Ken, desde que nació ha sido consciente de algo, "Me falta algo", o alguien para ser más exactos. Cuando nació un diez de mayo en una familia adinerada, con un padre y una madre que lo amaban se sintió tan fuera de lugar, le parecía extraño tener ese tipo de relación con alguien, pero agradecía eternamente que su madre no lo dejara solo en las noches de invierno. Era doloroso, muy doloroso, desde niño una pesadilla lo atormentaba, era confusa y dolorosa, el dolor en el dorso se sentía tan real y la falta de aire lo hacía gritar, lloraba al despertar y su madre lo abrazaba, cada noche de invierno era dolorosa para él y para la mujer que jamás lo abandonaba. Después de un tiempo su padre habló con él pidiéndole que a la edad de siete años aceptará ayuda psicológica, este se negó rotundamente, sin embargo, fue su primo y mejor amigo Takashi quien terminó por convencerlo.
Hablando con la mujer aquella primera cita descubrió que no era el primer chico que vivía eso, pero también lo hizo sentir extraño, el soltar los malos recuerdos o si se le podían llamar así era necesario, sin embargo, cuando llegó el momento de hablar de ese ser ausente que merma su conciencia cada día con su poca presencia fue diferente, había perdido algo sin ni siquiera tenerlo. Pasaron los años y ser el hijo de uno de los hombres más ricos de todo Japón fue ventajoso, a la edad de dieciséis años ya tenía más que cualquier adolescente. Pero el vacío seguía.
—Vamos Ken, deja de perder el tiempo... — Expulsó el humo el chico de cabello rubio y cicatriz enfrente de el— Medio club te está comiendo con la mirada y tu ni te despistas.
—Déjalo Pah... — A su lado anunció el de cabellos lilas tomando un poco de su trago.
A pesar de ser jóvenes todos ellos son provenientes de familias adineradas, la fortuna les sonrió en ese aspecto, a pesar de su fama de fiesteros y despilfarradores de dinero, eran buenos estudiantes, Takashi era tan bueno en cosas publicitarias y diseños novedosos para todo el ámbito que sus padres no objetan nada a sus salidas a media noche, su hijo era el estudiante modelo, Haruki pues, era Haruki, Pah no muy brillante pero sí podría una mentalidad de tiburón que sin duda lo ha catapultar muy alto en un futuro, además de que tenía a Ryohei, y estaba seguro que Peyan lo ayudaría con todo eso, después de todo ambos hermanos compartían la misma neurona.
Por su parte también había muchos puntos fuertes, sus capacidades no se quedaban atrás, con el pasar de los años decidió enterrar a ese ser que lo atormentaba, una vez más se perdía en sus pensamientos, entre más avanzaba el tiempo más lúcido era el sueño, cada noche al despertar sentía su presencia entre sus brazos, pero cuando abría los ojos ya no estaba. Rubio y de ojos oscuros, pero sin un retazo de su voz, acaso el mundo era tan cruel que lo había vuelto esquizofrénico desde que nació, sería un precio justo, ser rico, pero estar loco, lo normal.
—Draken... — Llamo el peli-lila, desde que tenían doce había comenzó a llamarlo así, pero no le molestaba en lo absoluto, al contrario, se sentía tan familiar que lo asustaba. Los demás se unieron a llamarlo así poco después alegando que se escuchaba de puta madre y le daba un aire rudo.
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AT MIDNIGHT (DRAKEN X MIKEY) (EN CORRECCIÓN)
FanficUniverso alterno donde nada es lo que parece...¿Crees en las reencarnaciones? -Ken-Chin... Yo ya estoy vacío...- Siempre despertaba con ese extraño sueño en el que perdía algo o alguien seria más fácil de decir. Desde que tuvo un poco de conciencia...