El día en el que la madre de Rhaenyra falleció, la canícula era insoportable, casi parecía un presagio del infierno al que nos enfrentaríamos. Yo me encontraba junto a ella en el torneo de las flores. Parecía un día normal, aparte de la brutalidad y violencia que presenciábamos entre los caballeros. Sin embargo, lo que diferenciaba este día de otros era que la Reina había empezado su trabajo de parto, y como era usual para la realeza, un sinfín de parteras se hallaban a su disposición para darle la bienvenida al heredero tan esperado. Nadie, ni su padre, ni yo, ni la corte esperábamos el desenlace de lo que representaría la ascensión y el cruel destino que mi reina Rhaenyra tendría que enfrentar.
***
Cuando nací, mis padres me llamaron Alicent Hightower, les parecía que era un buen augurio al representar este nombre "bondad y determinación", ahora que lo veo en retrospectiva parece una broma de mal gusto sabiendo que mi vida estaría llena de sacrificio y oscuridad. Solo en mi infancia y adolescencia pude sentirme plena, esto en parte a la presencia de Rhaenyra, que siempre representó para mí una luz en medio de la oscuridad. Al escribir estas palabras mi corazón se encoge y me embarga la tristeza al saber que años después ella terminaría odiándome. Quisiera contar un poco de nuestra historia, y espero que si algún día ella llegase a encontrar estas palabras, pudiese entender y perdonarme por todo lo que sucedió.
Recuerdo la primera vez que la conocí, era una chica albina que llevaba un vestido azul increíblemente suntuoso, qué esperaba yo, después de todo, era la princesa del reino. A pesar de ser tan pálida, recuerdo que siempre me impactó cómo podía sentir el fuego en sus ojos y cómo su personalidad era tan ocurrente y divertida. Incluso así su piel y su vestimenta fueran sobrias, todo en ella era luminosidad y fuego. Su hermoso cabello dorado adornaba y hacía juego con su personalidad solar.
En un principio, recuerdo esforzarme mucho para gustarle y caerle en gracia, tenía que ser de esta forma, después de todo mi padre, Otto Hightower, Mano del Rey, tenía sus propios intereses. Claramente, yo como su hija tenía que seguirlos al pie de la letra. Quizás esta obligación hubiese sido molesta para cualquier otra persona, pero secretamente, para mí estaba bien puesto que siempre admiré y quise mucho a Rhaenyra. No recuerdo específicamente cuándo mis sentimientos empezaron a cambiar por ella, pero lo que es cierto es que el simple hecho de estar bajo su presencia creaba fuego en mi corazón.
Con el tiempo nos volvimos las mejores amigas, nos contábamos todo y era usual asistir a las clases de costura y de historia juntas. En ocasiones, nos encontrábamos bajo el sauce de uno de los jardines del castillo para leer. Pienso que a Rhaenyra le aburría un poco concentrarse en el pasado, por lo que en ese tiempo, muchas veces ella prefería hablarme de sus sueños e ideales. Siempre la escuchaba, no podía ser de otra manera, el brillo de sus ojos me cautivaba. En ocasiones, hablábamos de caballeros, de aquellos con quienes probablemente nos esposarían, pero ella nunca mostró mucho interés en esto. No creo que Rhaenyra quisiera casarse, su deseo de libertad era más grande, y más allá de esto, ella escondía un secreto; con los años, solo ella y yo conoceríamos este secreto.
En una de las incontables tardes en las que compartimos bajo el sauce del castillo, Rhaenyra parecía particularmente inquieta, al parecer había escuchado de su padre el Rey Viserys I que había gran incertidumbre con respecto a quién heredaría la corona, puesto que hasta la fecha la princesa no contaba con ningún hermano hombre. Quizás su tío Daemon terminaría en el trono de hierro, sin embargo, su arbitrariedad lo presidía e imaginarse este escenario parecía tan preocupante como dejarle el reino a un animal violento. Escuché con atención su discurso:
-Alicent, ¿qué vamos a hacer si mi padre muere? Ojalá mi madre pueda dar a luz a un hijo. De esta manera, la preocupación del reino cesaría en gran medida.
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Canción de oro y plata
FanfictionLa historia inédita del amor entre Rhaenyra y Alicent.