A Carlos Sainz , su equipo le da un ultimátum. Tiene que cambiar su actitud o el año que viene lo echan de la escudería. Arrogante, engreído y prepotente, nunca está dispuesto a admitir que la culpa es suya. Pero toda esa fachada de tipo duro, se ca...
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He cogido una botella de champán de la mesa del catering. Pero de las caras. Aún siguen celebrando en el garaje. Ya hace rato que deberíamos habernos ido a cenar o al hotel, y parece que de aquí no quiere moverse nadie. Aunque sean casi las diez de la noche.
Darcy me ha explicado que es tradición celebrar en el garaje el primer podium de la temporada. Y se ve que había ganas de fiesta.
Camino siguiendo las líneas del circuito. Un pie delante de otro mientras le doy un buen trago a la botella. Sabe deliciosa. Es lo que tiene casi 500 euros de refrescantes burbujas. Miro hacia arriba y a la luna le queda casi un 50 % para estar completamente llena. Y los locos saldrán a la calle, como dice mi madre. Mis pasos me llevan hacia la tercera curva. Hay una zona de neumáticos junto un pequeño muro de hormigón. El cual, sería un buen sitio para poner el culo.
Mi móvil suena en ese momento. Lo saco del bolsillo de mi sudadera y veo que es mi hermana. Con una sonrisa descuelgo.
- Hola, Di, ¿qué tal por tu retiro?
- Hasta el mismo coño, pero, he avanzado mucho y creo que en un par de meses lo tendré todo listo.
- Tienes un año, Di, te da tiempo.
- Bueno, ya sabes como soy, perfeccionista y una maniática del orden...bueno, no hablemos de mi, ¿vale? ¿qué tal con tu piloto?
Me muerdo los labios resoplando y alzo mi mirada al cielo.
- He vuelto a besarme con Carlos, después de la carrera, Di -mi hermana se queda callada y se empieza a reír la cabrona.
- ¿Cada vez que gane le vas a comer la boca? Fóllatelo. Lo estás pidiendo a gritos, hermana.
- ¡Nooo! Eso no es lo que quiero -le respondo algo indignada. Aunque pensar en esa posibilidad, no me desagrada del todo.
- ¿Entonces que quieres, Val?
Muerdo mi labio inferior y le doy otro trago a la botella. Esa es la pregunta que llevo haciéndome desde que él me besó en Bahrein.
- Quiero estar con él, pero sin ser su rollo del campeonato.
- Pues díselo, cariño. Es una tontería que te estés colgando de un tío, que te quiera, para lo que te quiere.
- Valeria.
Aprieto mis labios porque esa voz me remueve todo el cuerpo. Porque hace que todas mis terminaciones nerviosas estén alertas por él. Porque el deseo empieza a instalarse en mi vientre y hace que no pueda pensar con claridad. Me giro lentamente para mirarlo y siento el aire aún más caliente a mi alrededor. Ya no lleva el mono de Ferrari. Está recién duchado y su pelo aún está algo mojado. La atracción que siento por él es innegable. Y me temo que va a ir en aumento. Ahora que de nuevo he sentido sus labios, mi cuerpo reclama por más.
- Tengo que dejarte, Di. Mañana hablamos.
Le cuelgo a mi hermana y vuelvo a guardar el móvil en mi bolsillo. Carlos me mira metiendo las manos en los suyos.
