Capitulo Tres.- Embobada.

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Mi reloj marca que son las seis de la mañana. Carajo. Normal mente me levanto a las doce del día.

Me quejo en voz baja y voy soltando maldiciones mientras me levanto, me pongo tenis y bajo por un baso de jugo.

Todas las noches sueño con mama.

Siento que siempre hubo algo que no me dijeron. Siento que papa sabe la razón por la cual mama se fue, pero siempre que le pregunto evade el tema.

Abrí la nevera y tome el jugo. Saco un vaso y me sirvo.

Esto ya es una costumbre.

Vuelvo a guardar en jugo, me bebo el contenido del baso, lo dejo en el lavabo y voy a mi cuarto.
Ya no podré dormir. Eso esta seguro.

Me propongo a ducharme, me meto al baño y me despojo de mi ropa.
Bien quizás deba hacer algo para que no me este levantando a las seis de la mañana. Como quisiera levantarme a las doce.

Quizás solo deba hablar de esto con papa. Quizás solo deba aclarar mis dudas. Mis ojos se cristalizan.
Carajo. Como la extraño, quisiera que ella estuviera aquí y que me dijera que se me ve bien, y que me aconsejara sobre los chicos, que me dijera que me alejara de los chicos problemáticos. Que vayamos de compras y quizás a coquetear con alguien por ahí.

Nada es igual sin ella.

Hace once años que se fue y aun no logro superar el que se aya ido.

Meneo la cabeza intentando despojarme de mis pensamientos.
Cuando por fin lo logro enjuago mi cuerpo enjabonado y lavo mi cabello.

Una vez que termino enrollo una toalla en mi cuerpo y salgo de la ducha. Voy a mi cuarto y abro mi armario. Quizás tenga mucha ropa. Pero lo material no te arregla la vida.

Agarro unos jeans cortos, una blusa de tirantes morada y mis converse.

Una vez me dijeron que por que no me vestía mas femenina, en realidad si lo hacía, solo que no mucho.

Miro la hora y son las nueve.
Salgo de mi cuarto y miro a mi padre en el sofá con las manos en su cabeza.

—¿Te Pasa algo?—Pregunto

—No.—Responde

Debo admitir que mi relación con mi papa jamás a sido muy comunicativa. Siempre era un "hola" en la mañana y un "buenas noches" en la noche. El cambio mucho después de que mama nos abandono.

—Papa, sabes que me puedes contar lo que sea.—Digo mientras me acerco a el y le acaricio la espalda.

—¿Vas a salir?—Pregunta cambiando el tema.

—Eh...si, pensaba ir a caminar ala plaza.—Digo.

—Toma.—Estira la mano y me da una tarjeta de crédito.—Para que gastes.

—Papa, no la necesito ya tengo suficiente dinero, me has dado mi mesada el viernes. Y apenas estamos a domingo.—Le digo

—Tómala por favor. Hay un dinero extra que quiero que agarres para que te compres un carro.—Suspiro.—Ya es hora de que tengas uno.

—Te eh dicho que me gusta ir en taxi con Jade.

—Mira el lado bueno, ahora podrás ir por ella.—Dicho eso se levanta del sofá y se mete a su recamara.

Quien carajos lo entiende, cuando yo quería un carro el me decía que no, por que era peligroso y ahora que no ocupo, a fuerzas quiere que compre uno.

Salí de casa y me dirijo a la casa de Jade. Espero que este, llegar de improviso a su casa no es lo mejor que uno puede hacer ya que siempre anda en la calle.

Llego a su casa y toco el timbre.
Una señora alta de cabellera pelirroja me habré.

—Disculpe, ¿se encuentra Jade?—Pregunto.

—Claro. Esta en su habitación, espérame a que le hable.—Se iba a adentrar a su casa cuando vuelve a salir.—Disculpa quería. ¿Cual es tu nombre?—Pregunta sonriente.

—Zoe.—Sonrío de igual manera que ella.

Pasaron unos cinco minutos y Jade por fin sale de su casa.

—¿Que haces aquí?—Pregunta mientras me da un abrazo.

—¡Hola! Si, ¿como estas? Yo muy bien, me alegro de verte.—Le digo con sarcasmo.

—Exagerada.—Dice riéndose.

—¿Me acompañas a comprar un carro?—Le digo sin rodeos.

Ella solo abre mucho los ojos.

—¿Tu padre por fin te soltó plata para un carro?—Dijo burlona.

—Tu sabes que mi padre tiene el dinero suficiente para dejar de trabajar y vivir feliz.—Sonrío.—pero no es algo que me importe.

—¡Si Lose! Bueno, vamos.

—La verdad es que, yo no se nada de carros.—Hago una mueca.

—Yo tampoco.

—¿Entonces?—Preguntó.

—Vamos, ahí deben de saber decirnos todo eso.—Dice mientras toma mi brazo y nos ponemos a caminar.

Yo no conozco mucho aquí. Jamás llego a conocer muy bien los lugares donde vivo, ya que papa esta obsesionado con las mudanzas. Es absurdo el estarse mudando cada rato, solo es perdida de tiempo y dinero.

—Ya llegamos.—Escuche la voz de Jade.

Miro la empresa, es demasiado grande, sus paredes son solo cristal y esta repleto de carros. Lindos carros.

Nos adentramos a la empresa y en seguida se nos acerca un joven alto de mínimo veintisiete años, cabellera rubia y unos ojos preciosos color azul.

—¿En qué les puedo ayudar?—Pregunta con una sonrisa en su rostro.

Oauh. Es lo único que pude decir. Es tan Jodidamente guapo.

Zoe concentraré por favor. Ahora mismo tienes que contestar. ¡Contestaaaa!

—Ohhh... Este...Necesitamos un carro.—Tonta tonta tonta.

Creo que si vamos a una jodida agencia de carros es más lógico que ocupamos un maldito coche.
En estoy momentos lo mas seguro es que este mas roja que un tomate

No Me Dejes. ||Fanfic-Justin Bieber|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora