Capítulo IV -Sucesos

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Sucesos

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Sucesos

Me despierto al sentir la luz del sol en mi rostro, miro el espacio en donde me encuentro, siendo invadida por un repentino mareo, ¿Cómo rayos llegué a mi habitación? Siento la presencia de alguien y dirijo mi vista hacia la puerta, mi padre se encuentra recostado de esta con las manos en los bolsillos.

—¿Te preguntas como llegaste aquí? Deberías hacerme esa pregunta a mí— se responde a sí mismo—ya que te encontré de madrugada tirada al pie de las escaleras como toda una vagabunda.

Me recuesto en la cama tapándome de pies a cabeza.

—Levántate de ahí, ya es más medio día y necesito que hagas algo por mí.

—Papá ¿Acaso no ves que prácticamente estoy en los brazos de Morfeo? —me remuevo en la cama hasta estar totalmente tapada.

—No son asuntos míos. Necesito que vayas a la casa de los Davis —me destapo enseguida —están de vuelta en el pueblo y me gustaría tener una reunión con ellos, por los viejos tiempos.

Genial. Lo que me faltaba, tener que verle la cara a Jayden después del numerito mío y de mis amigos anoche. Brillante idea Alonso.

—¿Bahir no puede ir? Es tu compañero de negocios.

—El negocio es de toda la familia, incluyéndote, pronto formaras parte de la nómina de la empresa, y no, Bahir está ocupado resolviendo otros asuntos fuera de la cuidad.

—¿No puedes ir tú? — vuelvo a recostarme en la cama, pensando el porque tomé tanto alcohol anoche.

—No.

—¿Por qué no? Al fin y al cabo eres quien tendrá la reunión con ellos —vuelvo a taparme de pies a cabeza.

—Si no te levantas a prepararte en cinco minutos subiré a echarte agua fría hasta que te de hipotermia o te conviertas en sirena, tú decides.

Sonrío por su comentario acerca de las sirenas, sabe que siempre me han gustado.

—Papá ¿En serio tengo que ir? —trato de poner mi mejor cara de pena pero no consigo ningún resultado.

—Los guardaespaldas te estarán esperando abajo —sale de la habitación cerrando la puerta y yo quiero volver a mi perfecto sueño.

Me preparo, decido ponerme algo casual, opto por pantalones jeans ajustados, una camisa holgada color crema y unos tenis blancos, me ato el pelo en una coleta alta. Antes de salir tomo unas gafas de sol negras para disimular la resaca que tengo.

Los de seguridad abren la puerta y me adentro en el auto, empiezo a conducir en dirección a la residencia Davis; siguen viviendo en el mismo lugar por ende ya me la ubicación. Me acompaña un coche, en el que vienen los dos guardaespaldas de la noche anterior, sin embargo noto que hay otro auto que nos está siguiendo desde hace varias cuadras, pienso que quizás sea cosa mía y no nos estén siguiendo. Intento no prestarle atención.

Sombras del Pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora