𝗩𝗜𝗜𝗜

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CORRÍA MÁS DE LO QUE SUS PIERNAS LE PERMITÍAN, pues aquella cosa parecía no cansarse de seguirlos, estaba cada vez más cerca de ellos, pisando su propia sombra y sentía la cercanía de la muerte acariciando su cuello, con delicadeza, una caricia fr...

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CORRÍA MÁS DE LO QUE SUS PIERNAS LE PERMITÍAN, pues aquella cosa parecía no cansarse de seguirlos, estaba cada vez más cerca de ellos, pisando su propia sombra y sentía la cercanía de la muerte acariciando su cuello, con delicadeza, una caricia fría pero a la vez tan suave, un consuelo dentro de la inmensidad de su propia oscuridad que recorría todas sus venas, olvidando el sentimiento de estar a salvo, estando de pie en un lugar donde incluso los monstruos huyen despavoridos temiendo por una vez en todos los años que habían pasado en las tinieblas. Sin poder escapar, ni huir, siente el frío en su tobillo, jalando hacía las aguas oscuras en las que no quería volver a nadar ni siquiera volver a ver, era un vago pensamiento de horror, eran los tornados que arrasaban con el sol en forma de sus peores recuerdos y sus más profundos miedos que guardaba con llave dentro de una caja en su memoria, suelta un grito agudo de horror por todo lo que le muestra un simple toque, el susurro del infierno que no quería escuchar. La sangre que manchaba sus manos, aquel sonido del cráneo de su padre al golpearse con el vidrio y el golpe que ella misma le dio para acabar con el todo que tenía. La sangre manchando sus zapatos antes pulcros y sus manos temblorosas, ¿qué hubiera sido si nunca lo hubiera conocido, él estaría vivo? Y la culpa se arrastraba por su cerebro como gusanos infectados de debilidad que la corrompía, si tan sólo no lo hubiera conocido, si hubiera seguido las reglas desde un inicio no estaría al borde de la tortura eterna. 

—¡Corre más rápido o ellos te atraparan y no quiero salvar tu trasero!—lo intentó, pero otro tirón la llegaba más allá del brillo de una espada blandida en la oscuridad, sin estar a salvo—¡¿Alguna vez leíste una de esas horribles historias donde se recuperan tan sólo con pensar cosas positivas? Así funciona este lugar de mierda, la soledad también mata y ese es nuestro castigo por simplemente no creer pero a la vez sí hacerlo, ya sabes, idioteces sin remedio de las que no quiero volver a saber sin que quiera golpear algo, quizá alguna vez lo haga y será una de esas malditas cosas tan aterradoras, lo digo en serio, no las mires directo o te cagarás del susto, como yo me estoy cagando en estos momentos al verla sostenerte así!—y lo volvió a intentar una vez más, pero había caído a la tierra, sintiendo el dolor en el tacto del monstruo y los ecos que emitían millones de almas que habían caído por aquella penumbra que los comía vivos, fue entonces cuando recordó, la primera vez que sus manos y vestido se llenaron de lodo, un día de diciembre cuando había caído una tormenta el día anterior y salió con su hermano a jugar, el sabor del sol resonó como una melodía suave sobre su piel mientras sus suaves llamas eran plumas sobre su rostro, recordaba la luz de los ojos de Sueño mientras la miraba en cada platica que habían tenido cuando había un sol, cuando parecía escucharla atentamente sus historias sin importancia pero parecían tenerla a su lado, cuando le habló por primera vez y aquella vez que a pesar del cristal que los separaba estuvieron más juntos que nunca, dos diferentes pero a la vez dos iguales, una conexión que nunca había sentido con nadie y un hechizo que no podía romper y ahí fue cuando supo que no la había matado, la había liberado de la vida que le prepararon incluso antes de nacer. Las memorias la sostuvieron y la guiaron hacía la mano de William, quien la jalaba con fuerza alejándola del frío que transmitían las Sombras. No podía escuchar más que el silencio de su propia mente, en una laguna tranquila de sueños rotos que no podía volver a recuperar, pero en los que quería volver a estar. Como si una luz la iluminara, al cruzar por la puerta dorada con piedras verdosas la esperanza de volver a vivir se adueñó de ella, estando en otro lugar muy lejos de aquel verde paisaje similar al Edén del que contaba su madre cuando asistía a la iglesia un día a la semana, pero el sonido de un golpe seco la hace volver a aquel lugar, junto con el calor extenderse por su mejilla. Puede verlo a él, agitado por el maratón que habían hecho hace unos momentos y sosteniendo sus rodillas, como si no pudieran hacerlo por su cuenta y en cualquier momento pudieran caerse. 

𝗗𝗿𝗲𝗮𝗺𝘀 ▬▬▬▬▬ 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘯𝘥𝘮𝘢𝘯 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora