Carlos hacía rato que había subido de la fiesta. Estaba cansado de que Valeria lo provocara y después lo ignorara. Se estaba quitando la camisa y desabrochado el pantalón y estaba sentado con el mando de televisión en la mano, viendo las imágenes que la pequeña pantalla proyectaba. Sin enterarse de nada, claro, porque el idioma francés no lo dominaba muy bien.
Estaba deseando que su novia entrara por esa puerta. Tendrían que dormir juntos en la misma cama, y ella no tendría escapatoria. Quería que le rogara y le suplicara. Hacía horas que este tira y afloja dejó de ser un juego para convertirse en una especie de guerra entre ellos. Y ni mucho menos era así como él había planeado este fin de semana. Estaba entre amigos. Con gente que los conocía a ambos y ya se había cansado de esconderse por culpa de un puto celoso italiano.
Se peinó el cabello con sus dedos y puso sus manos en el colchón. Odiaba tanto estar enfadado con su novia. En vez de estar cada uno por su lado, lo que tenían que estar haciendo ahora mismo es follando en esta cama en la que él aún la esperaba.
Sus deseos se vieron recompensados minutos después. La puerta de la habitación se abrió y él giró su cabeza para ver como Valeria entraba cerrando tras de sí. La rubia le dio una ardiente mirada y tragó saliva nerviosa. La imagen que tenía delante de ella era la de todo un dios griego. Con el torso al aire, la fina capa de vello que se perdía en esos pantalones medio desabrochados y todo su pelo revuelto. A Valeria le faltaba un suspiro para caer rendida a sus pies.
- ¿Ya terminó la fiesta? -le preguntó Carlos mojando sus labios con la punta de su lengua. Aquí empezaba de nuevo la provocación sobre ella.
- Han sacado chocolate con churros -le dijo Valeria apoyándose en la cómoda de la habitación para quitarse los zapatos.
- ¿Y no te has quedado? con lo que a ti te gusta los churritos calientes -Carlos empezó ese juego de seducción que tenían entre ellos. Le dio una burlona sonrisa y Valeria agitó su cabeza intentando reprimir una carcajada, pues sus palabras habían tenido su gracia.
- Estoy cansada -le respondió ella intentando no caer en sus provocaciones. Y también intentando no mirarlo, pues sabía que si lo hacía, sería cuestión de tiempo que cayera rendida a sus pies.
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55LOVE (Runner 1)
Lãng mạnA Carlos Sainz , su equipo le da un ultimátum. Tiene que cambiar su actitud o el año que viene lo echan de la escudería. Arrogante, engreído y prepotente, nunca está dispuesto a admitir que la culpa es suya. Pero toda esa fachada de tipo duro, se ca...