Estaba aburrido. Sentarse a esperar a que llegara la noche para poder ir a la cabaña era exasperante. Su presencia solo traería contratiempos a Jacob aunque en realidad lo que quería era pasearse por el poblado con la cabeza en alto y el paso muy lento.
Observó cómo el cielo se iba pintando con tonos más oscuros. El lila más claro del horizonte se mezclaba con el azul oscuro que iba reclamando su terreno. El juego en el cielo era absorbente y se perdió en aquel espectáculo de la naturaleza hasta que lo oyó. Algo se movía entre los árboles. Se tensó listo para defenderse.
———
Caminaba más nervioso que nunca. No sabía cómo iba a reaccionar Alec al verle así por primera vez. Olfateó el aire y dio con él a unos metros bosque adentro. Zira no se equivocaba cuando dijo que en el interior del lobo habría más cosas que en su forma humana. Continuó despacio, pensando en cómo sus patas se agarraban a la hierba o pisaban ramas secas. Cuando llegó al sitio donde debía estar Alec aquello estaba vacío.
Comenzó a emitir un gruñido bajo, casi un lamento. Trató de contenerse para no alertar al resto de la manada, lo que menos necesitaba ahora era a todos alrededor. Se sentó, cabizbajo, notando cómo un aullido empezaba a escalar por su garganta. De repente su lomo se encontraba tocando el suelo y en su vientre, sentado a horcajadas, un vampiro. Se removió molesto intentando deshacerse de esa carga hasta que el vampiro le clavó las rodillas en los costados y le encaró.
—Jamás había visto a un lobo llorar —se burló. El animal le miró largamente pero no le atacó, se sorprendió de que Alec le hubiera pillado con la guardia baja—. Eres un animal bastante grande y tienes un pelaje muy bonito.
Enterró los dedos en el pelo de su garganta acariciándolo con suavidad. Zira no había mencionado que su cuerpo de lobo era diez veces más sensible.
—Me gustan tus ojos porque no cambian. —Jacob gruñó un poco para indicarle que se quitara de encima. Alec no había notado nada en él—. ¿A qué velocidad puedes correr como lobo?
El animal movió la enorme cabeza para empujarle, Alec cayó de lado.
—Eres un mal educado.
Jacob se tumbó a su lado con la cabeza reposando en las largas patas. El vampiro le imitó usando sus brazos como almohada y dejando los pies frente a la nariz del lobo.
—¿Estabas de guardia? Pensaba ir a la cabaña en unos minutos pero si estás ocupado puedo pasarme mañana. —Él se apresuró a negar—. ¿Estás libre? —Jacob asintió. Después aulló débilmente para ganar su atención, le señaló con el hocico y cerró los ojos—. ¿Quieres dormir?
El lobo puso los ojos en blanco y Alec se asombró de que pudiera hacerlo. Negó. Le señaló otra vez, luego la dirección de la cabaña y de nuevo a él. Cerró los ojos y fingió roncar.
—¿Qué me quede esta noche? —Jacob asintió y Alec se puso en pie—. Vamos a la cabaña, no te entiendo nada.
Caminaron uno junto al otro despacio y en silencio, alargando el paseo hacia la cabaña de Jacob. Alec esperó en el salón mientras Jacob se daba una ducha. Bajó ataviado con unos pantalones cortos color crema y una camiseta de tirantes para que Alec no se sintiera incómodo. Al verle el vampiro alzó la vista con una media sonrisa.
—¿Qué hacías en el bosque?
—Controlaba los terrenos —improvisó aunque no era del todo falso, a veces lo hacía—. Hace años tuvimos la presencia de una familia de vampiros, los hijos de un médico. Nos dieron unos cuantos problemas.
—¿Mataste vampiros? —preguntó sorprendido.
—No hubo que llegar a tanto. Unas pocas persecuciones a uno de ellos. Tuvo un enfrentamiento con uno de los miembros de la manada. El médico se mudó para evitar una pelea mayor. No hemos vuelto a ver vampiros hasta que has aparecido.
—Y para colmo he traído a la jefa de los vampiros y a la guardiana.
—¿Sigue aquí? ¿Estaba en el bosque con nosotros?
—Ha puesto algo de distancia pero continúa vigilando. Pronto volverá con los suyos, no antes de asegurarse de que todo aquí esté bien.
—¿En qué sentido?
—Quiere ver que estoy a salvo. Confía en ti, pero no en ellos.
—¿Volverás con ella?
—¿Por qué lo haría? Puedo estar en el bosque sin problemas. Oigo a los lobos llegar y puedo ponerme alerta, me miran con arrogancia pero no pueden hacerme nada. También cuento con tu cabaña.
—No quiero que regreses al bosque. —Alec le observó asombrado—. Aquí tienes una casa. Ellos nunca vienen aquí, sin embargo, en el bosque estás a su merced. Tú me acogiste una vez ahora es mi turno.
—No necesito comodidades.
—¿Y qué? No lo hago por eso. Quiero que te quedes aquí.
—Jacob, te lo agradezco de verdad. Pero que un alfa viva en su propia casa con un vampiro puede tomarse como una traición.
—Ellos me traicionaron primero cuando no me aceptaron por ser hijo de una banshee.
—Mi idea no era quedarme, sino llevarte de vuelta a casa. Aunque ya eres un adulto y cuentas con cargas de las que ocuparte. —Jacob le observó con tristeza.
—¿Quieres decir que vuelves a casa?
—Solo tengo una cosa que puede hacerme pasar una existencia agradable. Y no lo tengo en casa, lo tengo aquí. —El chico mostró una sonrisa ancha y brillante.
—¿Te quedas?
—Sí.
Jacob imitó el aullido de un lobo con un tono de júbilo. Alec comenzó a reír al verle tan pletórico. En ocasiones seguía viendo a ese niño pequeño que se emocionaba en extremo por dar una vuelta en bici o por leer un cuento. Echó un vistazo a la cabaña pensando que ahí estarían más cómodos ya que era más amplio.
Jacob comprendió que disponía de todo el tiempo del mundo para conquistar al vampiro. Y si fallaba al menos estaría viviendo en su compañía varios años ya que un metamorfo no envejecía hasta que dejara las transformaciones de lado, y él no pensaba dejarlas.
—Ya conoces la distribución de la casa, eres libre de moverte por donde desees.
—Eres muy amable, Jacob. Gracias. Iré a decírselo a la jefa para que abandone el bosque.
—¿Qué ocurrirá contigo? ¿Habrá inconvenientes por quedarte?
—No, al contrario. Los vampiros lo verán como un tratado de paz. Le contaré todo lo que hemos hablado. Por el momento ve a cenar, volveré en un rato.
El chico se mantuvo inmóvil viendo la espalda del vampiro a través del umbral de la puerta. Un revoltijo de emociones le surcó el estómago al saber que regresaría a casa y que esa vez sería para siempre.
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El Juego De Las Sombras Jacob Black x Alec
FanfictionAlgunos seres están destinados a vivir entre las sombras. Pero en ciertas ocasiones la suerte puede cambiar para aquel que se sentía el más desgraciado del mundo, o puede que solo sea un espejismo pasajero. Aviso: Jacob x Alec. Historia chicoxchic...