cinco

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Un Omega y un alfa dominante viviendo juntos en una casa por dos meses, creo que ya sabemos los resultados de esta trágica historia ¿Muy predecible? Oh enserio pretende cree que a si es.






Jungkook abrió los ojos por el sol intento de un día sábado muy cálido para su gusto; afortunadamente el suero para su energía ya no estaba y ahora podía mover su mano con más facilidades, aún que le dolía por la hinchazón de su vena estaba soñoliento, su cerebro parecía no despertar, apenas quitó la cobija y se dejó caer de nuevo a la cama.

No obstante, había un Omega en la casa y no cualquiera, uno que le había proclamado la guerra cuando apenas eran niños. Jimin se alzó de su cama con sus cabellos hechos un desastre, apenas podía abrir sus pequeños ojitos morados; cuando quiso estirar sus brazos, sintió una leve necesidad de correr y abrazar a su alfa; incluso lo murmuró con una sonrisa boba.

Pero todo lo lindo se acaba cuando se regresa a la realidad. Dándose cuenta de su ridiculez, se golpeó las mejillas sin importar el ardor.

—¡Ya deja de pensar en eso joder!—apretó su estómago, pues se suponía ahí estaba su bestia o eso pensaba.

Resopló sus cabellos y sólo en ese momento se le vino una gran idea; se suponía Jungkook sufría cuando lo tocaba, pero eso parecía ahora no un problema ya que no hacía acto de dolor como antes; eso podría ser una desventaja para él, sin embargo, lo analizó muy bien llegando a una sola conclusión…
Jungkook sufriría si él no siente su olor.

—pero qué genio soy—sonrió saliendo de la cama. Era tan pequeño que cuando dio el saltito no pudieron entrar sus pies en las pantuflas de conejo—me lleva—bufó inflando sus mejillas.

Casi corrió a la puerta, pero cuando paso a las de la ventana de vidrio donde se miraba su reflejo, casi se desmaya.

Tenía el pelo rosa, y se había olvidado qué había usado un tinte real. Casi se golpea y se tira de la ventana, pero eso era lo de menos. Tal ves sería un punto a su favor en hacer sufrir a su tonto jefe.

De puntitas paso enfrente de la recámara del Alfa; como odiaba qué los Jeon lo hicieran sufrir tanto. Olvidando su molestia, prosiguió caminando por los pasillos grandes donde habían fotos de la familia, grandes ventanas que incluso el parecía un enano frente a ellas; siguió y busco un lugar donde meterse, abrió puertas encontró inclusive una enorme biblioteca la cual estaba pensado en tenerla de escondite en un cercano futuro.

Caminó hasta llegar al balcón que conectaba con la naturaleza. —¡Wow!—abrió sus pequeños brazos sintiendo la calidades y frío de la mañana en su rostro. Se miraba tan precioso que incluso quiso saltar y dar una vuelta.

Giró su rostro cuando escuchó ruido en la puerta, pero no había nadie a si qué se encogió de hombros. Por supuesto que haría lo que había pensado, a si que con mucho cuidado empezó a bajar el balcón.

Jungkook movió su nariz arrugando su entrecejo en su cuarto sueño cuando sintió el olor del Omega demasiado leve. Jimin desprendía un olor muy fuerte, tanto que lo mareaba. pero eso le encantaba aún que nunca lo diría en voz alta.

—¡Omega!—se elevó rápido de su cama con su pecho doliéndole, el olor de Jimin ya no estaba, solo parecía una leve picazón en su nariz.

Jimin cayó al suelo, cuando sintió la libertad no dudo en correr hacía él bosque, pensaba qué ahí encontraría la libertad en su encierro. Corrió sin importar que la mansión quedara atrás, o incluso ese espantoso alfa.

Las criadas se movieron asustadas cuando su jefe se levantó soltando un enorme gruñido. Momo estaba tranquila en la puerta principal, ella mantenía su postura con los ojos cerrados; pues estaba segura que Jimin regresaría pronto a casa.

MI OMEGA (omega verse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora