Séptimo Acto

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—Es increíble ¿No lo cree? —preguntó el viajero en el tiempo en un susurro —. No puede decirle esto a nadie, señor, necesito que me ayude con eso para no alterar aún más la línea del tiempo. Mi familia lleva trabajando años en este artefacto, pero es muy peligroso. Nosotros, todos somos materia, partículas y átomos en conjunto para formarnos de una forma increíble, todos los átomos y partículas son energía la cual puede ser manipulada a tal nivel de superar la velocidad de la luz, y al romper esa barrera, es que el viaje en el tiempo es posible. Pero es algo demasiado peligroso, el tiempo en el que estamos es solo una delgada línea entre tantas que existen, eso en el futuro se le conocerá como multiverso, sin embargo con los viajes en el tiempo, esta línea puede romperse y causar consecuencias muy graves, si algo en la historia se modifica, todo lo que se conoce en nuestro futuro podría desaparecer por completo y colapsar.

La incredulidad no cabía en la mirada de aquel hombre. No comprendía del todo el cómo funcionaban esas cosas, tenía conocimientos nulos conocimientos sobre ciencia, pero parecía algo tan magnífico y realista la vez, que la sabiduría le decía que en un futuro aquello sí podría ser una realidad; aunque ésta tuviera que ser ocultada por el peligro inminente que significaba.

—Es... es magnífico. ¿Esto cuándo será posible?

—En el próximo siglo, por los años 1920.

—¿1920? Falta mucho para eso.

—Es el tiempo exacto en el que debe de suceder. Pero por favor, le suplico que tenga piedad de la señorita Georgina y de mi. No mencione nada al respecto, es muy peligroso y esta información se hace pública en esta época. Las consecuencias podrían ser demasiado trágicas para las dos y temo por el riesgo de que ella se viera implicada —agregó eso último con una notoria preocupación en la voz. Sus cuerdas vocales temblaban. Era un hombre seguro pero al hablar de lo peligroso que podía ser para ella, se asustaba; le aterraba el que gracias a eso lo que ella conoce actualmente, toda su vida, su carrera, todas las cosas que había logrado siento una joven tan brillante, se desvaneciera o se perdiera por un capricho suyo, y era por eso que debía de pedirle a ese viejo que no dijese nada.

—¿Qué es ella de ti? —preguntó el adulto con curiosidad, levantándose de su asiento y caminando por alrededor de toda la sala —. No me mal entiendas, muchacho; prometo guardar el secreto. Pero, me interesa saber la relación que tienes con ella, por la manera en la que buscas cuidarla y tu expresión al hablar de Georgina parece ser que es alguien especial.

Otto bajó la mirada por unos segundos y sonrió asintiendo. Pero claro que ella era alguien especial para él. Era el amor de todas sus vidas, la representación de quien en cada versión que tenían se convertía en su mejor amiga, y era alguien que a pesar de todo, siempre iba a volver a buscar a través del océano infinito del tiempo.

—¿Ha escuchado hablar sobre las almas gemelas? Aquellas almas que en cuerpo están destinadas a encontrarse al menor por una vez en la vida de cualquiera de sus vidas, ya sean presentes, pasadas o futuras; pero aquellas que con una promesa de volverse a encontrar, se vuelven almas gemelas eternas y están destinadas a encontrarse en las cuatro vidas que tiene el alma... —respondió por lo bajo —. Ella, ella es mi alma gemela en todas mis vidas, en la primera me enamoré de ella y ambos prometimos buscarnos en todas nuestras vidas, sin embargo, en la vida en la que estoy actualmente, que es mi tercera vida, perdí a la Georgina de los años veinte. Y en la época de Georgina no alcanzamos a conocernos, porque fallecí en nuestra última vida.

Al hombre de ojos ámbar le dolía hablar de eso. La voz se le terminó cortando y ahogando un poco al finalizar de explicarle eso. El propietario del lugar en el que estaban asintió en comprensión, había escuchado todo con atención y si había oído hablar un poco sobre las míticas almas gemelas, pero era increíble lo que le decía. Estaba fascinado, pero a la vez decepcionado, pues al ver a Otto lo había considerado como algún posible pretendiente para su hija, pero al saberlo todo ahora, tendría que seguir buscando esposo para su niña.

—¿Y entonces qué hacen aquí? ¿Qué los trajo a terminar varados en ésta época? —agregó el mayor después de unos segundos de silencio.

—Al perder a Isabelle caí en la desesperación, dejó su tercera vida de una manera injusta, arrebatada de mis brazos y sin posibilidades de revivirla. Hablé con cientos de sanadores y clarividentes que me confirmaron la existencia de las almas gemelas, me hipnotizaron para poder conocer mis vidas pasadas y futuras, y al vernos a los dos en cada una de ellas y saber lo que iba a suceder, fue que tomé la estúpida pero a la vez sabía decisión de robar la máquina del tiempo para encontrar a la Georgina del futuro y mostrarle lo que fuimos en cada una de nuestras vidas. Y dentro de esta casa y de esta época, tenemos una de ellas.

—¿Cómo quiénes? ¿Quiénes son ustedes en esta vida? —cuestionó, mirándolo fijamente a los ojos.

No había ninguna pizca de mentira en su mirada. Otro era de los hombres más sinceros que había y nunca ocultaría nada, a menos que fuese para proteger a su alma gemela.

—Ella es su hija, la joven Leonor y su futuro marido, el cual no puedo mencionarle el nombre. Temo adelantar las cosas y todo sucederá a su tiempo. En esta versión que me ve no puedo estar con su hija, pero dentro de poco mi versión de esta época sí lo estará. Se lo prometo.

Una sonrisa imposible de ocultar se posó sobre los labios del propietario al escucharlo. Iba a intentar tener fé en sus palabras y en qué pronto su pequeña encontraría a alguien con quien iba a ser feliz por el resto de su vida y si a él le gustaba esa versión que estaba viendo del alma del viajero en el tiempo, esperaba que fuese igual con su versión de esta época.

—Pero... hay algo que todavía no termino de comprender, hijo. ¿Por qué vinieron a esta época? ¿Cuál es su propósito? —aquella duda no se lograba despejar de la mente del hombre. Desde que Otto había comenzado con su explicación no dejaba de buscar una respuesta a esa incógnita.

—Hemos estado viajando en el tiempo, pasando por distintos lugares y épocas. Esta es nuestra segunda parada y lo hago porque quiero demostrarle a la señorita Georgina lo que somos y fuimos en casa una de nuestras vidas juntos...

—¿Pero eso no es peligroso? ¿Y qué sucede si se encuentra una misma alma en dos cuerpos diferentes...?

—No ocurre nada grave, sólo se identifican, sienten una gran conexión entre sí. Lo malo sería que una misma persona se reencontrara con su yo del pasado o el futuro, si ambos se ven, el universo, el espacio-tiempo podrían colapsar.

Ladrones del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora