Tristan

7

Cuando la abuela murió en su testamento me había dejado la casa y todo lo que en ella había: desde que llegué a esa casa siempre la sentí ajena, la abuela me alimentaba y me proveía con lo poco de su pensión mis gastos diarios y yo ya estaba empezando a estudiar contaduría cuando ella se fue, al comentarle la situación a mis maestros me dieron una beca y uno de mis docentes me contrató como auxiliar en su despacho, no ganaba mucho pero por lo menos podía comer, pagar los servicios de la casa y tener una rutina. La abuela nunca tuvo conversaciones significativas conmigo, todo era muy neutral, ni ella ni yo nos hacíamos preguntas, yo siempre traté de no darle problemas y ella siempre hacía los labores domésticos religiosamente, algo que le aprendí fue la compulsión por la limpieza y la organización. Le dió un paro cardiaco y Tristan y yo la encontramos hasta la noche cuando regresaba de la universidad. Ahora que lo pienso nunca le pregunté qué había pasado entre ella y mamá, fue como si fueran desconocidas, no sabía si mi abuela tenía más familia y tampoco le conocía amigos, tenía una vida muy privada y si los tenía nunca lo supe. No sentí que la vida con mi abuela había terminado, sentí que en realidad nunca la tuve pero ya sea por compasión o culpa o lo que fuera me dio protección a su modo.
Tristan empezó a vivir conmigo, no dormía ahí siempre pero me aportaba para los gastos de la casa, poco a poco empezamos a decorarla y adaptarla a nuestro gusto, mientras pintábamos y remodelábamos nuestros labios se movían a mayor velocidad que nuestras torpes manos.
-¿Qué quieres ser de grande?
- No sé qué quiero ser exactamente pero quiero una vida tranquila.
- Aburridoooooo.
- Sí, tal vez, no aspiro a mucho.
- Querida, no aspiras a nada.
- No todos tenemos grandes sueños.
- Es cierto, pero todos tiene alguno, ya sea grande o pequeño eso es muy relativo, pero todos deseamos algo.
- Como tú, gran modelo.
- ¡Oye tú me metiste en esto!
- No pensé que llegarías a ser tan serio al respecto.
- Es un trabajo fácil y soy demasiado flojo para buscar hacer otra cosa, me conformo con ello, pagan bien y viajo mucho, aunque eso tal vez no me encanta, no me gusta dejarte sola tanto tiempo.
Yo prefería y me gustaba cuando se iba, me seguía doliendo un poco verlo.
-No pasa nada, vive, diviértete.
-Vive y diviértete conmigo, ya te dije que puedes venir cuando quieras.
¿Y ver cómo todo el mundo lo deseaba y podía tenerlo? No gracias.
-No soy de esa vida, soy una hogareña pasiva y feliz.
Tristan hizo una pausa mientras pintaba y cuando voltee a verlo estaba con los ojos y la boca bien abiertos, con orgullo, feliz:
-¿Qué?
- ¿PASIVA?
- Por Dios Tristan..
- ¡ENTONCES SÍ SALISTE CON BERNARDO!
- Sí..., y sí lo hicimos pero... yo no quería.
Su cara cambió completamente me vió con ternura y se acercó, se puso en cunclillas y se agachó porque yo estaba sentada en el piso.
-¿Por qué hiciste algo que no querías hacer?
- No sé.
Me tomó la cara con las manos y me miró con seriedad, invitándome a ser sincera, me daba pena decírselo.
-Creo que quería confirmar si el sexo era algo que me podría gustar o hacerme sentir algo que me gustara pero no pasó.
- ¿Por lo que has estado hablando con tu psicólogo?
Asentí con la cabeza. Y él se sentó en el piso conmigo, enfrente de mí.
-Mira, yo eso de la asexualidad no lo entiendo, sólo sé que si quieres hacer algo lo haces y si no simplemente no lo haces, nunca hagas algo que no quieras hacer, en cambio si estás con alguien y tienes esas ganas hazlo y tal vez sea diferente. El sexo es muy sencillo, si tienes dudas no lo hagas y ya.
Me mordí el labio inferior y bajé la mirada, me quedé callada un rato, con pudor le pregunté:
- Tú... ¿no tienes dudas?
Se quedó pensando un momento.
- No, no realmente, si quiero hacerlo lo hago, claro si ese otro también quiere, por eso digo que es muy sencillo.
- ¿Así de fácil?
- Sí, así de fácil. Esa es la parte fácil, si le metemos romanticismo, necesidades afectivas y todo eso, esa es otra cosa, bueno, para mí lo es... ¿para qué tendría algo como una novia si te tengo a ti?.