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Conozco a Tristan desde, bueno, no sé honestamente desde cuando, pero está en mis recuerdos más remotos: cuando me caí de las escaleras y no había nadie en casa un niño pálido y debilucho me ayudó a levantarme, me rompí los dientes y me dio agua con sal para que dejara de sangrar, no sé si verdaderamente funcionaba pero me hacía reír para distraerme de lo mucho que me dolió el madrazo. Poco a poco fue habitual verlo en mi cuarto cuando llegaba de la escuela, mi mamá se iba a trabajar y Tristan se quedaba conmigo, jugábamos a las muñecas, comíamos lo que mamá nos dejaba, nos bañábamos juntos y veíamos caricaturas por la tarde noche hasta quedarnos dormidos, al otro día le preguntaba a mi mamá que a dónde se había ido el niño y mi mamá se desconcertaba de las mismas preguntas todas las mañanas, hasta que al final me decía que seguramente se fue antes de que ella llegara. Ante tal misticismo un día aproveché a que jugábamos al interrogatorio y me decidí a sacar a la luz la verdad: senté a Tristan en la mesa y empecé mi investigación.
-Nombre
-Tristan
-Edad
-8 años.
-Ocupación
-Estar contigo.
-Nombre de tu mamá
-Deseo.
-De tu papá
-Temor.
-¿Viven contigo?
-Sí, pero no los veo mucho.
-Yo tampoco veo a mi papá, ¿por qué vienes todos los días a mi casa?
-Me gusta jugar contigo, y no me gusta estar solito.
-Está bien, podemos estar solitos juntos.
Desde entonces Tristan entraba a mi casa cuando se le daba la gana, y varias veces no se limitó a también llegar a mi escuela o que a otras personas lo vieran como cuando me pusieron zapatos ortopédicos y los niños se rieron de mí Tristan les puso pica pica en las mochilas o cuando mi mamá llevó a un tipo a la casa y se quedó conmigo un rato en lo que mamá iba a hacer unos pagos, yo grité y Tristan llegó por atrás y le rompió una botella de vino en la cabeza. Me asusté mucho al ver que no se movía pero también me sentí tranquila porque no se movía. Cuando mi mamá llegó me sacó a rastras de debajo de la cama, agarró unos cables y me pegó tanto que no me pude mover y falté dos semanas a la escuela porque "se seguían viendo los moretones", mamá llamó a una ambulancia y el tipo estaba bien, le dijo puta a mi mamá y mi mamá se lo creyó, fue la primera vez de muchos hombres que llegarían a la casa, pero yo le rogué a Tristán de que no les hiciera daño porque mamá me pegaría y no quería faltar más a la escuela porque me gustaba ir a la escuela más de lo que me gustaba estar con mi mamá. Al fin de unos cuantos meses mi abuela me llevó a vivir con ella. Después descubrí que fue Tristan quien le mando una carta a la abuela haciéndose pasar por mí contándole lo que pasaba con mi mamá. Pasaron semanas sin ver a Tristan hasta que una noche, antes de empezar la secundaria escuche piedras rebotando en mi ventana, era él agazapado en un árbol, era él estando conmigo otra vez.

TristanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora