Universo alterno donde nada es lo que parece...¿Crees en las reencarnaciones?
-Ken-Chin... Yo ya estoy vacío...- Siempre despertaba con ese extraño sueño en el que perdía algo o alguien seria más fácil de decir.
Desde que tuvo un poco de conciencia...
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Desde que llegó a este mundo estuvo consciente de esto, "Esta no es mi vida", o al menos así se sentía, al pasar de los años entendió el porqué, cada vez los recuerdos eran más lúcidos, así poco a poco hasta llegar al punto que podría pensar que se estaba volviendo loco, esa noche en una salida de amigos, todo lo golpeó enormemente, todo volvió, inclusive casi se desmaya, si bien había estado consciente de todo ahora más que nunca sabía que pasaba, se dedicó mucho tiempo a buscar sobre el tema de las reencarnaciones y ese tipo de cosas, encontrando información importante y otra completamente inútiles, entonces pensó tal vez, solo era el caso para él, pues a pesar de haberse criado con Ken mucho tiempo este parecía no tener ningún recuerdo del mismo. Le parecía increíble como el mundo daba de vueltas, poco a poco fue encontrando a cada uno de sus amigos a su alrededor, pero le faltaba alguien, alguien que en ese momento estaba tan, pero tan lejos de él, tan lejos que podría morir. En un pasado jamás se detuvo a notar ese hecho tan importante, sin embargo, ahora se consideraba un completo estúpido por dejar que se marchará de él, es así como comenzó una montada militar para llegar al chico. No se daría por vencido tan fácilmente... Él quería estar con Hakkai y estaba dispuesto a ir por él, hasta el otro lado del mundo. Literalmente.
En este mundo la vida parecía sonreír, a la edad de diecisiete años descubrió algo increíble de su propia anatomía. Como siempre a pesar de que Draken no tenía ninguna memoria, confiaba ciegamente en el, revelando su capacidad para coincidir, dejando al otro con la presión en el suelo, casi al punto del desmayo. Sabían de los rumores y también eran temas de debate ante todos, no quería ser un espectáculo así que lo hizo prometer por el tatuaje que compartían que nunca mencionará una palabra de esto a nadie.
Parecía que su sueño cada vez estaba más lejos, había encontrado a Pah y Peyan cuando tenían menos de trece años, a los gemelos los vio en una revista como los principales herederos de una cadena de restaurantes, a la mayoría, pero no se le escapa a que cursaba los veintidós y no tenía razón de Mikey. Si estuviera pequeñito de estatura no podía pasar por bajo del radar, no alguien como el sin duda.
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La fortuna parecía sonreírle, pues después de tanto trabajo había sido reconocido, contando con todo el apoyo de su familia había triunfado en su sueño, en este y en todas las vidas, amaba crear nuevas cosas llenas de arte y decir "Esta es mi creación, este soy yo", en cada una de las grandes exposiciones de moda que tenía. Su suerte no podía ser mejor, llamó la atención de nada más y nada menos que la gran empresa de modelaje líder en Italia, los Shiba lo miraron. Principalmente Taiju quería una gala para formar una corporación en las pasarelas, "Mente de tiburón, nunca cambia"... Acepto casi de inmediato, más sin embargo solo puso una condición, por supuesto que colaborara con ellos, pero prefería buscar una nueva inspiración.
