un puente, se bajó del auto, no sin antes ponerle el freno de mano y se fue hacia el baúl del mismo para sacar lo que era una gran bolsa de consorcio negra – baja nene, no tengo toda la vida – me dijo y yo asentí, bajando del auto.

Me acerque hasta él, y sentí un olor un poco extraño, un olor que me descomponía y me tape la nariz por inercia. Frank me sonrió y abrió la bolsa, sacando lo que eran dos bolsas llenas de carne, abrí mis ojos entre sorprendido y asqueado y me le quede mirando.

- Vas a cargar lo que has perdido por todo el puente – dijo señalándolo y yo me quede mirándolo sorprendido. ¿Estaba loco acaso? – así que ten, agarra las bolsas y llévalas – me dijo, dándomelas y yo las agarre, llevándolas, al principio no eran pesadas, pero después de caminar un par de metros, esos, supongo yo, 50 kilos, eran una pesadilla.

Llevaba las bolsas, y no lo puedo explicar, pero los brazos me dolía, los hombros y hasta las piernas, todo mi cuerpo dolía, y mientras llevaba las bolsas Frank caminaba al lado mío, dándome ánimos para que no me detuviera.

- Mira al gordito – escuche detrás mío y pude ver a un vagabundo, quien llevaba un carro, de esos de supermercados, con algunas bolsas y cartones arriba de este – ¿qué vas a hacer con eso gordito? ¿Te lo vas a comer cuando termines? Seguro te lo vas a comer solo – decía el hombre mientras se reía a carcajadas de mí, y yo, yo solo trataba de caminar más rápido para no escucharlo y no llorar, pero no pude contenerme y cuando menos cuenta me di comencé a llorar, mientras el ritmo de mi caminata descendía de a poco.

Lo seguía escuchando diciéndome cosas y riéndose de mí, y si, más ganas de rendirme me daban, y no se en que momento Frank dejo de caminar al lado mío, no lo se.

Me detuve, cuando no lo sentí más al lado mío, y cuando me gire a buscarlo con la mirada, él iba caminando hacia donde estaba el vagabundo.

- Lárgate – le dijo con tranquilidad, y el vagabundo solo se rio ante esas palabras, Frank cruzo los brazos y levanto su cabeza, mirándolo con soberbia – QUE TE LARGUES, NO ENTIENDES, VETE DE ACA – le grito con frialdad y el vagabundo abrió sus ojos sorprendido ante esto.

Pensé que Frank le iba a pegar, pero no... él solo lo quedo mirando con frialdad y el vagabundo bufo molesto, se dio la vuelta y se fue caminando, insultándolo.

- Y vos... - dijo señalándome, cuando se dio la vuelta - ¿Cuándo te dije que te detuvieras? – Me pregunto y yo abrí mis ojos sorprendido – vamos, mueve esas piernas, que recién empezamos, y tenemos mucho que caminar – me dijo, acercándose a mí.

Y aunque esas palabras sonaron horriblemente frías, no las sentí así, sino que todo lo contrario, las sentí tan... como decirlo, cálidas.

Y le sonreí, me di la vuelta y seguí caminando, acarreando aquellas bolsas de carne.

Frank me había defendido, Frank seguía al lado mío caminando y tenerlo al lado mío, acompañándome, me hizo sentir bien, me hizo sentir realmente bien.

- Y.... – dijo cuando llegamos al final del puente, yo lo mire y este me sonrió con dulzura – terminamos... bien Gerard, lo lograste – me dijo con su hermosa sonrisa y yo asentí contesto, y a la vez, orgulloso de mi mismo – bien Gee... choque los cinco – me dijo extendiendo su mano, la cual acepte y chocamos las palmas – ahora vamos, tenemos que volver a tu casa – me dijo agarrando una de las bolsas y llevándola conmigo a la vuelta, para que no me costara tanto.


Cuando íbamos camino a casa en el auto, algo que me estaba incomodando rondo por mi mente, por lo que gire mi cabeza, mirando a Frank.


- Frank... - lo llame y este solo asintió, dándome a entender que me estaba escuchando - ¿hay cámaras en toda la casa? – le pregunte un poco sonrojado y Frank se comenzó a carcajear con fuerza.

- No tonto, como va a haber cámaras en toda la casa – me dijo con una gran sonrisa en los labios – solo hay en el living, donde están los aparatos – y me sentí aliviado al escuchar eso.


Cuando llegamos a casa, Frank se despidió de nosotros y se fue de nuevo, hasta que tuviera que hacer el pesaje de los nueves meses.






Día 171.





Hoy había recibido una llamada telefónica, era de una de las escuelas donde deje mi currículo.

Me habían llamado para decirme que había conseguido el trabajo, iba a ser profesor de arte para los niños de la primaria.

No puedo explicar la felicidad que me dio esa llamada, no... no lo puedo explicar.




Día 178.





Mi nuevo trabajo era lindo, estaba con chicos pequeños que eran muy dulces, me hacían reír, y aunque a veces me dijeran cosas referente sobre mi peso, ya no me dolía, ya no me afectaba, porque no lo hacían con maldad, porque eran niños pequeños, y no sé porque exactamente, pero yo sabía que había cambiado mucho.

Ya no era el mismo Gerard de hace nueves meses atrás, no... era otro Gerard Way, uno mejor.

Y, como si fuera poco, estaba feliz, porque ya hacía mucho que soñaba con mi padre, pero era distinto, era un padre que me sonreía siempre y que se encargaba de decirme lo orgulloso que estaba de mí.

Estaba feliz, había cambiado tanto.





Día 18O.





Frank estaba en casa de nuevo y al verme sus ojos se abrieron y me sonrió.

- No hace mucho que te vi, pero estas muy diferente – me dijo y yo baje mi cabeza, sonrojado con una pequeña sonrisa – bueno, veamos cuanto has bajado – me dijo con una gran sonrisa y yo levante mi rostro y asentí.

Me subí a la báscula y Frank se puso a tararear, mientras esperábamos que de el peso exacto, luego Frank me quedo mirando, con una sonrisa un tanto torcida.

- Bueno... no has alcanzado la meta que te di – me dijo y yo abrí mis ojos, mirándolo con un poco de tristeza, pero Frank al darse cuenta de lo que me dijo y de la cara que puse negó con la cabeza – no... no estés triste nene, no te fue mal – me dijo con una pequeña sonrisa – perdiste 20 kilos nene, pesas 104 – me dijo con una sonrisa.

- Pero no logre la meta... - le dije, un poco triste, no tanto por mí, sino por Frank, sentía que lo había decepcionado.

- Pero 20 kilos son geniales Gee... ahora tenemos otros tres meses más y si pierdes 24 kilos yo creo que vas a estar listo para la operación – me dijo con una gran sonrisa, mientras me acariciaba la cabeza – por cierto... - levante mi rostro mirándolo y Frank me sonreía – felicitaciones por tu primer trabajo – me dijo, dándome un beso en la mejilla y luego mirándome con una hermosa sonrisa, por lo que yo tape mi boca con ambas manos y comencé a reír con torpeza.

- Gracias... - le susurre y Frank me abrazo, y wuouw, Frank podía rodear mi cuerpo con sus brazos, y si... se sentía bien.

Y ahora me doy cuenta de todo, ya podía respirar mejor, podía caminar kilómetros sin cansarme, podía llevar cosas, podía subir las escaleras sin sentir que iba a morir a falta de aire.

Frank podía abrazarme...

Y si... me gustaba este Gerard que era ahora, me gustaba como me sentía ahora.

Kilo a Kilo - FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora