seis

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Jimin bufo sus cabellos rosados mirando la hora en su enorme cuarto. Estaba arto de estar en la casa Jeon, quería salir, tomar aire; pero le daba miedo si quiera pisar el pasto del patio por él enorme lobo que había visto.

—¿Qué se supone que debería de hacer con ese idiota en la misma casa?—masculló apartando las sábanas de su cuerpo—¿y si le hago la mañana un asco?.

Salió de su cuarto más que listo para tener un día relajado como siempre; su vestimenta era un simple bóxer rosa con su suéter cremado que le cubría apenas lo que tenía puesto debajo. Momo seguía mirando la seguridad de la casa, la beta parecía sombra moviéndose en cada paso que daban tanto el alfa como el Omega.

Jungkook golpeaba él saco de boxeo en su cuarto de ejercicios. Su rostro sudaba y su cabello oscuro se pegaba a su frente; su camisa cubría su pecho sudoroso, todo en el parecía de telenovela en una escena sexual.

Cansado se sentó en la silla que habían con un botella de energizante. No tenía ni la más mínima idea que iba hacer ese día. Park Estaba en su mente aún que no lo quisiera aceptar, el blondo seguía fastidiando lo. Ese Omega parecía no cansarse de molestarlo; era desordenado, y cuando el usaba su voz de mando lo evadía y ni siquiera le miraba.

—esto tiene que terminar rápido—musitó levantándose.

Los alfas que miraban al Omega poner una manta en el suelo se miraron entre sí adivinando sus expresiones. Jimin sonrió moviendo la manta que había puesto en el piso frente al televisor en la enorme sala. Sus brazos se estiraron dejando ver su ropa interior con su torso suave. Los hombres intentaba no mirar al Omega pero era difícil no poder perderse en las caderas bien formadas del menor.

Momo suspiró mirando a sus hombres los cuales apenados apartaron sus miradas fingiendo demencia. La beta miró frustrada a su menor moverse en el piso con su cuerpo relajado.

Jimin movía sus dedos sobre sus piernas suaves, su piel brillante sin ninguna imperfección, demostraba lo hermoso que era como Omega. Sus ojitos se cerraban sintiendo el aire en sus pulmones, sus huesos se estiraban probando el ejercicio del yoga.

Jungkook frunció sus cejas mirando a su alrededor por el olor a feromonas entrando a su cuarto; sus venas en su cuello se mostraron con su mandíbula apretada. Las feromonas no eran de su Omega, más bien parecían de alfas en celo.

Jimin abrió sus piernas haciendo un esplit, su cadera se movía con su pecho tocando el piso helado; su suéter parecía salirse de su cuerpo; pues la tela suave de ceda rozaba su espalda al doblarse.

Jungkook entró a la sala con sus ojos mirando a los hombres en el segundo piso tosiendo incómodos; los del pasillo apartaban sus miradas nerviosas. Momo tosió fuerte tomando la atención de Jeon.

—¡Señor!—dijo ella mirando a Jimin insinuante. Jungkook miró al Omega estirarse como si su cuerpo no tuviese huesos.

Jimin respiró hondo con sus ojitos cerrados, sus manitas tomaron su tobillo derecho y su pierna izquierda se estiro; su trasero se estiro con sus tobillos en sus hombros; una pose rara pero muy  indecente. Park soltó un gemido suave al tronarse el cuello, su boquita soltaba el aire suspirando con normalidad.

—¡Jimin!—el Omega abrió sus ojos tomando asiento en el piso sin mirar al alfa—¿Qué estas haciendo?.

El menor miró a los guardias moverse inquietos. Momo intento ser obvia con su mirada pero el menor la ignoró sacándole un suspiro triste. Jungkook seguía en la entrada de la sala mirándole molesto. Park bufó girándose con una mueca confusa.

—¿Yoga? —respondió aburrido levantándose con la tolla.

Él alfa caminó hasta el menor mirándole Impasible —¿Era yoga o baile de prostituta?—Jimin elevó una ceja sonriendo molesto.

MI OMEGA (omega verse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora